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3 viajes culturales que hacer antes de que llegue el calor
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3 viajes culturales que hacer antes de que llegue el calor

viernes 04 de mayo de 2018, 09:37h
El mes de mayo ha arrancado con tiempo fresco, nuboso y con precipitaciones. En años anteriores, a estas alturas, muchos ya andaban con manga corta y bermudas, sobre todo en la mitad sur del país y las zonas costeras. Pero siempre se puede sacar partido de la situación.

A la hora de viajar, seamos realistas: no es lo mismo recorrerse una ciudad con más de 30 grados a la sombra que hacerlo con una temperatura más benévola. Muchas ediciones de los Patios Cordobeses, por ejemplo, han estado marcadas por las altas temperaturas, el uso de ropa ligera, gorras y sombreros, mucha hidratación y snacks fríos, así que habrá quien haya agradecido las máximas de 22 grados.

El tiempo, claro está, influye en las sensaciones que se viven en un viaje, y determina los horarios. Cuando hace un calor sofocante, pasear por ciertas ciudades es incluso peligroso en las horas centrales del día, así que conviene adelantar la visita. Hasta julio y agosto, cuando la opción más viable parece la playa, hay tiempo de hacer escapadas de interior marcadas por los paseos desde la mañana hasta la tarde.

Toledo, la de las Tres Culturas

Un paseo por el centro toledano es una de las cosas imprescindibles que cualquier viajero español tiene por hacer en su país. Free tour Toledo lo pone fácil en la actualidad, porque permite conocer Toledo con guías titulados. La página Reservafreetour.com ofrece diferentes opciones de visitas guiadas por Toledo.

Se trata, como bien indican en su web, de una de las ciudades más importantes de la historia España, una ciudad milenaria que conserva muy bien su gran riqueza patrimonial. La visita comenzaría en la Plaza de Zocodover, justo en el centro de la ciudad, y adentra al visitante por los diferentes barrios del casco histórico.

La Mezquita del Cristo de la Luz, el Alcázar, la Catedral, el Monasterio de San Juan de los Reyes o la Sinagoga de Santa María la Blanca, son algunas de las maravillas de Toledo, que sorprende prácticamente a cada paso.

Pero el arte no solo se aprecia en la arquitectura en una ciudad que vivió el resplandor creador de El Greco. De hecho, el artista murió en Toledo después de dejar una huella importante, un legado que se manifiesta en obras como la famosa pintura “El entierro del conde de Orgaz”. También merece la pena hacer una visita guiada que abarque los barrios musulmán, cristiano y judío para descubrir su talento.

Granada, agua oculta que llora

Así se refería el poeta Manuel Machado a Granada, en su célebre “Andalucía”. Solo por la Alhambra ya merecería la pena visitarla, al ser un monumento histórico que ocupa con asiduidad los primeros puestos del ranking de los más bonitos de España. De hecho, fue candidata finalista en la lista de las 7 nuevas maravillas del mundo, así que es valorada fuera también de nuestras fronteras.

Con la ciudad andaluza sucede lo mismo que con Toledo, que ha albergado una mezcla de culturas a lo largo de la historia que hoy se puede repasar de la mano de un Free tour Granada. Muchos la consideran la mejor forma de conocer Granada, el modo de adentrarse con visitas guiadas culturales por Sacromonte, Albayzin y la Alhambra misma.

El histórico, por ejemplo, propone un paseo a pie por un casco histórico que tiene más de 2.000 años de historia tras de sí. La Catedral, la Alcaicería, la Capilla Real o el Albaicín permiten recorrer diferentes épocas, desde los mismos orígenes del Reino Nazarí a nuestros días. Pasando, por supuesto, por la Reconquista.

La visita al Sacromonte, sin embargo, también es obligada. Es un barrio fuera de lo común, con casas cueva que han sido excavadas en la misma colina y que datan del siglo XVI. Han marcado su idiosincrasia los gitanos o bohemios que han pasado por allí, y que han moldeado, entre otras cosas, un arte flamenco genuino que el turista también sabrá apreciar.

El ambiente del que goza la ciudad, joven y vivo, también es un atractivo. Famosas son también sus tapas, que se suelen poner con cada bebida, y que hacen aumenta el gancho de la ciudad por lo económico.

La Costa Dorada, más que sol y playa

La costa del mar Balear, en el Mediterráneo, la que se extiende por la provincia de Tarragona desde el norte hasta el delta del Ebro, es la Costa Dorada.

Allí está PortAventura, un complejo de ocio entre Vilaseca y Salou, el más visitado de España y uno de los que más visitados también en toda Europa. Con sus diferentes temáticas, su parque acuático y sus amplias opciones de alojamiento, invitan a adquirir entradas con hotel en Port Aventura. Para quienes van a la Costa Dorada con niños, y aun sin ellos, Port Aventura siempre es una opción.

Es innegable que lo que más llama la atención de la Costa Dorada son 92 kilómetros de arenales y calas de ensueños, con aguas limpias y tierra “daurada” en la que pasar horas tumbados al sol. Cala Forn y Santa Creus en L'Ametlla de Mar, Cala Fonda en Tamarit-Punta de la Mora, Cap Roig en L'Ampolla o Els Muntanyans en Torrdembarra son solo algunos ejemplos. Y aunque la playa se asocie al calor, se disfruta incluso más con temperaturas suaves.

Sin embargo, miles de años de historia también están presentes en la Costa Dorada más allá de lo que el viento o el mar hayan querido hacer con sus playas. La ciudad de Tarragona fue una de las ciudades más importantes de Hispania, capital de la provincia romana de Hispania Tarraconensis. Se conservan vestigios de entonces, como el anfiteatro romano, el pretorio y el circo que, unidos a la Catedral o el Mercado Central, la hacen un destino más que interesante.

A poco más de 20 minutos de Tarragona está Cambrils, que tampoco carece de historia. Restos arqueológicos atestiguan comunidades neolíticas agrícolas y ganaderas, una de las más antiguas de la Península Ibérica. Entre sus monumentos destacan la Torre del Puerto, el Castillo de Vilafortuny, el grupo monumentos En el Pla de les Serenes o la Muralla del Setge, pero una visita al Parque Samá, considerado uno de los mejores de la jardinería romántica del Mediterráneo, también merece la pena.

Calafell, Cunit, Torredembarra, Vilaseca, Salou o L'Ametlla de Mar son también paradas obligatorias en una ruta por la Costa Dorada.

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