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Radiografía de un país (IX)

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 13 de marzo de 2019, 05:11h

Es evidente que la radiografía de un país, como este que nos ocupa, llamado España, aun hoy, a duras penas, ha de ser realizada sin solución de continuidad, pues cierto es que cada día que pasa, nos encontramos con nuevas anomalías, o, al menos, con nuevos hechos y relatos, síntomas que es preciso analizar para llevar a cabo un diagnóstico lo más cercano a la realidad que analizamos y que, a la vez, nos sirva para aplicar las medidas terapéuticas, eficaces para solventar los males que aquejan a los integrantes del susodicho país, que no son otros que los ciudadanos, especialmente, los de a pie, pues los jerifaltes ya sabemos que se apañan y muy bien, sin contar con la ciudadanía, a la que solamente recurren, como está sucediendo ahora, cuando la necesitan para preservar sus estatus y sus posiciones relevantes en el organigrama nacional, bien sea asentando lo ya adquirido y conseguido, léase, en este caso, PSOE y Pedro Sánchez, o intentando asaltar el poder, la llamada oposición en general, especialmente en el caso que nos ocupa, PP y Ciudadanos, y, en menos medida, Podemos, desalojando de La Moncloa a quien la ocupa actualmente, y qué será lo que tiene el poder, que todos a una, como en Fuenteovejuna, se lanzan a tumba abierta, aunque se rompan las narices, estampándose de bruces contra los muros más potentes y vigorosos e, incluso, vendiendo su alma al diablo, para alcanzarlo, y, en algunos casos, como consuelo, para rozarlo, conformándose en éste último caso, con las migajas que caigan de la mesa del banquete del rico Epulón, mas, algo es algo, o todo vale para el convento, tal como aquél fraile del chiste que avanzaba con una furcia al hombro propalando “tó es bueno p’al convento”, o como aquel tonto del pueblo que daba saltos de gozo y aireaba callejeramente que se hallaba en posesión de un peine sin púas.

Pues bien, en estos frenéticos días que hemos empezado a vivir, o más bien, a sufrir, y que nos esperan de aquí a las próximas elecciones, tanto generales (28 de Abril), como Autonómicas, Locales y Europeas (26 de Mayo), todos los partidos políticos (y adláteres, como Sindicatos y Agrupaciones y Asociaciones mil) nos van a acabar embotando la cabeza, asaeteándonos por tierra, mar y aire, al sol y a la sombra, con la multiplicidad de mensajes subliminales o no, que, como un bombardeo en época de guerra sobre una población (pongamos que hablo de Guernica), van a dejar caer sobre nuestras cabezas y pocos van a ser los que sean capaces de abstraerse a este martirio y a evitar tener que acudir al médico de familia (o a algún especialista o cirujano), para no despeñarse en el mundo de la locura, a no ser que tengamos la templanza y el valor de mandar a hacer puñetas a tanto falsario, a tanto teatrero, a tanto impostor, que con una locuacidad y una agresividad indolentes propias de un tahúr de la más baja estofa, se hallan dispuestos a agredir nuestra intimidad, nuestros sentimientos, nuestras conciencias y, en cierto modo, nuestra libertad. Y sólo es un aviso lo que ya está ocurriendo, que irá in crescendo, como no lo pare la autoridad judicial y electoral, para ver lo que se nos avecina, que no va a hacer sino dejar en mantillas a los recientes carnavales.

Y una buena muestra de este bombardeo, de este querer dominar nuestras conciencias hasta lo más íntimo, la hemos sufrido este pasado día 8 (con sus días antecesores y los posteriores), llamado Internacional de La Mujer, inicialmente Trabajadora, que, contradictoriamente, se celebra llamando a una huelga general, pues no tiene sentido que si queremos buscar la igualdad total (ya digo que, de entrada, esto es un imposible) entre el hombre y la mujer, en este caso en el Trabajo, mal empezamos por celebrar el día de la reivindicación holgando en el dicho trabajo, lo que es totalmente un contrasentido, pero perfectamente lógico en las mentes que impulsan este tipo de actos, y en cuya resolución y consecución se apiñan y afanan todos los Partidos Políticos, como he dicho antes, como en Fuenteovejuna, todos a una, aunque con diversos matices y mimbres, pues si la izquierda entera se echó a la calle con el grito encriptado de que “mueran los hombres”, poco más o menos, la derecha descafeinada como el Partido Popular y el Ciudadanos de Albert Rivera, no se echaron al monte, sino que guardaron un poco las formas, bien porque aquello era una utilización invasiva del sueño de las mujeres (PP) o bien porque buscan un “feminismo liberal” (Ciudadanos), que no sé yo muy bien qué es eso del feminismo liberal, que suena muy bien, pero que, a la vez, suena también muy mal.

Mas lo cierto, es que, entre todos, la casa sin barrer y por mucho eslóganes y pancartas exigiendo el reconocimiento de la mujer (como animal del sexo femenino o “débil”, como se conocía hasta ahora) y las inquietudes de ésta de llegar a una equiparación con el hombre (como animal del sexo masculino o “fuerte” como igualmente se conocía hasta ahora), parece que nuestro gozo en un pozo, porque de los cuatro partidos que, en verdad (aunque no hay que descartar a Vox, que sería el quinto y ya sabemos que en términos taurinos no hay quinto malo y España es, además, una piel de toro) aspiran a gobernar, en solitario o en comandita, los cabezas de cartel todos son “machos Alfa” (Pedro Sánchez-PSOE, Pablo Casado-PP, Albert Rivera-Cs y EL, o sea, Pablo Iglesias-Podemos) y no parece que estén por la labor de ceder el testigo a una fémina, por mucho que se adhieran a los movimientos feministas de lucha (que ya es una palabra fuerte a estas alturas del siglo XXI y cuando la “Prisión Permanente Revisable” aterroriza a buena parte de esta izquierda de eslogan fatuo y de charanga y pandereta) por la igualdad, pero a ver quién es la guapa que osa enfrentarse a esos cabezas de serie para arrebatarles el protagonismo y las poltronas, sean en el Gobierno o en la oposición, pues poltronas, haberlas, haylas, en este mundo de la política, y del uno al otro confín, como revelaba José de Espronceda, en su poema de la “Canción del Pirata”. Y no digamos en otras instituciones, pongo por caso, sin ir muy lejos, a los Sindicatos, que darle, como todos, mucha marcha a “la húmeda”, con palabrería huera y barata, pero ahí están, igualmente, ejerciendo de “machos Alfa”, al frente de los mismos y a las féminas, que les den, morcilla…

Y es que, qué será lo que tiene el poder, repito, aunque sea a escala ínfima, que el que logra llegar a él, se erige, poco menos, que en un Dios, y exige a sus subordinados pleitesía y adoración hasta la extenuación, haciendo de sus cargos unas verdaderas “dictaduras”, pues rigen el partido o la institución con mano de hierro, manu militari, con total sometimiento y sumisión de los adláteres, corifeos, acólitos, paniaguados y mamandurrieros (¡Y, Ay, de aquél que no aplauda a rabiar!), verdadero totalitarismo, que, en algunos casos, nos evocan las maneras y modos del Maduro de Venezuela.

Pero, en fin, aquí ocurre lo contrario que predica el Evangelio (“pedir que se os dará”), o sea, “pedir, que no se os dará”, y tras la turbamulta de la manifestación y de la llamada a la huelga general, las mujeres, al día siguiente volverán a sus cánones preestablecidos y recordarán este día como un “mal sueño”, porque, a la postre y en definitiva, quedará vigente, lo que en una viñeta, en el Diario “El País”, firmaba Caín, con más razón que un Santo, en la que aparece un circunspecto Matrimonio, espetando la mujer, con semblante complaciente y bobalicón, lo siguiente: “Ayer fue el día de la mujer”, replicando el marido, con cara de perro y apretando, sarcásticamente, los dientes, “el resto del año es mío”. Y a buen entendedor, sobran palabras.

MIGUEL-ANGEL VICENTE MARTINEZ

13 de Marzo de 2.019

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