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¡EUREKA! ¡EUREKA!

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 25 de marzo de 2015, 03:34h
Miguel Ángel Vicente
Miguel Ángel Vicente

Exclamación que salió de la boca del sabio griego Arquímedes cuando, estando en el baño, descubrió la ley del peso específico de los cuerpos, y con el entusiasmo por tal descubrimiento, se lanzó a la calle, tal como lo trajo su madre al mundo, gritando “eureka, eureka” (“lo encontré”) y que se emplea como interjección equivalente a “eso es” o “ya está”. Pues bien, “eso es”, “ya está”, por fin nos hemos caído del caballo, como San Pablo, camino de Damasco, y hemos visto la luz, tras haber estado siglos, al menos, en España, treinta y siete años, desde el advenimiento de la democracia y desde la proclamación de la Constitución Española de 1.978, la cual en su artículo 6 establece que “los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”, en definitiva, nuestra Carta Magna, reconoce a los partidos políticos como parte de la columna vertebral de la democracia, aunque, a día de hoy, viendo su estructura y funcionamiento internos, constatamos que están a años luz de lo que ordena el citado precepto constitucional en su último párrafo, pues tanto una (estructura) como otro (funcionamiento) deberán ser democráticos, adoleciendo de estos dos caracteres, sobremanera el Partido Popular, donde, como se ha visto en los prolegómenos de las citas electorales del presente año, Andaluzas (ya llevadas a efecto el pasado domingo), así como las venideras, Autonómicas y Municipales (en mayo), Catalanas (en septiembre) y Generales (noviembre-diciembre), se ha puesto de manifiesto que el “dedazo” del Presidente del Gobierno, Don Mariano Rajoy Brey, ha tenido un trabajo agotador, hasta el punto de que habrá tenido que meter la mano en una jofaina llena de agua helada y con sal, pues las cabezas de lista ya designadas han sido impuestas por ese “dedazo”, contraviniendo, clara y manifiestamente, el citado mandato constitucional, y así lo ha expresado claramente Esperanza Aguirre, para quien el fracaso del candidato a la Comunidad de Andalucía, Juanma Moreno, sea debido a que no ha podido superar su nombramiento a dedo, sin darse cuenta de que ella está ídem de ídem, y luego se quejan de lo que sucede en Venezuela y nos intentan atemorizar y amedrentar con que la irrupción de nuevas formaciones políticas en el ámbito nacional nos llevarán a sumirnos en el caos, el llanto y el crujir de dientes, en las tinieblas y en la ruina y la miseria, como si las políticas llevadas a cabo por el Ejecutivo actual, a base de recortes y ajustes, a mayor gloria de la Troika y de Ángela Merkel, otorgando preeminencia a los mercados, al déficit y a sus propios bolsillos, sobre la vida, la salud y el patrimonio del conjunto de la ciudadanía, no haya hecho retroceder a ésta a épocas de la posguerra.

Pues bien, lo dicho, repito, “eso es” o “ya está”, por fin tras todos estos años de ceguera e incomprensión hacia los partidos políticos y hacia los políticos, esa inquina, demagógica e injustificable, que los españolitos de a pie hemos dejado anidar contra quienes ejercen la alta función de la política, esas personas, que, renunciando a su bienestar y a su tranquilidad, se devanan los sesos, no duermen y se exponen a peligros mil, con tal de buscar y conseguir el bien común y el interés general de todos los ciudadanos, sin dejar fuera a ninguno, sean del color que sean, sean de la capa social que sean, y todo ello, a cambio de la incomprensión y el no reconocimiento y el mal pago por esos servicios prestados, desinteresadamente y que, incluso, les provoca insomnio, por sus desvelos, ruina, porque no ganan un euro, antes al contrario, lo ponen de su bolsillo si hiciere falta y sin pedir nada a cambio, y en consecuencia y en definitiva, pérdida de salud y de patrimonio, ¡eureka! ¡eureka!, nos han hecho llegar la luz a nuestros ojos.

Por fin, repito, “eso es” o “ya está”, por fin, vuelvo a repetir y no me cansaré de hacerlo, nuestro inefable Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Don Cristóbal Montoro, en relación con el supuesto fraude fiscal perpetrado por el Partido en que milita y que sostiene al Gobierno, el Partido Popular, con ocasión de la recepción de donaciones “ilegales” y el empleo, en parte, de las mismas, a través de su Caja “B”, para el pago de las obras en la sede de Génova (1.500.000 euros, que, de momento, se sepan), nos ha abierto los ojos a quienes somos unos empecinados en no querer entender ni comprender esa labor altruista antes descrita, a quienes no creemos sino como Santo Tomás, en la resurrección de Jesucristo, en tanto en cuanto no metamos la mano en la herida que en el costado le infirió  un soldado romano con su lanza, mientras expiraba en la Cruz, por la redención de la humanidad y de nuestros pecados, sacándonos del error, de la confusión, de la mísera consideración de que los partidos políticos más que servirnos, nos oprimen y tienden a entrar en nuestra más intima intimidad, valga la redundancia, en su afán de controlarnos y estabularnos. De esta guisa, como quien resucita un muerto, ¡mira quien habla!, Montoro, nos ha aclarado y poco menos que ha puesto una pica en Flandes, al descubrir la verdadera naturaleza de los partidos políticos, al declarar, sin tapujos y sin sonrojarse ni cortarse un pelo, que los Partidos Políticos no son, ni más ni menos, que unas ONGs, porque, en definitiva, como éstas, tienen fines sociales. ¡Toma del frasco Carrasco! ¡Qué tontos, qué mal pensados que somos los que formamos parte de la plebe! Y para que quedara más claro que el agua y lo entendieran, incluso, aquellos que no saben hacer la “o” con un canuto, o quienes consideraban que los 21.300 euros mensuales que el propio Partido Popular vino satisfaciendo a Luis Bárcenas durante dos años y pico, no era sino un finiquito en diferido fruto de un contrato simulado, según la aportación, extraordinaria y genuina, al mundo del derecho, realizada por la Secretaria General de dicho partido, María Dolores de Cospedal, (por cierto, ¿dónde está la investigación de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria y de la Inspección de Trabajo, tras la sentencia del Juzgado de lo social número 16 de Madrid?), ha comparado a su Partido Político con Cáritas, entidad benéfico-social, filantrópica, sin ánimo de lucro,  que, al parecer y también lo ignorábamos, se nutre de donaciones ilegales, lleva una caja “B” en su contabilidad y reparte sobres de dinero negro entres sus regidores. Bueno, si esto es así, apaga y vámonos, perdamos nuestro tiempo en otros menesteres y pidamos perdón por nuestras dudas y acusaciones infundadas y temerarias hacia quienes, gracias a ellos, volverán, de nuevo, el sol a relucir en nuestro horizonte y nuestras escuadras victoriosas. No hemos sabido agradecer a esta tropa de haraganes, de ganapanes, de vividores, el esfuerzo y el sacrificio, sin límite, llueva, truene o nieve, en pos de nuestro bienestar. O sea, que todos los integrantes de los Partidos Políticos, o sea, no, de todos no, si acaso quienes se integren dentro del Partido Popular y, si me aprietas, del PSOE, que ya sabemos que los demás Partidos Políticos sólo buscan el mal para los españoles y no sabemos siquiera cómo se les deja aflorar a la luz pública,  todos esos integrantes, no son sino personas beatíficas, venerables, arcangélicas, poco menos que hermanitas de la caridad y de uso diario del cilicio,  quizás concebidas sin mancha de pecado original y que poco les faltará para ascender a los cielos en cuerpo y alma, como hiciera nuestra Madre la Santísima Virgen María. Por cierto, que nuestro personaje, ni corto ni perezoso, en un alarde de sinceridad, se declara Católico y, además, practicante; y yo me pregunto, si es católico y, además, practicante, esto  no casa con que milite en un  partido, el PP, que se ha negado a derogar la Ley Aído del Aborto (perdón, de la interrupción voluntaria del embarazo), haciéndose cómplice de un genocidio uterino,  y no reniegue, por ello, del mismo, dando ejemplo de una hipocresía y un cinismo, elevados a la enésima potencia, que reflejan la caradura y la sinvergonzonería de quienes pretenden estar, a la vez en misa y repicando. Acaso, sería conveniente que el actual Pontífice, Francisco I, que ha dado muestras de una voluntad y firmeza inusuales para tratar de poner orden en la Iglesia Católica y ha condenado, sin paliativos, la corrupción (“la corrupción apesta”, ha sentenciado recientemente en Nápoles), tomara cartas en el asunto y, de una vez por todas, acabara, como puso de manifiesto Francisco de Quevedo y Villegas, en su obra “El alguacil endemoniado” con los que “Cristo llamó sepulcros hermosos por de fuera, blanqueados y llenos de molduras, y por de dentro pudrición y gusanos, fingiendo en lo exterior honestidad, siendo en lo interior del alma disolutos y de muy ancha y rasgada conciencia...hipócritas, embelecos vivos, mentiras con alma y fábulas con voz”, excomulgando a quienes así utilizan el nombre de Dios en vano, conculcando flagrantemente  el segundo mandamiento de la Ley de Dios,  y hacen uso de la Religión Católica, Apostólica y Romana, torticera y miserablemente, de una manera indigna, para su promoción personal. “¿Hay reyes en el infierno?- le pregunté yo (sigue Quevedo en su citada obra), y satisfizo a mi duda diciendo: - Todo el infierno es figuras, y hay muchos, porque el poder, libertad y mando les hace sacar a las virtudes de su medio y llegan los vicios a su extremo, y viéndose en la suma reverencia de sus vasallos y con la grandeza opuestos a dioses, quieren valer punto menos y parecerlo; y tienen muchos caminos para condenarse y muchos que los ayudan, porque uno se condena por la crueldad, y matando y destruyendo es una grandeza coronada de vicios de sus vasallos y suyos y una peste real de sus reinos; otros se pierden por la cudicia, haciendo amazonas sus villas y ciudades a fuerza de grandes pechos que en vez de criar desustancian; y otros se van al infierno por terceras personas, y se condenan por poderes, fiándose de infames ministros. Y es gusto verles penar, porque como bozales en trabajos, se les dobla el dolor con cualquier cosa”.

Y como andamos con Quevedo (Francisco de), podemos terminar con el primer cuartero de uno de sus sonetos más celebrados: “Érase un hombre a una nariz pegado,/ érase una nariz superlativa,/ érase una nariz sayón y escriba,/ érase un peje espada muy barbado”. Y punto.

MIGUEL-ANGEL VICENTE MARTINEZ

25 de marzo de 2015

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