A continuación encontrarás algunos consejos prácticos para proteger tu información y navegar por la red con mayor tranquilidad.
Uno de los errores más comunes de los usuarios es utilizar la misma contraseña en varias cuentas. Si un ciberdelincuente consigue acceder a una de ellas, tendrá la puerta abierta a todas las demás. La clave está en crear contraseñas robustas, que mezclen letras mayúsculas y minúsculas, números y símbolos.
Un buen truco es usar frases largas en lugar de palabras sueltas, ya que son más difíciles de descifrar. Además, conviene cambiar las contraseñas con cierta frecuencia y, si es posible, usar un gestor de contraseñas para mantenerlas organizadas de forma segura.
Activar la verificación en dos pasos (2FA) es una de las medidas de seguridad más efectivas y, a la vez, más sencillas. Con ella, aunque alguien robe tu contraseña, necesitará un segundo factor (por ejemplo, un código enviado a tu móvil) para acceder a tu cuenta. La mayoría de las redes sociales, servicios de correo electrónico y plataformas de compras ofrecen esta opción, y merece la pena activarla siempre que esté disponible.
El phishing sigue siendo uno de los métodos más utilizados para engañar a los usuarios. Los delincuentes se hacen pasar por empresas o instituciones para obtener datos sensibles. Antes de hacer clic en un enlace o descargar un archivo, conviene revisar bien la dirección web y desconfiar de mensajes sospechosos.
Del mismo modo, evita descargar programas o aplicaciones desde páginas poco fiables. Utiliza siempre las tiendas oficiales de tu sistema operativo o las webs oficiales de los proveedores.
Conectarse al Wi-Fi gratuito de un aeropuerto, cafetería o estación de tren puede ser tentador, pero también arriesgado. Estas redes suelen ser poco seguras y facilitan que otros usuarios puedan interceptar tu tráfico. Para protegerte, utiliza una red privada virtual (VPN) siempre que tengas que conectarte a una red pública, y evita realizar operaciones sensibles, como banca online, desde este tipo de conexiones.
Los fabricantes y desarrolladores lanzan actualizaciones periódicas para corregir vulnerabilidades y mejorar la seguridad. Asegúrate de mantener tu ordenador, móvil y tablet siempre al día. Lo mismo ocurre con las aplicaciones: tener versiones antiguas puede dejar la puerta abierta a posibles ataques.
La seguridad digital también depende, en gran medida, del comportamiento del propio usuario. No compartas información personal en exceso en redes sociales, revisa los permisos que das a las aplicaciones y piensa dos veces antes de aceptar solicitudes de desconocidos.
Incluso en el ocio online, como cuando se accede a plataformas de entretenimiento y juegos digitales —desde videojuegos hasta opciones más clásicas como las tragaperras online—, es importante hacerlo en sitios fiables y regulados. Elegir proveedores de confianza es clave para disfrutar sin preocupaciones.
Con el crecimiento del teletrabajo, la digitalización de los servicios públicos y la expansión de las compras online, la ciberseguridad seguirá cobrando protagonismo en los próximos años. Las empresas invierten cada vez más en proteger sus sistemas, pero la responsabilidad final recae en los usuarios.
Estar informado, aplicar buenas prácticas y mantener una actitud vigilante son las mejores armas para preservar tu seguridad en internet. Al fin y al cabo, cuidar tu identidad digital es tan importante como proteger tu casa o tu cartera en el mundo físico.