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Votar y reflexionar

Por Marino Martínez
viernes 22 de mayo de 2015, 11:42h
Marino Martínez
Marino Martínez

El día 24 de mayo hay elecciones y lo más importante para ese día es ir a votar. Ese día los ciudadanos tenemos la mejor de las oportunidades para refrendar las políticas de los últimos años, o decidir cambiarlas. Ese día es nuestro día.

Entiendo a los que se manifiestan, salen a la calle, se encierran, gritan y se indignan, y estoy con ellos, pero nuestro gran día es el 24 de mayo. La democracia tiene un gran día y es el de las votaciones, por eso el día 24 todos tendríamos que ir a votar, es nuestro día. Es nuestro gran y mejor derecho. Nadie debe decidir por nosotros pero para eso hay que votar.

Otra cosa es lo que vayamos a votar, cada uno en función de sus ideas, de sus sentimientos, de su situación económica, etc.

El voto es secreto y cada uno hará lo que quiera. Yo tengo claro que no voy a votar a los que durante cuatro años han hecho lo contrario a lo que prometieron. Los que nos engañaron entonces y lo siguen haciendo ahora, dicen blanco y hacen negro. Entienden que somos borregos a su servicio. Han acabado en cuatro años con los avances de décadas.  A esos no les voy a votar.

Me dejan muchas dudas aquellos que no tienen claro con quien van a pactar después del 24 de mayo, y es seguro que tendrá que haber pactos para gobernar. Aquellos que podrían pactar con los que nos han llevado a la situación actual, a esos tampoco les voy a votar. Y eso que a todos nos gusta que nos hablen de cambio y regeneración, pero uno tiene la impresión de que puede quedarse solo en palabras y me estiraría de los pelos (que no tengo) si después del 24 de mayo mandan los mismos con el apoyo de los que se dicen nuevos.

Tampoco voy a votar a aquellos que seguramente mereciendo el voto porque han trabajado mucho y bien durante estos últimos años en el Congreso de los Diputados, ahora están rotos y sin opciones. No los votaré porque no quiero perder mi voto, y eso que también su líder, que para mí es de izquierdas, es una política que merece la pena.

Los que creemos en la igualdad, en la sanidad pública gratuita y universal, en la educación pública gratuita, en los servicios sociales y en tantas y tantas cosas, entiendo que tenemos muchas opciones en la izquierda.

Muchas y muy válidas candidaturas locales, en la provincia y en la región de muy diversos partidos de izquierdas, respetables, trabajadores e ilusionados. Ahí está la gente de Ganemos, Podemos, IU, Participa y algunos más…, pero hay un problema. Aquí, en Castilla-La Mancha, se cambió una ley para que hubiese menos representatividad, un pucherazo para que sigan los que están ahora. Por eso el voto de la izquierda disgregado no vale nada, y esta vez más que nunca hay que unir el voto.

Es simple, o todos juntos o seguirá Cospedal campando a sus anchas. La disyuntiva que tanto disgusta al PP es clara, o ellos o los otros unidos. Y solo hay un partido de izquierdas que hoy por hoy puede aglutinar el pensamiento de izquierdas con posibilidades de gobernar en Albacete y en Castilla-La Mancha, y es el PSOE.

Yo tengo claro quien representa la prosperidad en esta tierra, gentes de izquierdas que han tomado el relevo de otros que cambiaron nuestras ciudades y nuestra región. Tengo ya una cierta edad y conocí como era Albacete y su provincia, y la región, hace décadas y hoy el cambio es claro y profundo, en todos los sentidos. La ciudades han cambiado pero lo más importante es que los servicios han cambiado más, servicios que el PP está desmantelando.

Sé que no se lleva decir el sentido del voto pero soy de los que tiene claro que ha llegado el momento de ‘mojarse’, de decir alto y claro lo que no queremos, ya está bien de callar por miedo. Un miedo que nuestros padres y abuelos tuvieron y que hemos vuelto a sentir en estos últimos años.

Sí, yo voy a votar a la izquierda y voy a votar al PSOE y cuando esté introduciendo la papeleta en la urna me sentiré orgullo de hacerlo, y lo haré porque es un orgullo votar a un partido que ha cambiado esta ciudad, está región y este país.

Y como el voto es secreto, es nuestro secreto.

 

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