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Cinco detenidos, todos de Casarrubios del Monte (Toledo) por estafar, engañar y timar a ancianos

Por Redacción / Efe
miércoles 21 de marzo de 2018, 10:27h

La Guardia Civil ha detenido a tres hombres y dos mujeres, todos ellos españoles y vecinos de Casarrubios del Monte (Toledo), por estafas de la estampita y el tocomocho a ancianos a los que llegaron a colocar balizas de seguimiento camufladas en bolsos y colgantes para asegurar su huida.

A los arrestados, con vínculos familiares y con edades de entre 23 y 47 años, se les imputan delitos de pertenencia a organización criminal y de estafa, informa la Guardia Civil.

Los investigadores han localizado 32.285 euros en cuentas bancarias de los implicados de los más de 60.000 estafados, y hasta la fecha se han esclarecido nueve estafas relacionadas con el grupo desmantelado en Granada (capital y Motril), Toledo (Illescas y Torrico) y Madrid (Colmenar Viejo y Villa del Prado).

La investigación se inició el pasado mes de septiembre cuando los autores trataron de engañar a una persona de avanzada edad para retirar de sus cuentas bancarias en Guadalix de la Sierra y Colmenar Viejo una suma importante de dinero y que afortunadamente fue frustrada gracias a que personal de la entidad bancaria alertó a los familiares.

Los agentes encontraron denuncias por hechos similares en la localidad madrileña de Villa del Prado y en el municipio toledano de Torrico, originándose así la operación "Estampita 2.0".

Gracias al análisis de estas denuncias se pudo llegar hasta tres personas de origen español y vecinos de Casarrubios del Monte como principales sospechosos, centrándose la investigación sobre ellos.

El avance de la investigación permitió conocer la composición del grupo, que lo formaban seis personas y que actuaban en grupos de tres eligiendo siempre víctimas de avanzada edad.

Una de las técnicas que utilizaban para engañar a los ancianos era la conocida del tocomocho.

Para llevarla a efecto se desplazaban tres personas hasta las inmediaciones de residencias de tercera edad y una de ellas abordaba a una víctima ofreciéndole la compra de un billete de lotería supuestamente premiado con 30.000 euros.

A continuación se acercaba una segunda persona ejerciendo funciones de gancho y se interesaba por la compra del citado billete.

Tras unos minutos de conversación llegaban al acuerdo de la compra a medias del décimo y se desplazaban con la víctima en su vehículo hasta su vivienda o hasta algún cajero para conseguir el dinero.

Una vez que lo tenían en su poder y para deshacerse de la víctima le pedían que bajase del vehículo a comprar algún producto alimenticio, abandonando los autores el lugar a toda prisa.

En otros casos utilizaron el timo de la estampita, seleccionando a personas de avanzada edad que estuvieran en calles poco transitadas y solitarias y uno de los encartados, simulando una deficiencia mental, le ofrecía a la víctima una mochila con billetes.

A continuación hacía acto de presencia una segunda persona que ejercía funciones de gancho y le ofertaba a la víctima cambiarle la mochila a medias.

A los pocos minutos volvía esta segunda persona con un sobre con el dinero referente a su parte instando a la víctima a que fueran los tres hasta una entidad bancaria a sacar el dinero o a su vivienda si lo tenía en metálico.

Cuando la víctima les había entregado el dinero la persona que hacía de deficiente reclamaba chocolates para que el anciano se bajara del vehículo, abandonando inmediatamente los encartados el lugar.

Para tener controlada a la víctima y al objeto de cubrir su huida, camuflaban balizas de seguimiento en bolsos y colgantes de la suerte que colocaban a sus víctimas sin que las mismas supieran lo que verdaderamente contenía.

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