a los que hacían creer que pertenecían a entidades de ayuda social para ganar su confianza y poder acceder así a sus domicilios.
La sentencia, conformada entre fiscalía y defensa, relata que el grupo, del que formaban parte otros miembros del mismo clan familiar actualmente en paradero desconocido, se había asentado en la capital aragonesa aunque sus acciones las llevaban a cabo en distintas provincias, entre ellas Ciudad Real y Albacete.
El tribunal establece como probado que los acusados, de origen rumano, formaban grupos de dos a cuatro personas que se habían organizado previamente para llevar a cabo los robos y hurtos en las casas de sus víctimas, principalmente octogenarios y nonagenarios.
Así, las mujeres de cada grupo se hacían pasar ante sus víctimas como personal municipal, de servicios sociales, de la Cruz Roja o de cualquier otra entidad de ayuda para vencer sus posibles reticencias y poder entrar en sus casas.
La sentencia destaca que las mujeres se hacían con joyas, dinero u otros objetos de valor al descuido mientras permanecían en los domicilios, aunque en el caso de surgir contratiempos o recelos "no dudaban en acudir a la violencia".
Mientras tanto, los hombres del grupo esperaban en las inmediaciones en vehículos para huir tras el robo o ayudar a sus cómplices en situaciones de dificultad.
Los miembros de la banda fueron detenidos el pasado mes de marzo, después de ser identificada su presencia en domicilios de diversas localidades de las provincias de Zaragoza, Huesca, Navarra, Ciudad Real o Albacete.
En los registros practicados en las distintas viviendas que ocupaban los miembros de la banda en Zaragoza, los investigadores hallaron una gran cantidad de joyas sustraídas así como dinero en metálico procedente de la venta de otras.
La Audiencia tipifica estos hechos como delitos de pertenencia a grupo criminal y de blanqueo de capitales y aplica una atenuante de reparación del daño para imponer a cada uno de los integrantes de la banda penas de 1 año y 6 meses de prisión.
Si (
No(
