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Dos botones de muestra que dan que pensar y un ministro bravucón (I)

Por Miguel Ángel Vicente
martes 03 de febrero de 2015, 23:44h
Miguel Ángel Vicente
Miguel Ángel Vicente

Sí, realmente, es cierto el eslogan que proclama que “hacienda somos todos”, pero lo que también sí es cierto, que si hacienda somos todos,  unos lo son para pagar y otros para cobrar, léase también para apropiarse del dinero recaudado y allegado a la Caja Pública de Caudales con el trabajo, el esfuerzo y el sudor, y a veces con la sangre, de la frente de los contribuyentes.

Y ante el actual estado de cosas en el que todas las terminales recaudatorias del Estado, de las Autonomías, de los Municipios y de las Diputaciones, se han coaligado y conjurado para recaudar más y también para  recaudar “como sea” (que tiene bemoles), ejerciendo una presión sin precedentes sobre los contribuyentes, a muchos de los cuales, tras sufrir el asedio de la crisis y haber mantenido el tipo dentro de la sobrevivencia, les puede suponer la puntilla ese frenesí recaudatorio que busca hasta debajo de las piedras, cuando no de los colchones donde los apremiados ciudadanos españoles logran descansar unas escuálidas horas para seguir manteniendo al día siguiente firme el timón de su comercio, de su negocio, de su pequeña y mediana empresa, para tratar de huir del tsunami económico, convertido en un genocidio sin precedentes, y al que se ha abocado por la equivocada imposición de los dicterios de la “troika” (a la que el Ministro griego de finanzas, Yanis Varoufakis, ha puesto a caer de un burro, y Obama se alinea contra la austeridad), dirigidos a una serie de recortes y ajustes descomunales y escandalosos, que han disminuido la capacidad adquisitiva de la ciudadanía en general, ha eliminado derechos fundamentales y ha terminado dañando irreparablemente a la llamada clase media que, prácticamente, ha quedado extinguida, y, por ende y por todo ello, ha terminado dinamitando el llamado “estado de bienestar” que tanto sudor y lágrimas había costado alcanzar, sumiendo a la inmensa mayoría de la ciudadanía en un estado de pobreza, de miseria, de carencias fundamentales, en definitiva, de horror y espanto, en un clima de desolación, impotencia y consternación, sin que se vea la luz al final de túnel. El resultado ha sido el empobrecimiento de la población española, cuyo 27’2% se halla en riesgo de marginalidad, o lo que es lo mismo, en situación de exclusión social y pobreza, afectando de manera lacerante, lamentable e inasumible a un importante número de niños abocados a una situación de desnutrición, que acaba afectando seriamente a su salud física y mental y especialmente a su sobrevivencia. Limitándonos a nuestro territorio de Castilla-La Mancha, una encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE) revela que la mitad de la población no puede permitirse ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año (así como también en Andalucía, Canarias, Cantabria, Extremadura y Galicia); que uno de cada cinco hogares, o sea, el 20% de la población, tiene dificultades para llegar a fin de mes; que el 37’8% de los hogares es consciente de que no tendría capacidad para afrontar un gasto imprevisto; que un 11’2% admite retrasos en los pagos relacionados con la vivienda principal; y que el 31’3% de la población castellano-manchega está en una situación de riesgo de pobreza.

Pues bien, ante este panorama, nos encontramos con dos botones de muestra, que no hacen sino poner de relieve y manifiesto el largo trecho existente entre la “casta política” y la plebe o pueblo, y, en consecuencia, la diferente vara de medir entre quienes por razón de su cargo juraron o prometieron, de una parte, “cumplir la ley” y, de otra,  “hacer cumplir la ley”.

Así, como primera muestra, podríamos mencionar el caso de la financiación ilegal de la remodelación de la sede de Génova en Madrid, del Partido Popular, Partido, por cierto, que presume de transparencia, de cumplimiento a rajatabla de la Ley, de ser un ejemplo a seguir, y de no haber roto un plato en su vida. Así se han manifestado, una y otra vez, con torticera reiteración, los jerifaltes de dicho Partido, poniéndose de ejemplo ante los demás y proclamando que fuera de ellos no hay, prácticamente, salvación ni salvoconducto para el ascenso a los cielos. Pues bien, el Juez Ruz, erre que erre, y dando, en su justa medida, más credibilidad a Luis Bárcenas que a los mandamases populares, tiene ya acreditado que, al menos, al estudio de arquitectura Director de las obras de rehabilitación o remodelación de dicha sede, le fueron entregados, o sea, pagados, hasta 1.700.000 euros, procedentes de la Caja B del Partido, lo que demuestra la existencia de dicha Caja y la procedencia ilegal o, al menos, irregular, del dinero. Y se pongan como se pongan los peperos, el Juez Ruz, atribuye al PP el uso de una Caja B “continua en el tiempo”, o sea, que el PP manejó durante años una Caja B de dinero negro no declarada a Hacienda, tal y como figuraba en los cuadernos del ex-tesorero Luis Bárcenas, señalando en un auto de fecha 22 de Noviembre de 2.014, que la investigación judicial ha acreditado ya la existencia en el PP de una “cierta corriente financiera de cobros y pagos continua en el tiempo al margen de la contabilidad remitida al Tribunal de Cuentas”, lo que contradice, clara y rotundamente, las declaraciones en contra del Presidente del Gobierno, Don Mariano Rajoy Brey, quien dijo ante su Ejecutiva el 2 de febrero de 2.014, que “en este partido no se pagan cantidades no registradas en la contabilidad” y ante el Congreso el 1 de Agosto de 2.014, que “en el PP no se ha llevado una doble contabilidad. En este partido no se pagan cantidades que no hayan sido registradas en la contabilidad del partido ni de que cualquier otra manera resulten fiscalmente opacas”. Estas asertaciones no hacen sino probar la veracidad de un refrán, recogido en el refranero español, tan certero, como puñetero, y que nos indica que “antes se pilla a un mentiroso que a un cojo”, mutatis mutandi, “antes se pilla a un político, por la hemeroteca, que a un cojo, aunque lleve muletas”. No obstante, y como esta gente (iba a decir otra cosa) tiene el rostro de cemento, el propio Rajoy se convierte en el adalid de la lucha contra la corrupción, y sin sentirse concernido y como si no fuera con él y los suyos y viniese del País de las Maravillas de Alicia, el 27 de Noviembre de 2.014, otra vez, en el Congreso de los Diputados, soltó la siguiente bravata: “quiero que quien la haga, la pague”, viendo siempre la paja en el ojo ajeno y no la viga (más bien, el vigón) en sus dos propios ojos. Y a esos pagos en “B”, hay que unir otra irregularidad, delictiva o no, según proceda y se demuestre, que no es otra que haber dejado de ingresar en las arcas de Hacienda aproximadamente la cantidad de 350.000 euros del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) que el Partido Popular debió satisfacer mediante la oportuna factura al estudio de arquitectura referido, a fin de su ingreso por éste en las citadas arcas. Sin embargo, cualquier desgraciado dejado de la mano del PP, está obligado a ingresar en las arcas de Hacienda el IVA, aunque no lo haya cobrado y aunque no sepa si llegará a cobrarlo alguna vez. A este respecto, señalar un nuevo incumplimiento del programa del PP, con el que se alzó el poder el pasado Noviembre de 2.011, cual era la promesa de que quien no hubiera cobrado el IVA no debía ingresarlo hasta su cobro, mintiendo en su cumplimiento con una norma que ha resultado un auténtico fiasco y fracaso del Gobierno y del Sr. Ministro de Hacienda, Don Cristóbal Montoro, pues han pergeñado un sistema imposible, habiéndose acogido al mismo 22.090 pymes de los 2,3 millones que podían haberlo hecho, lo que, en cualquier país, civilizado y verdaderamente democrático, hubiera dado lugar a la dimisión-destitución de dicho Ministro. Por cierto, que en relación con lo antedicho, hoy en el “Diario El Mundo”, en primera página se lee “Hacienda ve delito fiscal en la reforma de la Sede del PP”, mediante un informe presentado al Juez Pablo Ruz, en el que concluye que el despacho de arquitectos autor de la obra en la Sede Central del Partido, cometió tres delitos fiscales por no declarar pagos en B, en los que habrían participado como cooperadores necesarios Bárcenas y su entonces subordinado y gerente del PP, Cristóbal Páez, y sin que de la foto que publica dicho Diario en su página 8, en la que se ven reunidos el arquitecto Urquijo, Acebes, Bárcenas y Rajoy en Génova, no se comente ni pío, y como si 1.700.000 euros no llamase la atención de nadie en el Partido salvo los mentados Bárcenas y Páez, o sea, ojos que no ven, corazón que no siente, aunque, a veces, ante el silencio sobran las palabras.

MIGUEL-ANGEL VICENTE MARTINEZ

  4 de febrero de 2015

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