www.albaceteabierto.es

Saqueando el país

Por Miguel Ángel Vicente
martes 05 de mayo de 2015, 22:40h
Miguel Ángel Vicente
Miguel Ángel Vicente

No deja lugar a dudas que la declaración, por dos veces y en un pequeño lapso de tiempo, que la Secretaria General del Partido Popular y Presidenta de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, María-Dolores de Cospedal, relativa a que “hemos trabajado mucho para saquear al país adelante”, es sintomática de  haberla traicionado el subconsciente en tan sensible como delicado tema y más aún tal como se encuentra el referido país en la actualidad, aún sumido en una galopante y profunda crisis que parece haber venido para quedarse como huésped privilegiado y ello por  mucho que desde las altas instancias, Gobierno incluido, hayan puesto a trabajar a destajo a todo el entramado de los vocingleros oficiales glorificando la salida de dicha crisis, la creación de empleo y la recuperación económica, sin darse cuenta de que toman como muestra para llegar a tal resultado los mismos parámetros que ya usara, en su día, el ex Ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes (“Solbente” donde los haya) y el propio ex-Presidente del Gobierno, Don José-Luis Rodríguez Zapatero, a saber, que en los bares y en las cafeterías se veía a mucha gente, sin poner de manifiesto que, de entre esa mucha gente, la mayoría, quizás optara por una última copa, tal como al reo condenado a  muerte se le ofrece el privilegio de fumarse su último cigarrillo, en un último desiderátum de “perdidos al río” y que “me quiten lo bailao”.

Y es que, poco o nada se encarece lo que desde el Gobierno se pregona, con la realidad  misma, que suele ser tozuda y que no admite que se la vista con traje de seda, más teniendo en cuenta el refrán que propala que “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Y ahí lo tenemos, cruel, palpable y real, por ser datos que salen de patear la calle y de la observancia de las carencias que siguen latentes entre la población que más ha sufrido los efectos de la crisis, y ello no sólo por la propia naturaleza de las cosas, sino porque el Gobierno ha hecho recaer sobre sus espaldas todo el peso soportable y el no soportable de esta asesina y criminal crisis, con dramáticas medidas de ajustes, recortes y supresión de derechos, que han dejado a la clase social baja para los restos y ha terminado por eliminar la clase media, verdadera columna vertebral de un país y de su economía. Y a estos efectos, que refutan la alegría y la algarabía del Gobierno porque el paro haya descendido sin que los nuevos empleados puedan ser calificados de “personas” con un porvenir halagüeño y salutífero, nos encontramos con una organización que no tiene visos de ser sospechosa en sus apreciaciones, ya que desde el minuto cero de la crisis (y aun antes) se ha dedicado a atender y a suplir las carencias del Estado para con las víctimas de la misma. Me estoy refiriendo a Cáritas, pues según el Secretario General y el Coordinador de Empleo y Economía Solidaria de la dicha Organización, Sebastián Mora y José-Luis Pérez Larios, respectivamente, la recuperación no llega a los pobres y la creación de empleo sigue siendo muy escasa y precaria. Para el primero “basta mirar las distintas encuestas de población activa para ver que la creación de empleo sigue siendo muy escasa y precaria. Nunca dejan de subir las cifras de hogares con todos sus miembros en paro y sin ingreso alguno. La coyuntura muestra signos favorables, pero ni la crisis ha afectado a todas las personas por igual, ni la recuperación  está afectando a todos por igual. La recuperación no está llegando a las personas empobrecidas, que siguen en la cola de esa tan cacareada recuperación. Los más frágiles, pobres, sin formación, no están en la lista de la recuperación, sino engrosando la lista del olvido”. Y todo ello, sin olvidar a cuantos en esta larga travesía, tras cuarenta o más años de trabajo y de cumplimiento con sus obligaciones fiscales y tributarias, han perdido todo su patrimonio y han visto, como consecuencia de ello, quedar afectados personal y familiarmente, sin que para ellos exista, prácticamente, posibilidad alguna de retomar el paso para salir adelante, cuando no han decidido poner fin a sus vidas mediante el suicidio, lo que no saldrá a la luz en ninguna estadística  pues hay orden de no crear alarma social con estas menudencias, pero los médicos de urgencias bien saben de las cifras que se manejan en este apartado, mas para el poder es esencial seguir al pie de la letra ese otro refrán que proclama “ojos que no ven, corazón que no siente”. Y en esas estamos, mientras el Gobierno se felicita porque “Uropa”, o sea, la “UE”, le felicite por sus reformas y su “buen hacer”.

Y mientras esta mayoría silenciosa sufre y muere en un rincón olvidada, por si aún le quedara un resquicio por el que poder erguirse e intentar volver a empezar, ahí están las terminales recaudatorias de la Administración Pública en general, que, desvergonzada, lacerante y sangrantemente, tratan de darle la puntilla para que no vuelvan a levantar cabeza, mientras los grandes defraudadores, los que se conocen como delincuentes de cuello blanco y gemelos en puños de camisa, siguen sorteando los cepos que, presuntamente, se les ponen delante, y por ello se guarda un silencio sepulcral sólo comparable al que se suele dar en un sepelio. Y un botón de muestra que demuestra esa voracidad recaudatoria del Poder lo encontramos en que las multas de tráfico aumentaron un 80% durante los años de la crisis, cuando precisamente la circulación de vehículos se retrajo por la crisis misma.

Pero, qué le importa al Poder lo que le ocurra a sus esbirros gobernados y sometidos a su “imperium” y “auctoritas”, sin que para ellos mismos le sean aplicables las mismas normas que imponen al ciudadano de a pie. Y un ejemplo palmario y clamoroso, amén de escandaloso y delictivo, lo encontramos con la remodelación total que del Palacio de Doñana lleva ya siete meses ejecutándose, sin licencia municipal, al respecto, porque aun teniéndola, sería ilegal, ya que dicho Edificio, un cortijo del siglo XVI está catalogado como bien protegido de “grado uno”, lo que supone que sobre el mismo no se admite otra actuación que la tendente a la realización de “obras de conservación y mantenimiento”, y las obras que se están llevando a cabo, a instancias del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), dependiente del Ministerio de Economía, a cuyo frente se halla Don Luis de Guindos, son de total remodelación, o sea, siguiendo la premonición de Alfonso Guerra para la España bajo el Gobierno de Felipe González, no lo va a reconocer ni la madre que lo parió. Y a mayor abundamiento y para poner la guinda y violar toda la legislación violable, se prevé un cambio de uso del mismo no previsto en el Plan General de Ordenación Urbana aplicable. Ahí se pone de manifiesto la prepotencia con la que actúa la Administración Pública, la cual, en vez de ser ejemplar, se considera investida de poco menos que de poderes divinos, de manera que suele actuar haciendo de su capa un sayo. Y luego, el Gobierno amenaza y quiere amedrentar al ciudadano con que Podemos o Ciudadanos podrían llegar a gobernar, solos o en comandita, alertando de que viene el lobo bolivariano, como si la actuación del propio Gobierno y del Partido que lo sustenta no pudiera incardinarse en dicho sistema, y todo ello con el ánimo de que el voto del miedo le entre en su urna.

Y es que, realmente, la campaña que se intuye desde el Gobierno y desde el Partido Popular, es poco más o menos que una reedición de la Biblia, considerando a Mariano Rajoy poco menos que como el propio Jesucristo, “confía en mí, te irá bien” en  remedo del mensaje evangélico sobre Jesús a sus discípulos, “dejad todo y seguidme”. Y para mayor magnificencia del mensaje, ahí están los vocingleros del Gobierno, en este caso, un tal Salvador Sostres, que en su columna del Jueves 30 de Abril, en el diario “El Mundo” se deja llevar por el fanatismo marianista e inicia un nuevo Evangelio, y parece hablar ex-cátedra, al considerar la corrupción como un “accidente de la imperfección humana”, y los no comulguen con esta rueda de molino no hacen otra cosa que alarmar “convirtiendo la corrupción en un drama cuando todo el mundo sabe que la corrupción es inevitable” y que “es mentira que la mejoría económica no esté llegando a la gente. Está llegando y del modo más apabullante. Está llegando a los restaurantes, que los llena la gente; está llegando a las agencias de viajes, masivamente contratadas por gente. Está llegando a los conciertos que la gente llena, a los bares atiborrados de gente” y que “el crecimiento de España está siendo extraordinario...la crisis ya ha pasado. España es un país expectante y amable. Levántate y trabaja...sé feliz, gasta. Confía en mí, te irá bien”. En fin, lamentablemente y lo lamento, me encuentro dentro de esos que el Sr. Sostres denomina “intelectual quejica”, de “los intelectuales de llanto comprado y muy bien pagado en infumables columnas y en tertulias de supermercado”, para los que “la recuperación económica ha sido la noticia más nefasta”. Y después de estas aseveraciones, dicen que el cielo se estremeció y que una luz divina descendió del mismo posándose sobre las cabezas de los miembros del Gobierno en Pleno: y otro mundo, otra era, comenzó su andadura.

MIGUEL-ANGEL VICENTE MARTINEZ

6 de mayo de 2015

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios