El accidente de Pelayo, ocasión perdida para los ‘bocas’

El accidente del futbolista ha puesto de manifiesto una vez más que el periodismo y ‘cercanías’ tocó fondo hace mucho tiempo. Queda claro que los títulos universitarios no son la panacea. Que con ellos y sin ellos se dicen y se escriben barbaridades que hacen daño a las personas y a sus familias. Aquello de contrastar las informaciones pasó a la historia, se dicen cosas gratuitas sin miramiento.

Yo no voy a repetir aquí lo que han dicho y publicado algunos sobre el accidente de Pelayo. Tampoco sé exactamente lo que pasó, como no lo sabe ningún ‘bocas’. Lo que no haré nunca será poner en duda la versión oficial del club, las palabras de su director general o del entrenador del equipo, si hablan de un tema tan serio como este.

Seguramente seré el primero en criticar a la gente del club, a su director general, a su presidente, al entrenador y los jugadores, pero siempre por cuestiones profesionales, jamás pondré en duda nada que tenga que ver con sus vidas particulares y más si con ello hago daño a sus familias. Son profesionales y personajes públicos en su profesión, fuera de ahí son personas a las que ningún periodista ni aficionado al periodismo puede juzgar y mucho menos difamar. Lo de la libertad de expresión está muy bien y hasta hay jueces que la ponen por encima de muchas otras cosas, pero una cosa es la libertad de expresión y otra una serie de ‘vómitos’ dichos o escritos sobre alguien. Eso es mierda pura, no periodismo.

Por encima de todo, por lo menos para el que escribe, está el respeto a las personas y a sus familias. En casos tan graves como este, bastante tiene el futbolista y su familia con salir adelante tras el grave accidente como para encima tener que preocuparse de lo que se dice.

Un poco de respeto nunca sobra.