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Por la boca muere el pez

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 07 de octubre de 2015, 03:31h
Miguel Ángel Vicente
Miguel Ángel Vicente

Refrán español que advierte del daño, a menudo irreparable, que al indiscreto suele acarrearle su incontinencia verbal. Y es que, hartos hemos estado de la incontinencia verbal de nuestro Presidente del Gobierno, Don Mariano Rajoy Brey y su cohorte de adláteres, corifeos, acólitos, paniaguados y mamandurrieros, en relación con el resultado de las recientes elecciones catalanas, convertidas en un plebiscito por el Molt Honorable President de la Generalitat, Don Artur Mas, y que, tras la apertura de las urnas, en la noche del 27 de septiembre pasado, arrojó una victoria, sin paliativos, del conglomerado que se presentaba bajo las siglas de “Junts pel sí”, y en cuya lista se enrolaba bajo el número 4 el propio President, consiguiendo 62 diputados que, aunque no alcanzaban la mayoría absoluta (64), sí suponen un triunfo electoral, pudiendo alcanzar aquélla a poco, como más bien parece, se sumen las 10 actas obtenidas por la CUP, que sumarían en total 72 escaños, ocho por encima de esa significada mayoría absoluta y que pondría de los nervios al Partido Popular, como ya lo están ante el varapalo obtenido por esta formación. 11 diputados frente a los 19 que tenía antes de la cita electoral y que deja en muy mal lugar a la defenestrada Alicia Sánchez Camacho y al cabeza de lista improvisado, el ex-Alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, por mucho que se busquen excusas peregrinas, como la declarada por el propio García Albiol menospreciando la inteligencia de los catalanes, al decir que “miles de catalanes quieren votar al PP pero no lo saben”.

Pues bien, ante este resultado, está claro que, aun sin la suma de los diputados de la CUP, deberían gobernar los miembros del entramado conocido como “Junts pel sí”, si seguimos la archirepetida doctrina del propio Partido Popular y del Presidente del Gobierno, Don Mariano Rajoy, quienes ante la debacle y el batacazo que presumían en las elecciones municipales y autonómicas del pasado mes de mayo, no se cansaron de repetir ese mantra de que debía gobernar la lista más votada, a la que, por arte de birlibirloque, le asignaría la Ley Electoral un plus, dándole concejales virtuales hasta alcanzar la mayoría absoluta, poniendo a parir a toda la oposición que defendía el sistema de pactos de las minorías hasta sumar la mayoría exigida para gobernar, repitiendo que no puede quedar al margen de la gobernabilidad la lista más votada frente a la suma de los partidos perdedores , poniendo de manifiesto un gran déficit democrático, pues la democracia se basa fundamentalmente en el diálogo, en el debate y en los pactos llevados a cabo y alcanzados por las distintas siglas para llevar a buen puerto esa gobernabilidad que, por la puerta de atrás, se la quería adjudicar el Partido Popular, sin más, porque yo lo digo y, como hemos dicho anteriormente, por arte de birlibirloque. Y en un tris estuvo el Gobierno, en contra de toda la oposición parlamentaria, de acudir por enésima vez al rodillo para conseguir el dicho fin perseguido, lo que anunciaron repetidamente, sin rubor ni vergüenza, contraviniendo, una vez más, el consenso al que debe aspirar siempre el Partido que gobierna, pues gobierna no sólo para sus votantes, militantes y simpatizantes, sino para todo el que ostenta la nacionalidad española , le haya votado o no, habiendo preferido otras opciones tan válidas como las peperas. Habría que acudir al método expuesto y defendido por Barrio Sésamo y concluir que cuatro concejales del PSOE, más cuatro de Podemos, suman ocho, que son más que los hipotéticos siete que hubiera obtenido el Partido Popular. Así de claro, así de sencillo y así de contundente, por mucho que “joda” haberse quedado a pocos “x votos” para obtener un concejal más que podría alzarles a la mayoría absoluta.

Basta recordar, como argumento más, para desvirtuar las pretensiones del Partido Popular, que, como todos recordamos, cuando aquel movimiento llamado del “15M” ocupaba la Puerta del Sol, en Madrid, como protesta contra las políticas de austeridad, recortes y supresión de derechos, llevadas a cabo, no sólo por el Partido Popular, sino por el PSOE del Sr. Rodríguez Zapatero, los vocingleros y las vocingleras del Partido Popular no se cansaron de repetir que un Gobierno no puede hacer caso a las peticiones callejeras, que lo que debían hacer esos integrantes del citado movimiento era organizarse como Partido Político y presentarse a las elecciones. Pues dicho y hecho, llegando a alcanzar unos resultados inesperados, que hicieron temblar los cimientos del bipartidismo, PSOE-PP, pasando a llamarles, cuando se legitimaron formalmente como formación política, y a despotricar contra ellos, como marxistas, extrema izquierda y populistas, tarea a la que se dedicaron muy activamente Esperanza Aguirre y la Secretaria General del PP, María-Dolores de Cospedal, haciendo caer sobre la nueva sigla todos los males del fin del mundo y del juicio final.

Pues bien, volviendo a los comicios catalanes, y siguiendo con la doctrina pepera de que debe gobernar la lista más votada, ocurrió otro hecho paradigmático, y es que, yendo contra su propia filosofía de que al Gobierno llegar a una suma de perdedores, el propio Presidente del Gobierno, Don Mariano Rajoy Brey, propaló la idea de una gran coalición de todos los partidos, que él llama constitucionalistas (PP, PSOE, y C’s), como si los demás estuvieran fuera de la Constitución,  para arrebatar dicho Gobierno a “Junts pel sí”, aun a sabiendas de que esta formación obtendría, al menos, la mayoría y sería la lista más votada. Preguntando el Sr. Rajoy al respecto por este cambio de criterio, ni corto ni perezoso no tuvo empacho sino en declarar que “la excepción confirma la regla”, o sea, lo ancho del embudo para mí y lo estrecho para los demás, y cuando a mí me favorece mi teoría, adelante, y cuando esa teoría favorece al rival, entonces la “excepción”. En fin, bonita manera de entender el juego democrático, siempre que consideremos que estamos, en España, en un Estado de Derecho y Democrático.

Y en este orden de cosas, si bien “Junts pel sí”, junto a la CUP,  aunque obtuvo la mayoría de escaños, no obtuvo la mayoría de votos ( se quedó en un 47’46%), también es cierto que el Sr. Rajoy y su Partido, en las elecciones de 2.011, aunque obtuvo la mayoría de escaños, que le daban la mayoría absoluta en el Parlamento, no obtuvo la mayoría de votos, pues respecto de éstos sólo obtuvo un 44’62% de la base electoral, por lo que, aunque formara Gobierno, debería haber actuado con más cautela en relación con el 55’38% que representaban los votantes de los demás partidos, incluidos la abstención y los votos nulos, debiendo haber gobernado procurando el máximo consenso, cosa que no ha hecho, buscándolo sólo de boquilla, y utilizando y abusando, incluso con su mayoría absoluta, para callar la voz discrepante de la oposición, del Derecho-Ley, convirtiéndose en el Gobierno que en la Democracia ha hecho un uso más abusivo de dicha forma de legislar, hasta el punto de que el propio Tribunal Constitucional, tan mediatizado por los partido políticos, en una reciente sentencia le ha sacado los colores al Gobierno por su tic hacia el Decreto-Ley, llamándole la atención por el uso injustificado de este medio de legislar, anulando dos normas de un Decreto-Ley aprobado hace un año por el Consejo de Ministros, relativas a las Empresas de Trabajo Temporal y el Registro Civil, y aunque el resto lo da por bueno, se ha emitido un voto particular por parte de la vicepresidenta del Tribunal, Adela Asúa, y los Magistrados Fernando Valdés Dalré y Juan Antonio Xiol, cuyo voto particular pide la anulación de todo el decreto-Ley porque la norma  recurrida “ha roto los diques constitucionales”, ya que las medidas que contiene son tan heterogéneas que no existe entre ellas “un nexo común, consistente precisamente en esa situación de necesidad a la que pretenden salir al paso y tampoco han quedado suficientemente justificadas la urgencia y el carácter extraordinario que deben caracterizar esa situación de necesidad”. Asimismo, los Magistrados del Alto Tribunal, recuerdan al Gobierno que la Constitución concibió como excepción la potestad que el artículo 86 atribuye al Gobierno para elaborar decretos de esta naturaleza, porque lo contrario, supone “la relegación del poder legislativo a un papel pasivo, secundario y disminuido, en detrimento del principio representativo, de la calidad democrática y, en las propias palabras del preámbulo de la Constitución, del Estado de Derecho que asegura el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular” Vamos, un tirón de orejas, que habría de hacer reflexionar al Presidente del Gobierno, a éste en pleno y al partido que lo sustenta, para quienes parece que todo el monte es orégano y que, por tanto, pueden saltarse a la torera al Parlamento, al que impide el debate, lo que precisamente se persigue en los sistemas políticos totalitarios.

Y demostrativo de que el Sr. Rajoy se aferra al cargo de Presidente del Gobierno estirándolo al máximo y convocando las elecciones generales para el 20 diciembre, en su afán de disfrutar del oropel del poder hasta la extenuación y antes de que lo boten de la poltrona, es su afán de aprobar los Presupuestos Generales del Estado de 2.016, antes de disolver el Parlamento, lo que ha llevado a Bruselas a través de la Comisión Europea, vía Comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, a alertar de que España no cumplirá el objetivo acordado de déficit ni en el presente 2.015 ni en 2.016, lo que llevará al nuevo Gobierno salido de las urnas a cambiar los Presupuestos aprobados, que pueden quedar en agua de borrajas. Pero en fin, estas cuitas pasan y seguirán pasando mientras quien se cree un hombre de Estado, no pase de aprendiz de botones.

MIGUEL-ANGEL VICENTE MARTINEZ

7 de octubre de 2015

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