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Cañete y las mujeres

Por Miguel Ángel Vicente
martes 20 de mayo de 2014, 23:01h
Miguel Ángel Vicente
Miguel Ángel Vicente

Tras un debate televisivo, con motivo de las próximas elecciones europeas, soporífero, ambiguo e indefinido, en el que la candidata del PSOE, Elena Valenciano, mostró más tablas, segu­ridad y claridad de ideas, mientras que el candidato del PP, Miguel Arias Cañete, estuvo oscuro, espeso y desconcentrado, con el mantra de la recuperación por montera, éste, quizás con ánimo de lavar la mala imagen que dió con su deficiente intervención, al día siguiente la lió, de una manera alarmante y desconcertante, metiéndose en un charco impropio de un político del siglo XXI y que aspira a ser Comisario de la Unión Europea (UE).

Pues bien, nada más y nada menos, que el bueno de Cañete, el que se zampa a pares los yogures caducados, no tuvo otra ocurrencia que recurrir a su cierta “superiori­dad intelectual, o lo que sea”, para haber machacado a una mu­jer, dando a entender que no lo hizo por pura cortesía de gentleman, o sea, de esos señores que, según canta María Dolo­res Pradera, ya no se estilan, que se ponen jazmines en el ojal para cenar, o sea, de aquellos que vieron nuestros abuelos.

De tal guisa, que ni corto ni perezoso y aún sonado por el  ba­tacazo sufrido en el debate, en una entrevista en Antena 3, ante Susana Griso, no tuvo otra ocurrencia que proclamar que "el deba­te entre un hombre y una mujer es muy complicado, porque si haces un abuso de superioridad intelectual, o lo que sea, pa­rece que eres un machista acorralando a una mujer".   !Toma nís­peros!, que diría el finado maestro Jaime Campmany. Se ve que no ha debatido con Ángela Merkel, la cual sí le habría puesto contra las cuerdas y, quizás, hacerle besar la lona.

Y ante el estupor de la presentadora, trató de arreglar el entuerto, entuertándolo aún más, al añadir: "si en tu interven­ción parece que pudieras ser superior, se puede considerar machista. En un debate con el señor Rubalcaba podemos decirnos todas las barbaridades, pero con una mujer se percibe de otra manera. Eso es verdad". Pues bien, la verdad es que el Sr. Cañete, él solito y sin ayuda de nadie, se quedó con el culo al aire, y es que, en ocasiones, es mejor pedir un tiempo muer­to para tomar aire, reflexionar y refrescar las ideas.

Por una parte, habla el señor Cañete de superioridad inte­lectual, considerando, de entrada, a su oponente, por ser mujer, intelectualmente inferior, al borde de la indigencia intelectual, lo que ya le descalifica por sí solo, dejando al descubierto lo más rancio de la derecha española que representa. "Abuso de superioridad intelectual, o lo que sea", remacha. ¡Cágate lorito! ¿Qué concepción del sexo femenino tiene este neanderthal?

Y por otra, remata con un volapié hasta la bola: "Machista acorralando a una mu­jer", cuando más bien fue lo contrario, él solito se acorra­ló a sí mismo, vamos, algo así como un toro dándose una cor­nada con su propia cornamenta. Y al día de hoy sin rectificar, excusarse ni recono­cer su metedura de pata hasta el corvejón, ni siquiera fuente alguna de su partido, con un “sostenella y no enmendalla”, con un erre que erre inadmisible, y sin que valga que aparezca en una fotografía con una veintena de féminas, ni aunque se la hiciera con el harem de Abderramán III, ni le sirva de descargo que su sucesora en el cargo, valga la redundancia, sea mujer, ni que pronuncie en cada mitin, la palabra mujer y mujeres a diestra y a siniestra, por activa y por pasiva, venga o no a cuento, lo que denota que es consciente del resbalón sufrido por las manifestaciones realizadas tras el debate televisivo, dando una baza, que pudiera ser definitiva, a su oponente, y sin que yo rompa una lanza ni por el PSOE ni por Elena Valenciano, sino que la rompo en pos de la dignidad de las mujeres en general.

Pero, claro, ahí están esas presuntas ahítas de inferioridad intelectual de su Partido, la Vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría y la Secretaria General, María Dolores de Cospedal, sacándo­le las castañas del fuego, como a Rajoy, ejerciendo de bomberas de emergencia, tratando de apagar el incendio, provocado por tan nefastas y funestas declaraciones, como si no hubiera pasado nada, defendiendo a su candi­dato y echando pelillos a la mar. Y es que esto no hace sino poner de relieve que la cabra tira al monte y en cuanto te des­cuidas te la juega y te deja en calzoncillos, dejando al descubierto toda la corteza gris y la bajeza y podredumbre del ser humano.

Y ni qué decir de la prensa adicta al poder, que toda a una como en Fuenteovejuna, han lanzado a sus primeros espadas, en torbellino, a justificar lo injustificable, a tratar de darle la vuelta al calcetín y hacernos ver lo blanco negro y viceversa, lo que ha supuesto un efecto boomerang, magnificando aún más la verborrea y el sin sentido del candidato, lo que ya cabalga por la prensa internacional y por la Social Democracia Europea, que prepara un manifiesto en contra del machismo rancio y cavernícola que se atisba en ciertos sectores de las filas del PP.  ¡Cuantas veces se habrá acordado el Sr. Cañete del refrán español que sentencia que “en boca cerrada no entran moscas”!.

En definitiva, que el subconsciente le traicionó y el interfecto quiso edulcorar la situación mostrándose como un caballero a la antigua usanza, de finos modales, exquisito, educado, afable y amable, faltándole poco para quitarse la chaqueta y arrojarla sobre el charco de agua para que la Valenciano cruza­ra la calzada sin mojarse los pies. Lo dicho, un Sr. de aquellos que vieron nuestros abuelos.

MIGUEL ANGEL VICENTE MARTINEZ

21 DE MAYO 2.014

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