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Bien de Interés Cultural la seguidilla manchega, con raíces desde el siglo XV

EFE redacción
EFE redacción
miércoles 18 de noviembre de 2015, 10:14h

El Gobierno de Castilla-La Mancha ha publicado la declaración de la seguidilla manchega como Bien de Interés Cultural 

en la categoría de Bien Inmaterial, de modo que se favorecerán las condiciones para que se mantenga vivo este baile tradicional cuyos orígenes se remontan al siglo XV.

El Diario Oficial de Castilla-La Mancha recoge hoy el acuerdo que adoptó la semana pasada el Consejo de Gobierno para reconocer la singularidad de este baile manchego que tiene, a su vez, variantes pero que en todos los casos cuenta con un ritmo ágil y "de mucha viveza".

"Estamos ante una de las piezas instrumentales, cantadas y bailadas, más antiguas y genuinas de cuantas ha mantenido la cultura y tradición oral castellana; las seguidillas son uno de los bailes de pareja más antiguo y genuino de España", sostiene la declaración.

Los orígenes de la seguidilla se remontan al siglo XV y sus antecedentes más tempranos son las jarchas hispanomozárabes de los siglos XI y XII y las cántigas gallegas de Alfonso X el Sabio.

La denominación 'seguidilla' aparece por primera vez en el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán (1599), quien afirma que "las seguidillas arrinconaron a la zarabanda".

Fue un baile popular en época de Cervantes y de ella se habla en el Quijote, por ejemplo cuando el hidalgo y Sancho se topan con un muchacho que "iba cantando seguidillas para entretener el trabajo del camino".

También se incluye en la mayoría de las obras del teatro español del siglo XVIII, momento en que se publicó la primera colección de coplas de seguidillas, recopiladas con gran éxito -se agotaron varias ediciones- por el notario Juan Antonio de Iza Zamacola, que firmaba 'Don Preciso'.

Aunque las seguidillas nacieron en La Mancha -una comarca natural que se extiende por parte de las provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo-, se ha expandido por otras zonas del centro y sur de España y otros países, en especial de América Latina, donde se pueden encontrar distintas variedades.

La declaración de Bien de Interés Cultural incluye determinadas medidas de salvaguarda orientadas, sobre todo, a divulgar su conocimiento y el significado que tiene para la comunidad.

Igualmente destaca la importancia de sensibilizar a la población respecto de la importancia de la cultura tradicional y popular como elemento de identidad cultural.

Indica también que se apoyará la organización de distintos actos para garantizar su pervivencia y transmisión generacional, así como a las asociaciones, grupos, intérpretes, escuelas y festivales de folclore que contribuyen a su conservación y difusión.

En particular, destaca la actividad realizada por la Federación Castellanomanchega de Asociaciones de Folclore, que con sus publicaciones, becas y jornadas han dinamizado la cultura tradicional.

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