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Hay que tener cara

miércoles 24 de febrero de 2016, 06:57h
Hay que tener cara

O mejor dicho, hay que tener más cara que espalda, o más cara que un saco de perras, o más cara que culo, o un morro que se lo pisa, que así de fértil es el refranero español del que ya sabemos que es, a la vez, tan certero, como puñetero, pues todos estos refranes se refieren, por modo hiperbólico, al caradura y desvergonzado, que todo lo avasalla en su provecho, sin que, por lo regular, nadie, si acaso antes al contrario, le pare los pies, tal como se expresa en el Diccionario de Refranes, Dichos y Proverbios, de Luis Junceda.

Pues bien, todos estos refranes vienen al caso de nuestro Presidente, en funciones, del Gobierno de España, Don Mariano Rajoy Brey, quien ni corto ni perezoso, a estas alturas de la película y sin que haya dejado, desde el primer momento, de postularse como el primer actor, a fin de obtener la investidura para formar el nuevo Gobierno de la nueva legislatura derivada de las elecciones del pasado 20 de diciembre de 2.015, aunque le temblaran las piernas en el momento crucial de su designación por el Rey de España, Don Felipe VI, por duplicado ejemplar, es decir, la primera, renunciando a intentar obtener esa investidura, una vez designado por el Monarca español para conseguirla, y la segunda autoexcluyéndose para el intento, pensando que, quizás, en esta segunda ocasión Don Felipe cayera en la trampa y la insensatez de tomar la decisión de que se repitieran, de nuevo, los comicios electorales, a ver si a la segunda, al Sr. Presidente, en funciones, le salía mejor la jugada y conseguía arrasar en las urnas, lo que, visto como está el patio, lo más probable es que aún consiguiera una victoria más pírrica que la conseguida el 20 de diciembre, que, a fuer de ser sinceros, acabó siendo una derrota, al haber perdido 63 escaños (de 186 que tenía) y descender en porcentaje de votos casi a la mitad (28’72%, frente al 44’6% anterior), lo que demuestra que, a veces, la victoria se convierte en la más amarga de las derrotas de un candidato a Presidente del Gobierno. Pues bien, el Monarca español, que de tonto no tiene un pelo, no se dejó llevar por los cantos de sirena que se entonaban en los alrededores del Partido Popular, y, con acierto y como debe ser el cumplimiento de su obligación constitucional, designó candidato para el intento de lograr la investidura al líder del Partido Socialista Obrero Español, Pedro Sánchez, quien, igualmente, en aras de su obligación y alta responsabilidad como líder del segundo partido en escaños y porcentaje en las citadas últimas elecciones, recogió el guante, con sumo gusto, y se puso manos a la obra a fin de conseguir los apoyos necesarios para lograr la investidura y, por ende, el derecho a formar Gobierno y sacar a España de este impasse en que se halla sumida al no aceptar el Sr. Rajoy el mandato que el Rey le ofreció. Lo raro de todo este proceso es que, recién terminado el escrutinio de las urnas, y desde el propio 20 de diciembre de 2.015, el Sr. Rajoy propalaba a los cuatro vientos que, por ser el ganador de la cita electoral, era quien debía intentar formar Gobierno, lo que proponía y defendía como algo que debía ser, sí o sí, porque siempre había formado Gobierno el líder del Partido que había ganado las elecciones, como si esto fuera un principio recogido en la propia Constitución Española, y nada más lejos de la realidad, lo que, además, no casaba, en absoluto, con su indolencia y abulia, una vez obtenido el mandato, para acabar renunciando, alegando que no tenía los apoyos necesarios, lo que chirría por todos sus costados, ya que para llegar a ese consenso respecto a su persona como nuevo Presidente del Gobierno, la única razón alegada, además de haber sido el ganador de las elecciones (que ya hemos visto victoria pírrica y amarga), lanzó un órdago a los pares y a la grande, proponiendo, por sí y ante sí, la gran coalición, PP, PSOE, Ciudadanos, pero sin mover ficha alguna en cuanto a propuestas y pactos, con la sola finalidad de impedir que otra gran coalición, la que él llamaba y llama, de perdedores, PSOE, Podemos y Partidos minoritarios, le mojasen la oreja y lograran llegar a un consenso para formar Gobierno, de cuya propuesta se inducía claramente, que el Presidente, en funciones, se proponía, así mismo, como nuevo Presidente del Gabinete a formar, y lo que parecía más claro que negro, es que pedía un cheque en blanco a los otros dos Partidos (PSOE y Ciudadanos) para seguir gobernando como lo ha venido haciendo en los últimos cuatro años, en base a un rodillo apisonador y aplastante, usando y abusando del Decreto-Ley, y sumiendo a la oposición en la miseria e incuria parlamentarias al impedirle el ejercicio de sus funciones y obligaciones en el arco parlamentario, por lo que el Sr. Rajoy, a la vista está, carece de facultades para el diálogo, el pacto y el consenso con otras fuerzas políticas distintas de las de sus siglas, e incluso, con éstas mismas, pues a la vista está y demostrado queda que, como Presidente del Partido, ha ejercido el mando con prepotencia, arrogancia y despotismo, por muchas reuniones que haya tenido y tenga a bien tener con el Comité  Ejecutivo Nacional de esta formación política, pues en ésta a la orden del día, está el ordeno y mando y el dedazo del Sr. Rajoy.

Por lo demás, y habiendo faltado a su obligación como líder de la fuerza más votada y a su designación como candidato realizada por el Rey de España, una vez que este testigo lo ha cogido Pedro Sánchez, en vez de apartarse y dejar el camino libre y expedito para que aquél haga su labor, el Presidente, en funciones, y sus acólitos, adláteres, corifeos, paniaguados y mamandurrieros, no están haciendo otra cosa que poner palos en las ruedas de las carretas del Sr. Sánchez, para verle descarrilar, a fin de retomar la iniciativa, que como hemos visto, la ha cedido el propio Sr. Rajoy. Pero, ítem más, cómo este hombre, aun con todo lo que está cayendo sobre el Partido que, con mano férrea, gobierna, hasta chuzos de punta, como vulgarmente se dice, con las tramas de corrupción más insidiosa, alarmante, execrable, abominable, detestable, odiosa y repugnante, tiene la cara (dura, por lo demás) de seguir postulándose para repetir como Presidente del Gobierno, como si lo ocurrido en Valencia, Madrid o cualquier otro sitio, que haya salido o esté por salir, no tuviera nada que ver con él, que de ser así, habría que, por este solo hecho de no enterarse de “ná”, quedar eliminado e inhabiliado para ejercer la alta responsabilidad que debe presumirse en un Presidente del Gobierno de España, pero para él, parece que los asuntos de sus ex tesoreros (con Bárcenas a la cabeza, como caballo de Troya, con la destrucción de los discos duros de los ordenadores y agendas), la Gúrtel, la Púnica, la Taula y demás operaciones levantadas por el Ministerio Fiscal y la Policía Judicial, registro por medio, por tres veces, de la propia Sede del PP, en la calle Génova de Madrid, y el propio carácter de investigado del propio Partido, aunque lo sea a título de beneficiario, fueran suficiente para que tomara las de Villadiego, y discretamente y sin hacer ruido, hacer mutis por el foro y dejar que otro ocupe su lugar, pero, al paso que vamos y conociendo al sujeto, parece que esto va a ser tanto como pedir peras al olmo, siendo escandaloso que nadie, en el Partido Pepero, cuestione su liderazgo ni sea capaz de cantarle las cuarenta a quien, desde luego, por todo lo antedicho, siendo el máximo dirigente del Partido, no puede negar responsabilidad y mirar para otro lado, en un Don Tancredismo obsceno, que no hace sino echar más tierra, lodo y barrizal sobre el Partido de la Gaviota  (o, ¿es un charran?, o, ¿es un albatros?), que parece que hasta el logotipo se halla ya en la incertidumbre, la confusión, el mareo  y la zozobra que reinan en la Sede y en el Partido Popular.

Por ello, aunque de extraño no tiene nada, conociendo al sujeto, causa un cierto asombro la letanía que ha venido prodigando en la última cumbre de la UE en Bruselas, a cuento del llamado “brexit” de Inglaterra, y en la que nuestro mandatario, en funciones, ha ejercido de voncinglero mayor del reino, propalando la idea de la imposibilidad de formar Gobierno, de que él era el ganador de las elecciones y de que iríamos de nuevo a las urnas, creando el desconcierto entre los socios europeos respecto a España, lo que ya deja puesto de relieve el Hombre de Estado, que el Sr. Rajoy cree encarnar. Pero ya sabemos, que en su ideario esquizofrénico no hay más salida para España que él, o sea, “el PP o la nada”. Valiente título de demócrata.

MIGUEL-ANGEL VICENTE MARTINEZ

24 de febrero de 2016

    

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