Provincia

Vicente, el jubilado atracado en su domicilio de Munera y trasladado a urgencias, vuelve a su casa

Isabel Marín
Jueves 11 de diciembre de 2014

El atraco cometido en Munera el pasado miércoles por la mañana ha terminado bien para el jubilado que sufrió en su



 domicilio el robo. Se trata de un hombre de 85 años, muy conocido en la localidad porque hasta hace unas décadas tenía su consulta y muchos de los vecinos lo han tratado por haber sido pacientes suyos. Don Vicente, como lo conocen en el pueblo, tiene 85 años y regresó felizmente a su domicilio después del susto que se llevó cuando entraron en su casas a robar. Relataba que le echaron un spray en los ojos, se sintió mal y tuvo que ser trasladado de urgencias a Albacete.

Los hechos ocurrieron el miércoles a media mañana. Al parecer, tres personas llamaron en la puerta de su domicilio, Vicente les abrió y en ese momento le rociaron un spray en cara y ojos, le empujaron hacia dentro y le pidieron el dinero y las joyas que tuviera. Parece que el botín se redujo a una cantidad cercana a 500 euros, pero el susto para este médico jubilado fue de órdago, que se vio indefenso y a merced de tres personas en su propio domicilio.

No es el único atraco que ha sucedido en domicilios de Munera en los últimos meses. En febrero ya fueron detenidas cuatro personas, algunas menores, por robos en domicilios cometidos hace ahora un año. Después de eso se han producido otros episodios que tienen en alerta a los vecinos de la localidad. Incluso el alcalde ha comentado que se van a intensificar las medidas de seguridad.

Las fuerzas de seguridad investigan los hechos, ocurridos en el domicilio de Vicente en la calle Santa Ana y esperan dar con los atracadores.

Los vecinos y vecinas de la localidad, sobre todo las personas que tienen cierta edad y conviven en sus domicilios solas o con sus parejas, viven estos días horas de mucha intranquilidad y cuando llaman a sus puertas dudan ya de cualquiera persona. Esta redacción ha podido pulsar la opinión de varias personas y es unánime el sentimiento de inseguridad. Isabel relata: “No estamos seguras, llaman a la puerta y no nos atrevemos a abrir porque no sabemos quién puede estar al otro lado”.

Los comerciantes tampoco  están seguros, se han repetido robos en varios bares de la localidad, incluso en las calles más céntricas del pueblo.