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Las líneas esteladas de Podemos

Por Manuel Martínez Rodríguez
lunes 18 de enero de 2016, 12:25h
Manuel Martínez Rodríguez
Manuel Martínez Rodríguez

Rescate social, Ley anti desahucios, transparencia democrática, eliminación de puertas giratorias, reforma fiscal… Seguro que estas propuestas eran las que todos y todas pensábamos que estarían sobre la mesa en las reuniones para explorar la posibilidad de fraguar un pacto de gobierno entre PSOE y Podemos.

Imaginábamos que se debatiría sobre los tiempos para la aplicación del consabido rescate ciudadano que anunciaba Podemos a bombo y platillo en campaña electoral, o sobre su financiación.

Pues no. Sobre la mesa están el referéndum catalán y la concesión de cuatro grupos parlamentarios para Podemos. Si, así de prácticos se han vuelto. Aunque a los diferentes portavoces de Podemos no les guste reconocer sus líneas rojas en las negociaciones, es evidente que hay dos cuestiones que son condición imprescindible para que se sienten a hablar, referéndum en Catalunya y conformar cuatro grupos en el Congreso, cambiemos las líneas rojas por líneas esteladas.

Lo que sí está claro como el agua es que los compromisos previos adquiridos por Pablo con Ada Colau determinan ahora el margen de autonomía de Podemos en estas negociaciones.

Cuando Ada Colau y Pablo Iglesias exigen un referéndum para la independencia de Cataluña (que por cierto bienvenido sea, pero siempre que también votemos en Albacete, en Murcia o en León, porque si nos afecta al conjunto, debemos decidir en conjunto) y además lo hacen como requisito para un pacto de Gobierno con el PSOE, lo que están haciendo es olvidarse de todos y cada uno de sus votos más allá de las fronteras catalanas.

Si PODEMOS frena un acuerdo de gobierno con el PSOE por el asunto Catalán está provocando directamente que gobierne la derecha. Está poniendo a los territorios por delante de las personas.

A la señora Colau le preocupaban los desahucios, pero a nadie le dijo que sólo aquellos que se producen en Martorell, Hospitalet o Badalona, sin importarle lo más mínimo los de Dos Hermanas, Hellín o Valverde de la Vera. Y Pablo Iglesias es cómplice o lo que es peor, víctima.

Yo entendía que ser de izquierdas era luchar contra la injusticia y la desigualdad, sin fronteras ni banderas. Pero eso será cosa de la vieja izquierda.

Como colofón del pragmatismo podemita, ahora el requisito que han puesto sobre la mesa es crear cuatro grupos parlamentarios en las Cortes, con sus cuatro intervenciones en cada sesión  y sus cuatro asignaciones económicas.

Pese a ello, no renuncio a imaginar un gobierno progresista en España, un gobierno que dé soluciones a las necesidades de las clases medias y trabajadoras que tan perjudicadas han sido durante estos años de gestión del PP. Un gobierno que trabaje por darle a este país un futuro más justo para esa mayoría de españolas y españoles que tenemos que trabajar cada día como única forma de salir adelante.

No renuncio a imaginar un gobierno socialista apoyado por un PODEMOS sensato, centrado en los problemas de la gente y no en las reivindicaciones territoriales.

Si a nivel local y autonómico nos entendemos, ¿Por qué no a nivel nacional?

Si en las conversaciones de bar o en los corrillos de pasillo coincidimos, ¿Por qué no en las negociaciones de Gobierno?

Si el PSOE facilitó Ayuntamientos de izquierdas en Valencia, Barcelona, Madrid o Cádiz, ¿Por qué PODEMOS no haría lo mismo en el Gobierno de España?

Manuel Martínez. (@Manu_Mtnez)

PSOE Albacete

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