El piloto regresaba junto a tres compañeros, cada uno en su Eurofighter, uno de los aviones de combate más modernos. Sus tres compañeros pudieron aterrizar sin problemas pero él acabó estrellado en un campo de cultivo entre La Pulgosa y la Base, detrás del Pabellón de Oficiales.
Nadie sabe las causas del accidente pero casi todo el mundo apunta a que la decisión de no saltar del avión cuando el capitán viera que su Eurofighter se iba a estrellar tuvo mucho que ver con la idea de no causar daño a la población, evitar que el avión cayese sobre la Base, La Pulgosa o en una zona habitada de Albacete. El capitán Borja Aybar, al que esperaban su mujer y un hijo de cuatro meses dentro de la Base Aérea de Los Llanos prefirió quedarse en el avión y estrellarlo en la zona de cultivo, donde perdió la vida, que poner en riesgo decenas o centenares de vidas de otras personas.
A las 12.30 de esta mañana la ministra Cospedal presidirá la misa fúnebre en la Base, después el cuerpo del capitán Aybar, de 34 años, será trasladado a Socuéllamos (Ciudad Real), lugar de nacimiento de su mujer, donde será enterrado.
El dolor de sus familiares y sus amigos no se puede explicar con palabras. Llevaba más de 1.200 horas de vuelo, más de la mitad en este avión Eurofighter. Natural de Puertollano y con residencia habitual en Sevilla, llegó a Albacete en septiembre pasado destinado de nuevo en la Base Aérea de los Llanos. Con anterioridad ya estuvo destinado en Albacete dos años.
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