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Las virtudes de un buen tarotista (y un buen cliente)

Las virtudes de un buen tarotista (y un buen cliente)

lunes 09 de julio de 2018, 17:57h

Buena parte del éxito de una consulta de tarot se basa en la excelencia del tarotista que se encarga de la tirada de cartas; pero no todo…

Tenemos una duda o una consulta que plantear a la baraja del tarot. Llamamos por teléfono y al instante siguiente estamos rezando para que nos toque un buen tarotista. Durante los próximos minutos nos sentiremos completamente dependientes de esa persona, de su capacidad y su sensibilidad. Y con toda la razón, porque estamos poniendo en sus manos una cuestión que nos inquieta…

¿Hasta ese punto depende de esa persona que nuestra consulta llegue a un buen fin? El tarotista es sin duda una pieza fundamental en una consulta del tarot, aunque, como más adelante veremos, no es la única ni la más importante. Pero sí; en definitiva, la buena marcha de un gabinete telefónico de tarot depende en gran medida de su equipo humano de videntes y tiradores de cartas.

¿Cuáles serían las principales virtudes del buen tarotista? ¿Esas que no pueden faltar, que nos harán confiar inmediatamente en el buen hacer de nuestro vidente de turno y repetir llamada si se tercia? Según los especialistas de eltarotbarato.es, uno de los servicios de tarot telefónico punteros en España, es una cuestión de equilibrio entre conocimientos “técnicos”, experiencia, intuición y capacidad comunicativa.

Las cuatro grandes virtudes del tarotista telefónico

Para hacer una tirada de cartas convenientemente, conforme a las reglas del arte, hay que tener una batería mínima de conocimientos específicos. Hay varios tipos de tarots, barias barajas (aunque suela emplearse el llamado Tarot de Marsella) y, sobre todo, varias tiradas: Gran Cruz, tirada circular de catorce arcanos, etc. Evidentemente, conocer los múltiples significados de cada carta es fundamental, y estos conocimientos no se dominan en media hora.

La experiencia es el sostén de un buen tarotista. Debe ser capaz de entender la consulta que se le está planteando, decidir la forma de enfrentarla y resolverla. Como en todo oficio, son los años los que enseñan, más que cualquier otra cosa, los secretos; en este caso, a tratar adecuadamente tanto la consulta como al cliente que la hace.

En la relación que se establece entre cliente y vidente en una consulta de tarot la confianza es fundamental. Para que la tirada sea fiable, el cliente debe estar dispuesto a dar al vidente todas las informaciones relevantes sobre el caso. La intuición, nos cuentan desde eltarotbarato.es, es la herramienta principal del tarotista para establecer esa relación de confianza y detectar si la persona que le ha llamado está enfrentando el problema en toda su magnitud y de la manera apropiada.

Saber presentar de forma eficaz y convincente los resultados de una tirada de cartas es tan importante como la tirada en sí. De hecho, lo que espera un cliente de una consulta no es que un tipo al otro lado de la línea coloque las cartas de una determinada manera, sino las informaciones que puedan serle de utilidad para tomar una decisión. Y cuanto más precisas sean, mejor.

Está el tarotista… y está el cliente

Hasta ahora hemos hablado de las virtudes que necesita tener un buen tarotista para desenvolverse adecuadamente en su oficio. Y, sin embargo, el tarotista no está solo; enfrente de él está el cliente, el que ha buscado su ayuda para resolver alguna duda, averiguar algún dato que desconoce o, con más propiedad, intentar tomar una decisión que le está resultando especialmente complicada o penosa.

Lo decimos porque, en realidad, el éxito de una consulta de tarot depende, sobre todo y en última instancia, del cliente. La persona que llama al tarot telefónico (y que acude a cualquier servicio de cartomancia) debe hacerlo con toda la calma posible, habiendo analizado bien su propio problema, con las preguntas a plantear claramente planteadas en su cabeza y dispuesto a escuchar las respuestas.

Quien llama a un tarot suele estar sometido a cierta tensión. Precisamente por eso, y aunque no sea fácil, debe hacer antes un sereno ejercicio de reflexión para que la experiencia sea lo más fructífera posible. Al fin y al cabo, si queremos tomar una buena decisión, ¿no es mejor aconsejarse y decidir con calma?

Es el punto de partida elemental para poder pensar bien qué es lo que nos turba y todos sus detalles. Debemos darnos cuenta de que lo que le contemos al tarotista y la forma en que lo hagamos determinará en buena medida lo que él pueda interpretar de nuestra tirada de cartas. Deberíamos, antes de descolgar el teléfono, tener claras y anotadas las preguntas que queremos plantear y el objetivo al que queremos llegar con ellas.

Por último, nos queda mantener la suficiente tranquilidad como para escuchar atentamente los consejos del tarotista. “Muchas personas llaman con las respuestas ya en su cabeza”, nos dicen desde eltarotbarato.es, “y apenas escuchan lo que el tarotista tiene que decirles.” Así, poco podrá hacer un tarotista, por virtuoso que sea, por atender las demandas de un cliente que no se explica y no le escucha…

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