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Alcaldía de Albacete: El cambio que no será

martes 04 de julio de 2017, 12:31h
Manu Martínez
Manu Martínez

Como ya es sabido, Albacete no tiene alcalde desde que en el Pleno Municipal del jueves 29 de junio se aceptara la dimisión de Javier Cuenca, anunciada por el propio dimisionario el pasado día 24, para sorpresa de solo unos pocos.

Inmediatamente, el PP designaba, por supuesto a dedo, sucesor en la Alcaldía como si de uno de sus congresos se tratase. Se olvidaba el PP de que hay que someter la decisión a un Pleno de investidura y que además, su partido está en minoría, muy minoritaria, en el Ayuntamiento.

En ese momento, nos pusimos los grupos políticos de la oposición a trabajar en una alternativa para el gobierno de la ciudad. Y es que además esa era nuestra obligación. ¿Qué credibilidad tendríamos si después de criticar, de forma muy merecida, la gestión del PP no presentábamos en este momento una alternativa a su gobierno?

Trabajamos el PSOE y Ganemos Albacete en un proyecto cimentado en aquellos aspectos que nos pudieran unir a ambas formaciones y que sin duda mejorarían la situación de parálisis que vive la ciudad. Albacete no avanza, no se mueve. Y si lo hace es gracias a la iniciativa privada, no hay impulso o dirección pública en la ciudad. El Ayuntamiento no hace nada por favorecer el desarrollo del tejido industrial de la ciudad o facilitar la actividad de nuestro comercio y hostelería, no sabemos qué criterios urbanísticos tienen para el crecimiento futuro de la ciudad y no hablemos de la inexistente y en el mejor de los casos desorganizada política social o participativa. Teníamos que cambiar las cosas.

Con alguna crítica de quien se creyó en la capacidad de designar sucesor sin pasar por un Pleno, comenzamos a trabajar en un proyecto que sumaba 13 concejales y más de 37.000 votos, es decir, 3 concejales y 8.000 votos más que el partido del gobierno. Para que nos aclaremos, un gobierno municipal con más respaldo popular y más fuerte, al contar con más concejales para darle un impulso a la ciudad en lo que resta de mandato municipal.

Trabajamos en la alternativa con una fuerte ambición por gobernar la ciudad y mejorarla, pero sin ansiedad por hacerlo a cualquier precio y desde luego, no íbamos a permitir que el gobierno de Albacete pasara por los intereses personales de un concejal expulsado de su grupo y de varias organizaciones más, caracterizado por insultar a diestro y siniestro y que aún mantiene el marcador de propuestas serias a cero. Queríamos poner en funcionamiento un proyecto estable y de progreso para mejorar Albacete, ese es nuestro único objetivo y ello, evidentemente, no pasaba por el no adscrito. 

El proyecto de cambio necesitaba a los concejales del tercer grupo de la oposición: Ciudadanos.  Y el cambió chocó contra Ciudadanos. Como ya pasara en Murcia o Madrid.

El cambio chocó con la sacrosanta premisa de que dejarán gobernar a la lista más votada, aunque dicha lista está impregnada de corrupción como en Murcia o Madrid o haya demostrado ser incapaz de sacar ni una sola medida adelante, como ocurre en nuestro Ayuntamiento. Y es una pena, ya que los concejales y concejalas de la oposición en Albacete hemos generado una buena relación de trabajo, sin duda mejor que la existente entre los concejales populares entre sí, y una capacidad de acuerdos en común muy importante y que vendría bien a la ciudad y por ello a sus vecinos y sus vecinas.

Pero el cambio no será. Los polígonos, el comercio o la hostelería no tendrán un ayuntamiento que piense en sus necesidades presentes y opciones que mejoren sus oportunidades futuras. La política social seguirá sin atender a quien lo necesita y las bibliotecas seguirán sin abrirse. Al menos de momento. El sucesor designado tampoco cuenta con lo necesario para liderar Albacete, aquello, que sin saber cómo nombrarlo, ya demostraran tener alcaldes y alcaldesas valientes como Manuel Pérez Castell o Carmina Belmonte y que era necesario para hacer progresar a una ciudad. Esa amplitud de miras y ganas de cambio de la que han carecido los últimos regidores albaceteños que han sumido a la ciudad en un letargo del que, desde luego, no esperamos que salga de la mano del nuevo sucesor.

El cambio tendrá que esperar.

Pero llegará.

Manu Martinez. PSOE Albacete.

 

 

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