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Mi receta para salvar al Imperio

domingo 06 de abril de 2014, 22:00h
Mi receta para salvar al Imperio

Siempre me ha conmovido pensar que en este planeta exuberante, en el mismo momento en que los que vivimos murallas adentro nos desanimamos porque no podemos satisfacer necesidades secundarias, hay hermanos (todos lo somos) que mueren porque no pueden salir de su extrema pobreza.

"Al corazón del amigo, abre la muralla", decía Quilapayun, ... y mucho más cerca lo repetían Victor Manuel y Ana Belén. "Para hacer una muralla, alcemos todas las manos, los negros sus manos negras, los blancos sus blancas manos,... ".

Nuestra generación creció con esa ilusión y sin embargo, ahora, cuando entre todos hemos tomado el testigo de quienes nos precedieron, nada ha cambiado.

¡Qué tristes los sucesos que se repiten a diario en Lampedusa, Melilla o Ceuta! Una vergüenza en palabras del Papa Francisco. La Europa Occidental se protege dentro de la muralla. Y lo mismo hace la América rica respecto de la pobre.

Si miramos en la historia, todos los grandes imperios cayeron por encerrarse en si mismos y despreciar lo que les rodeaba. Griegos, Romanos y Españoles, por citar los más cercanos, todos sucumbieron descompuestos y degradados por sus propios errores.

El imperio actual que levanta muros ante los más pobres terminará desapareciendo violentamente si no reacciona a tiempo y se regenera. Hoy se habla de ochenta mil africanos llamando a la puerta. Mañana serán un millón, y no habrá muro que los detenga.

Huyen de las dictaduras y regímenes que mantiene Occidente mientras ven en sus parabólicas una envidiada y desconocida sociedad del bienestar a la que aspiran llegar. Para ellos no hay crisis porque nunca salieron de la miseria.

Mientras tanto, murallas adentro, el centro, la izquierda, la derecha, y los extremos, idolatran el consumo como la única salida de una economía egocéntrica.

¿No sería mejor aumentar la base de consumidores ayudando a la gente a salir de la pobreza? ¿Por qué ese empeño en que quienes tienen suficiente multipliquen su patrimonio y sus gastos sin pudor ni límite material ni moral?

Para ello, no es suficiente colaborar con ONG's y apaciguar con ello nuestra conciencia, porque siendo todas ellas necesarias, tristemente sólo consiguen ofrecer cuidados paliativos a una humanidad que se desangra fuera de la muralla.

Siempre pensé que las ONG's eran la solución, y que militando activa o económicamente en ellas se conseguiría el milagro de la justicia.

Ahora pienso que la solución no está en enviar ambulancias fuera de la muralla que nos protege, sino en influir en la opinión de quienes estamos dentro para que despertemos y demos al mundo la justicia (repartida en bienes de primera necesidad para todos), única garantía de que nuestros hijos hereden un mundo en paz.

"Al corazón del amigo, abre la muralla".

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