Opinion

El trompazo

Miguel Ángel Vicente
Miguel Ángel Vicente | Miércoles 08 de febrero de 2017

Nos encontramos, una vez más, y van ya unas cuantas, quizás  demasiadas, con que la UE se ha puesto a llorar, a tiritar, a tremolar, que dirían los catalanes, desconcertada, como no podía ser de otra manera, ante la falta de fuerza, de espíritu, de empuje, de criterio y, también, de principios, de que un día sí y otro también, hace gala este desmadejado grupo que pretende constituirse en los Estados Unidos de Europa para intentar mojarle la oreja al amigo americano.

La enésima reunión, esta vez en Malta (La Veleta), para una vez más, volver a salir desmoralizados o con la moral por los suelos, limitándose, como siempre, a hacerse la foto y todo lo que ello conlleva (la comilona, el banquetazo, a cuerpo de reyes, y eso sí, a costa de los ciudadanos de a pie, que ya empezamos a estar hasta el gorro de este equipo de perdedores y de lastimeros, pero que se ponen como el quico y hasta el culo de Don Periñón y otros productos súper gourmets).

Y es que el desconcierto, como en todos los ámbitos, es la regla general que preside este engendro que se quiere construir, esa especie de Frankestein todopoderoso de que se han imbuido los cerebros de quienes se han erigido en directores de este lamentable y desafinado concierto, en esa masa de países, que han perdido su soberanía por un plato de lentejas y que han vendido su alma al diablo a fuerza  de comulgar, a pies juntillas, con ruedas de molino, olvidando, torticeramente, el pasado, como si la historia pudiera reescribirse a gusto del consumidor. Y es que, es indudable que el hombre es el animal que tropieza dos veces (y más de dos) en la misma piedra, y la historia se repite, a pesar de que en muchas ocasiones cerremos los ojos a la realidad y silbemos, mirando para otro lado, haciéndonos los suecos. Y ahí tenemos a Alemania, país inoculado en su gen del ansia de expandirse y de dominar Europa y lo que se le ponga por delante, y como si no hubiéramos tenido ya bastante con las dos Guerras Mundiales, la Primera y la Segunda, cuyo origen estuvo en ese ánimo de los alemanes, ahora, en realidad, hace ya tiempo, estamos en la Tercera Guerra Mundial, a la que, nuevamente, nos conduce Alemania, que esta vez por la vía indirecta de construir esos irreales Estados Unidos de Europa, ha embarcado y embaucado en la misión de la UE a un buen puñado de países prolijos a escuchar cantos de sirena, y comiéndoles el coco con el citado proyecto, bucólico y casi celestial,  paraíso terrenal, ha conseguido que la soberanía de quienes lamen la mano de su amo, haya sido aherrojada, en beneficio de una Alemania que, como se ha comprobado y puede seguirse comprobando, se ha erigido en la voz cantante del bodrio, y que domina a todos los que llama “aliados”, a los que tiene cabeza abajo, pues, a la vista está, quién toma decisiones y quién dirige el cotarro, sin que ninguno de los también llamados “socios” se atreva a replicar ni toserle a la Canciller Alemana, Frau Angela Merkel, y que mañana o pasado mañana será otra u otro, pero alemán también, quien cogerá el testigo para seguir imponiendo su criterio a la de “ordeno y mando” y los demás, como gallinas cluecas, a pasar por el aro y aguantar lo que les venga encima, pues ya han dejado en manos ajenas su soberanía y se han convertido en meros comparsas del único país que consiguió mantener su moneda, el marco alemán, sólo que cambiándole de nombre por el de “euro”, para engatusar a los desavisados que entraron al trapo como un toro bravo sin saber lo que les venia encima. Si no, no se entiende el porqué de la conversión y cambio de marco alemán con el euro, a pelo.

Ahora, tras el Brexit, que fue el primer golpe al mentón de la Unión, que la tiene grogui desde entonces y sumida en un laberinto del que no sabe como salir, casi el definitivo para acabar de dejarla KO ha sido la irrupción de Donald Trump en el Despacho Oval de la Casa Blanca, que ha puesto nerviosos a este tajo de mandamases inanes y sin criterio, con los Decretos que el primer mandatario americano (cumpliendo a rajatabla sus promesas electorales) ha empezado a firmar y sus mensajes a través de Twiter, acostumbrados durante ocho años a la política de un tal Barack Obama, fundada en el buenismo y el laissez faire, laissez passer, que tan bien le ha ido a la UE. Mas el terremoto Trump ha pillado por sorpresa a quienes, reunión tras reunión, siguen durmiendo el sueño de los justos, con un único punto en el orden del día, cual es el de fijar la fecha para la próxima.

Y así, tras la primera salida de pata y exabrupto del Presidente Permanente del Consejo Europeo, Donald (¡qué cosas tiene el azar!) Tusk, que propuso poco menos que una declaración de guerra a Norteamérica, ha venido la calma, el encogimiento, en la reunión de Malta, y el envainársela, conscientes de que el monstruo europeo es eso sólo, un monstruo, sin vida o, si se quiere, con movilidad reducida y respiración artificial, y se ha echado el freno, aunque, por ello, ya han empezado los primeros lloros y el ponerse la venda antes de la herida. Y así, el primer ministro belga, Charles Michel, puso de manifiesto que “no quiero una Europa en la que los ciudadanos sean los juguetes de Trump, Putin y Xi-Ping”, viendo venir las orejas al lobo, y al que habría que preguntarle qué son para los mandamases europeos esos “ciudadanos” que tanto les preocupan, sumidos en la miseria, la pobreza, el hambre, la ruina y la desesperación por mor de las nefastas políticas de recortes, ajustes y abusos, que en los últimos años de existencia han venido prodigando los “sabios Europeos”, más preocupados, eso sí, por el bienestar y el aumento de la riqueza de los ricos y los poderosos, que de la suerte del conjunto de los ciudadanos a los que dicen amar con tanta pasión.

Y como todos tienen que justificar el porqué están ahí, el Presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, no tuvo otra ocurrencia, para quitarle hierro a la situación, que manifestar que “hay margen para explicaciones porque tengo la impresión de que la nueva Administración no conoce la UE y en Europa los detalles importan”. Ejemplo de seguir en el limbo y en la inanidad, fuera de la realidad y de vivir en el País de Alicia, el de las Maravillas, porque si de verdad supiera esa nueva Administración Americana cómo funciona la UE, habría que echar a correr y escondernos bajo tierra.

Por cierto, que el Presidente de La France, Francois Hollande (el de el peluquero de día y de noche a 18.000 euros al mes), quiso hacer de los tres mosqueteros a la vez, y armándose de valor, definió como inaceptable la presión a la que está sometiendo Trump al bloque comunitario y abogaba porque el nuevo Presidente no se inmiscuya en el futuro de Europa. ¡Ahí es ná! Qué flaca memoria tiene quien no sabe gobernar en su propio país, olvidando que el amigo americano ha sido quien a lo largo de la historia ha venido sacando las castañas del fuego a los europeos.

Y puestos a ponerse gallitos, anuncian un núcleo duro (España, Alemania y Francia) o una Europa de primera velocidad, abandonando a los demás a su suerte, principalmente a los países del Este, para que se vayan integrando tan pronto aprendan a leer y a escribir. Bonito futuro espera a la Unión, la cual, en realidad, puede decirse que ha empezado el camino de su desmantelamiento y que, por tanto, nos encontramos en el principio del fin de ese sueño, que no perseguía otra cosa que la supremacía alemana sobre el resto de Europa. Y ello se verá pronto, con el avance o incluso el triunfo, de los denostados partidos de Marine Le Pen, y sus homólogos alemanes, holandeses, austríacos y los que vengan detrás.

Se ha abierto un boquete en el centro de flotación de ese pretendido buque o navío inhundible de la Unión, que parece imposible sea taponado y que acabará con él en el fondo del océano, tal como le ocurriera al Titanic. Eso se llama trompazo, o más bien, “Trumpazo”, no en balde el símbolo identificativo de los republicanos norteamericanos es el “elefante”, del que buena muestra está dando el nuevo Presidente de EEUU.

Por cierto, que nuestro Presidente del Gobierno, en las fotos que nos han llegado siempre aparece al lado o detrás de la Merkel, pareciendo el típico tonto del pueblo, semejante al tarado de la película de “La hija de Ryan”, que siempre se coloca detrás del entrevistado en cuanto ve una cámara de fotos o de Televisión, porque luego, en la foto de familia, aparece desplazado varias yardas a la derecha (o a la izquierda, según se mire) de la que parte el bacalao en la UE.

Nota informativa:

TROMPAZO: Golpe dado con la trompa o con el trompo. Trompada. Golpe violento que recibe o da una persona o cosa al chocar con algo o caerse. Porrazo.

TROMPADA: Golpe dado con la trompa. Choque de una persona con otra, de frente. Encontronazo. Puñetazo. Trompazo. Embestida de un barco contra otro o contra la costa.

 (Del Diccionario de Uso del Español, de María Moliner).

MIGUEL-ANGEL VICENTE MARTINEZ

8 de febrero de 2017