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Radiografía de un país (y XIV)

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 17 de abril de 2019, 04:10h

Ante la batalla que se avecina, para la que todos los Partidos Políticos se han pertrechado, cada cual a su manera y dentro de sus posibilidades, a fin de estar preparados para el día D, hora H, o sea, el próximo 28 de este mes y año, en que se librará la madre de todas las batallas, y tras soportar ya más de un mes de guerra mediática entre unos y otros, y ahora, en plena campaña oficial, en la que echarán el resto y última traca, es posible que más de uno y de dos haya tomado las del Villadiego y ante la cita con las urnas, haya optado por el no sabe, no contesta, tratando de escaquearse de la tórrida y polvorienta conflagración en la que no habrá miramientos ni límite, a fin de conseguir cada candidato arrimar el ascua a su sardina, en busca del disputado voto del Sr. Cayo, prometiendo el oro y el moro (sin que este último término haya de tomarse en sentido peyorativo gentilicio, no vaya a ser que se hiera la susceptibilidad de tirios y troyanos y tengamos la de Dios), todo ello en un simulacro o símil de un sprint ciclista de cara a la meta, metiendo los riñones para lograr sobrepasar la línea el más aguerrido y fornido esforzado del pedaleo, en espera de alzarse con la corona de laurel y, en época no tan melindrosa como la actual, con los cuatro besos (dos por cabeza) de las lindas azafatas, con la entrega del ramo de flores, como recompensa por el esfuerzo desarrollado, aunque, ahora, como digo, o no existen, o las sustituyen por azafatos, en cuyo caso el beso o los besos sobrarían: ¡vamos, que si fuera yo el ganador, saldría corriendo o trataría de no llegar entre los primeros para no verme sorprendido por tal guisa! Mas, ya sabemos que hay que adaptarse a los tiempos modernos, tal como ha hecho el Partido de Pablo Iglesias, que de Unidos Podemos, ha pasado a etiquetarse como “Unidas Podemos”, ejemplo de la mentecatez que hierve hoy en día en la mente de quienes quieren se más papistas que el Papa, ¡y mira que esto es difícil!, pero la estulticia, la necedad y la absurdez es lo que prima y encuentra cobijo entre quienes todo lo relativizan a la fachada y no al fondo de las cuestiones que de verdad interesan y preocupan al electorado.

Otra vez a las urnas, y de aquí a poco, 26 de Mayo, las Europeas, Las Autonómicas y las Locales, o sea, de oca a oca y tiro porque me toca, y los españolitos de a pie, a verlas venir y a esperar el resultado de las mismas, sin que éste vaya, gane quien gane, a resolver los grandes y preocupantes problemas, carencias y necesidades que asolan este país, aún hoy, a duras penas, llamado España, y así, ¡hasta luego, Lucas!, que diría el finado y gran humorista Chiquito de la Calzada. Porque, a decir verdad, sobre todo los Partidos que han tocado pelo, es decir, que han llegado a gobernar el país, PSOE y PP, en ocasiones con grandísimas mayorías absolutas, no han hecho nada de nada, más bien se han dedicado a mirarse el ombligo, al filibusterismo huero y barato, dejando que el buque España navegase con el piloto automático, después de cuarenta años de democracia, palabra o término con el que se llenan la boca la totalidad de los pretendientes al poder, dando por buena lo que por democracia se enmascara en este País, que no es otra cosa que una oligarquía o, incluso, una dictadura partitocrática, porque el hecho de que exista Constitución, no significa que la democracia nazca por arte de birlibirloque, porque, y es un ejemplo, en la denostada Venezuela también existe publicada una Constitución y ya vemos el cariz democrático de Maduro y Compañía, pero aquí y ahora, se ha logrado convencer, por inepcia o conveniencia del receptor, a los poderes fácticos y con ellos a la ciudadanía en general, de que gozamos de una verdadera y auténtica democracia, cuando la base fundamental de la misma, el fundamento básico de ella, radica en una exquisita, rigurosa y respetuosa independencia de los tres Poderes del Estado, a saber, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, tal como hace más de un siglo nos lo indicara Charles Louis de Secondat, señor de la Brède y barón de Montesquieu, brilla por su ausencia, pero, en fin, nuestros eruditos y sabios, que abundan como los caracoles tras la lluvia primaveral, considerando entre los mismos a los tertulianos de pacotilla, que creen que hablan “excathedra”, como el Papa Francisco o cualquiera otro pasado o venidero, cuando hablan de cuestiones de fe, creen a pies juntillas, ser capaces de poner el huevo de Colón, y se afanan en propalar sus locuciones, como si fueran lociones de colonia, considerándose los más listos del Planeta y que sus asertos no pueden ser rebatidos por nadie ni por argumento o silogismo contrario, y su empecinamiento es semejante a empeñarse en calzarse un zapato dos números menor del pie que debieran calzar y así les pasa que parecen estar sentados en un inodoro aguantando la estrechez.

En cualquier caso, tanto bombo y platillo, para que todo cambie, sin que nada cambie, porque los gerifaltes seguirán dejando huella de sus posaderas en las poltronas y afanando lo que esté a su alcance, los grandes ricos seguirán viviendo a cuerpo de rey o, el menos, de duque, o como poco, como un cura, la clase media seguirá buscándose en el pozo del olvido, tratando de llegar a la Tierra Prometida algún día, porque soñar hay que soñar, aunque el despertar sea pegarse de bruces con la realidad, y la clase baja seguirá en búsqueda del Arca Perdida, esa Arca que jamás encontrarán, porque no existe. Mejor sería decir, llegado a este punto, hacer como que se cambian las cosas, para que todo siga igual, en una palabra. Porque, después de cuarenta años, repito de democracia, aunque sea a la española, es para que los Partidos que han gozado y abusado de la gobernanza del País, hubieran resuelto, no digo que todos, que debieran haberlo sido, pero sí algunos de los problemas que acucian y asolan a los ciudadanos, porque después de ese periplo, que no es pequeño, seguimos con el paro hasta las cejas, con las pensiones en bancarrota, incluida la hucha de tal que se la han laminado nuestros gerifaltes a la manera como uno se fuma un puro, la sanidad, con sus listas de espera (de la que más de uno cae por defunción) son como la pescadilla que se muerde la cola, la Educación está más bien para ineducar en las materias que interesan para formar ciudadanos como Dios manda, y para educar en principios y valores detestables y nauseabundos, la seguridad ciudadana está de pena prevaleciendo el dicho de que “no nos toque estar en el sitio y en la hora y día equivocados” por lo que nos pudiera pasar, los delitos aumentan, especialmente los sexuales, seguidos en muchos casos de muerte, debido a que la víctima se queda indefensa o criando malvas, mientras para el delincuente se le abre un abanico de posibilidades hasta el infinito para salvar el pellejo y todos los derechos se centran en el mismo, y los que tienen trabajo rezando la oración de “Virgencica, Virgencica, que me quede como estoy”, y no digamos ya si te metes en sede judicial, lo que puede acabar como el canto del cisne o el rosario de la aurora y condenado en costas, tras una resolución judicial aberrante y errática, etc, etc, sin que se sepa, por tanto, a todo esto, qué es lo que han hecho nuestros avispados mandamases en cuatro decenios para que el país ruede como una locomotora, o sea, a todo tren y trapo, como suele decirse cuando las cosas van de puta madre, y si a ello añadimos los desfalcos, en muchos casos a cara descubierta, la dilapidación, el despilfarro y el manorrotismo, perpetrados por nuestros mandamases y gerifaltes, que han entrado en las Cajas Públicas de Caudales, tal como el Pernales, navaja en mano, desvalijaba a los ricos, con el perdón de que lo que hacía de botín lo repartía entre los pobres, cosa no comprobada ni probada respecto de nuestros prohombres, llegamos a la conclusión de que todos los programas electorales son mera falacia, mentiras como la copa de un pino, que no tienen otra finalidad que embaucar al ciudadano y darle por la retambufa, suponiendo este presunto Estado Democrático, una cantinela, una mera construcción, a modo de Sociedad Anónima, para disfrute y satisfacción de sus socios, o sean, los miembros de los Partidos Políticos que logran alcanzar sentarse en la poltrona, un modus vivendi de una casta, acostumbrada a vivir sin pegar un palo al agua. Y por si fuera poco, por la puerta asoma la Unión Europea, o sea, un Supra-Estado con las mismas bases, predicamentos y finalidades que las antedichas. Así nos luce el pelo. Pero, ya llegados a este punto, la conclusión es que una radiografía no arregla el problema o por lo menos no nos pone de relieve los problemas de este país, aún hoy, a duras penas, llamado España, y quizás, no tendríamos más alternativa que someter al enfermo a una “resonancia magnética”.

MIGUEL ÁNGEL VICENTE MARTÍNEZ

17 de Abril de 2.019

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