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Refritos del verano (IV)

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 28 de agosto de 2019, 04:31h

Está claro que en la Unión Europea, y, por ende, en este país, aún hoy, a duras penas, llamado España, en vez de atender a los problemas que nos aquejan a los ciudadanos de la Unión y tratar, por todos los medios al alcance de quienes tienen la obligación, legal y moral, de hacerlo, llamándose andana y sólo estar disponibles para salir en la foto, algunos de cuyos jerifaltes parecen ya más un modelo o una modelo para lucirse en Instagram (léase el Zapatero francés, o sea, Monsieur Emmanuel Macron o nuestro propio Presidente en funciones, Don Pedro Sánchez, alias “Falconetti”), dando palos de ciego y mareando la perdiz hasta la extenuación, pues bien, mientras esos jerifaltes europeos pierden el tiempo en mirarse el ombligo y en discutir si son galgos o podencos, se trata de minimizar la mediocridad de los mismos, así como su inepcia (que suena a alopecia), su ineptitud, su insensatez y su cobardía (verdaderos ejercientes y practicantes del calzonacismo más puro y duro) con ataques veleidosos hacia las andanzas o pasos del Presidente de los United States of America, Mr. Donald Trump, y ello desde el momento mismo, o sea desde el minuto cero, de su elección para ocupar el Despacho Oval de la Primera Potencia y, a la vez, Primera Democracia, del Mundo en ambos casos, pues todos sabemos la animadversión que tanto los líderes europeos demuestran hacia Mr. Trump, así como por parte de los medios de comunicación, hablados y escritos, que desde ese primer momento arremetieron contra el mismo, tal como si se les hubiérase aparecido Lucifer en la Tierra, y derramando lágrimas (más que las que ella misma derramó y sigue derramando) por no haber sido la elegida por los hados para Presidir la Primera Potencia Mundial, la Sra. Clinton, o sea, la Chochona Americana, la esposa del que fuera Presidente de esos mismos Estados, Bill Clinton, que a punto estuvo de tener que abandonar precipitadamente la Casa Blanca por sus affaires con Mónica Lewonsky, la becaria que se cepillaba en el mismo despacho presidencial y que, ahora, para dar un apunte más del Sr. Clinton y su trapacería y perversión, aparece ataviado con un vestido, color azul, y unos tacones rojos, en aptitud provocativa (¡vamos, como una verdadera furcia!) sentado en un sillón, tal como está representado en un cuadro hallado en la casa de Jeffrey Epstein, el multimillonario que se suicidó recientemente en su celda del Centro Correccional Metropolitano de Manhattan, donde esperaba su juicio por proporcionar a altos dignatarios y no tan altos, los servicios de esclavas sexuales, incluso menores, (¿también chicos?) reclutadas previamente por su “Madame”, Ghislaine Maxwell. O sea, que viendo a una, Hillary (que tal fue el berriche que tomó por su derrota en las urnas, que no tuvo ni la delicadeza ni la educación de salir a felicitar a su oponente ganador, como siempre ha ocurrido en el país norteamericano y que hasta hace cuatro días conspiraba contra el Presidente tratando de involucrarle la intermediación rusa en las elecciones norteamericanas, alentando con el aliento demócrata al Fiscal General para investigar dicha trama, a fin de conseguir el Impeachment de Trump, sin tener en cuenta que lo primero es poner orden en la propia casa y después, con la anuencia del vecino, asomar las narices donde en principio no debe asomarlas.

Y es que los europeos y, especialmente, los españoles, no nos cortamos un pelo cuando de despotricar se trata de los EEUU, o sea, del Tío Sam, y sobremanera y con mayor intensidad y ardor, cuando al frente de los mismos se halla un Republicano, por aquello de que los Demócratas son de izquierdas, y ya sabemos la leche que cada uno ha mamado en su casa, denostando todo lo que ser de derechas conlleva y glorificando todo lo que ser de izquierdas supone, entre otras cosas, éstas últimas conducir a los países a la ruina y a sus ciudadanos sumirlos en la pobreza, salvo sus prebostes, jerifaltes y dirigentes, que ya se las procuran para vivir a cuerpo de rey, y si no, por ejemplo cercano, el casoplón que se ha agenciado Pablo Iglesias, mientras sus adláteres, corifeos, acólitos, paniaguados y mamandurrieros siguen durmiendo en cajas de cartón…

Y mientras esto ocurre, ha saltado a la palestra, como una afrenta, la idea y la proposición de Donald Trump, sobre su intención de comprar la Isla de Groenlandia a Dinamarca, la mayor isla del mundo, cuatro veces el tamaño de España, provincia de Dinamarca, con alrededor de 56.000 habitantes y que goza de una amplia autodeterminación, o sea, un estatus de autonomía muy avanzada, pretensión publicada por la prensa de EEUU (“The Wall Sreet Journal”, “The Washington Post”, “CNN”), y que, como no podría ser de otra manera, ha sido calificada de insensatez por la prensa española, incluso la pretendida prensa seria, de idea descabellada, de insolencia para el Reino de Dinamarca, y aprovechando, ya que el Pisuerga pasa por Valladolid, para arremeter, una vez más y ya van unas cuantas, contra el pimer mandatario norteamericano, que aún, y ya van para cuatro años de su elección, no han digerido el triunfo del actual inquilino de la Casa Blanca, frente a Hillary Clinton, la Hillarysima, cuyo esposo, Bill, aparece retratado vestido de mujer, recordando el color del vestido (azul oscuro) al que lució Mónica Lewinsky durante su encuentro sexual en el Despacho Oval, guardando un sorprendente parecido con el que llevó Hillary Clinton en los “Kennedy Center Honors” en 2.009, con tacones rojos, a lo loco y recostado sobre un mullido sillón, cuadro que ha aparecido, sorprendentemente, como hemos mencionado anteriormente, en la mansión del reciente y aparentemente pedófilo suicidado en la cárcel, Jeffrey Epstein. Y es que de raza le viene al galgo, dice el refranero español, tan certero, como siempre, tan puñetero. Sorprende que el Editorial del diario “El Mundo”, del día 18 de Agosto de este año, aproveche para poner a caldo y de manifiesto su animadversión hacia El Presidente actual norteamericano, despachándose a gusto: “¿Puede dirigir alguien la primera potencia del mundo sin saber apenas nada de geopolítica internacional y con ocurrencias? Donald Trump ha demostrado no sólo que se puede durante un mandato, al que los analistas estadounidenses coinciden que accedió entre otras cosas por casualidad –el rechazo que suscitaba Hillary Clinton entre las capas medias se lo puso fácil-, sino que no es obstáculo para poder ser reelegido, como aventuran las encuestas… Su última insensatez es haber planteado a sus colaboradores la compra de Groenlandia…” Pues sí, señor editorialista, un señor de tal guisa sí puede dirigir la primera potencia del mundo, como ha quedado demostrado y acreditado, su acceso al Despacho Oval no fue por casualidad, como esgrime indolentemente, sino por el voto de los estadounidenses hartos del calzonacismo de sus dirigentes y de ciertos expresidentes (Bil Clinton y Barak Obama, por ejemplo), por eso aventuran las encuestas su reelección, alguien que se vista por los pies, y no que se vista de mujer, y su planteamiento no es, de ninguna de las maneras, una insensatez, porque ya en los años 40, otro Presidente Norteamericano, nada más y nada menos, que Harry S. Truman, propuso a Dinamarca la compra de Groenlandia, y otro Presidente, Andrew Jackson, en 1.867, pactó con el Zar Alejandro II, la compra de la remota y salvaje Alaska, por algo más de 7 millones de dólares de la época. Que a la propuesta, el Reino de Dinamarca, responda que “Groenlandia, no está en venta”, entra dentro de los parámetros de la proposición. Y más vale que Donald proponga un negocio de compraventa (que, en su caso, deberían adverar los Groenlandeses), que no haga, como hiciera, Putin, apropiarse por las armas de la Península Ucraniana de Crimea. En cualquier caso, ojalá, Mr. Donald se interesara por la adquisición de España, pero no caerá esa breva.

MIGUEL-ÁNGEL VICENTE MARTINEZ

28 de Agosto de 2.019

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