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Querida María Dolores (II)

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 21 de noviembre de 2018, 05:30h

Así titulaba yo el artículo que escribí en el desaparecido Diario “El Pueblo de Albacete”, el día 4 de Mayo de 2.007 (¡y mira si ha llovido desde entonces!), y que te dedicaba, como bienvenida a tu aterrizaje en este amplio y llano aeropuerto que constituye la Autonomía de Castilla La Mancha, cumpliendo las consignas de tu Partido, el Partido Popular de la Gaviota (por cierto, ¿qué ha sido del nuevo emblema de “la encina”?), y especialmente de su líder, por entonces, Don Mariano Rajoy Brey (hoy apartado de la política, tras su espantada ante la moción de censura que el llamado Gobierno Frankenstein–PSOE, a la cabeza, seguido de Podemos-IU, e independentistas, que yo llamaría más bien, regionalistas, varios, y el cual hoy goza de la placentera vida de un Registrador de la Propiedad en la Capital de España, alejado de la trifulca y la polvareda en que se ha convertido, a día de hoy, el coso patrio, llamado Congreso de los Diputados, y siguiéndole los talones, el Senado), con el objetivo de poner orden dentro del Partido en la Región Castellano-Manchega, tan mangoneada, manejada y manipulada, cuando no ultrajada, por los largos periplos de tiempo de los Gobiernos del intocable Don José Bono y, en última instancia, de su sucesor, Don José María Barreda, siendo así que, desde el advenimiento de lo que en este país, aún hoy, a duras penas, llamado España, llamamos “democracia” (que podría llamarse de cualquier guisa o modo, pero que de lo que se presume, “res de res”), la dicha Región ha venido siendo gobernada por el Partido Socialista Obrero Español, a lo que se le quería poner fin con la encomienda y el encargo que desde Génova y directamente desde el hoy Registrador de la Propiedad, Mariano Rajoy, te hicieron para ver la posibilidad de dar un giro de 180º a todo lo que se venía cociendo desde el Palacio de Fuensalida respecto de esta adusta, austera y polvorienta llanura en la que Don quijote de la Mancha libró valientemente sus cuitas, aventuras y semblanzas (según cuenta la inestimable pluma de Don Miguel de Cervantes), con las que dio rienda suelta a sus inquietudes de caballero andante, en defensa de los desvalidos y menesterosos, y que no le produjeron sino un mar de tristeza, congoja, aflicción, angustia y zozobra.

Pues bien, aquel artículo del año 2.007, no tuvo otra intención y finalidad que la de, en primer lugar, darte la bienvenida a la vuelta a esta tu tierra de estirpe y linaje, y sobre todo, poner un poco de cordura ante las invectivas, los desprecios, las diatribas, los ataques y los insultos y ofensas, amén de las mentiras cocinadas en las cloacas del poder, sobre tu persona, y no sólo afectantes a tu quehacer político y profesional, sino también personalmente, a la “persona que, abandonando su posición cómoda en la Capital de España, Consejera de Transportes en vigor en el Gobierno de Esperanza Aguirre, en la Comunidad de Madrid, aceptaste el reto de regresar a tu tierra de origen y embarcarte en una ardua, áspera, peliaguda y dificultosa tarea, cual era, además de recomponer y poner orden dentro del Partido en la Comunidad de Castilla-La Mancha, intentar asaltar el poder en esta Comunidad, lo que no pudiste lograr en las elecciones municipales y autonómicas de aquél año 2.007, pero que, con tesón, esfuerzo, sacrificio y trabajo, conseguiste en las inmediatas, o sea, en las mismas elecciones del año 2.011, año que puso al Partido Popular al frente de casi todas las poblaciones, incluidas capitales de provincia, y Autonomías, de la piel de toro y que, de rebufo, llevaron en volandas a Don Mariano Rajoy Brey a La Moncloa, pudiéndose decir, a la manera como se proclamaba en tiempos de Felipe II, de que en el Reino de España no se ponía el sol, que en la España del año 2.011 no se ponía el sol respecto del color azul, emblema del Partido junto a la Gaviota. Fue un triunfo arrollador, que dejó con la boca abierta a propios y extraños, fruto del susodicho trabajo y esfuerzo en pos de la búsqueda de un nuevo amanecer en Castilla-La Mancha y que dejaste con el culo al aire y al pie de los caballos a todos quienes en tu regreso a esta tierra tiraron a dar con el objetivo de derribarte antes de empezar a andar, a todos quienes se dedicaron a denigrarte y a tratar de ponerte de hoja perejil a fin de socavar tu voluntad, tu decisión y tus intenciones, queriendo hacerte morder el polvo antes de comprobar que no venías a estos páramos a pasearte y a darte simplemente una vuelta, sino que venías a pelear, a luchar por unos principios firmes e irrenunciables, en pos de conseguir el arranque de esta tierra manchega hacia la modernidad del siglo XXI, y dejarte la piel, si preciso fuere, en tal empeño y tarea, cosa que conseguiste hasta la finalización de la legislatura, debiendo abandonar por el pacto PSOE-PODEMOS, que es el que encaramó al actual Presidente de la Comunidad, Don Emiliano García Page.

Dejaste huella de la constancia, el esfuerzo y el trabajo en pos de un fin último loable y admirable, dejando huella también, para el futuro, de que una mujer podía ocupar el cargo de Presidenta de la Comunidad de Castilla-La Mancha, en plenitud de igualdad respecto de un hombre, y desempeñar el cargo con dignidad, suficiencia y capacidad, aunque todos sabemos de las luces y las sombras que suelen rodear el quehacer político y que es imposible, desde todo punto de vista, contentar a tirios y a troyanos.

Tu carrera política continuó desde 2.015 por otros derroteros, conservando el cargo de Secretaria General de los Populares que ya ostentabas siendo Presidenta de la Comunidad Manchega, y siendo Ministra de Defensa con Mariano Rajoy, hasta la espantada de éste ante la moción de censura que ya hemos indicado.

Tu pasión por la política te llevó a presentarte a la Presidencia del Partido Popular, empeño en que no pudiste triunfar, arrebatándote este sueño un pimpollo Pablo Casado, al que, todo hay que decirlo, le falta bastante cocción y tablas, pero, a veces, y tú bien lo sabes, la política te da zarpazos inesperados y te sume en la angustia, la pena, el desconsuelo y la aflicción más graves y dolorosas, pero es la ley del Oeste, que dirían los norteamericanos en la época del Western.

Te quedaste de diputada rasa, habiendo sido casi todo en el mundo de la política, con expectativas de encabezar la lista del PP para las próximas elecciones a la Eurocámara. Y en estas tesituras, estalló la bomba de tus reuniones (en compañía de tu esposo Ignacio López del Hierro, cuando menos debía ampararte y demostrando que no hay que mezclar churras con merinas) en la sede de Génova con el vituperado ex comisario Villarejo, y ahí empezó al calvario y el declive de tu figura a lo Juana de Arco (no hay que olvidar que ésta murió en la hoguera) y lo que parecía iba a ser una salida de la Política Nacional, si no por la puerta grande y a hombros como salen los toreros después de efectuar una gran faena y acabar con el morlaco de certera estocada, al menos, de una forma digna y decorosa, se ha convertido en un verdadero suplicio, un infierno al más alto grado, una tortura, una pena y un castigo, a mi juicio, desmedido, generador de un sufrimiento y padecimiento, casi sin límites, que ahoga la soberbia, la arrogancia y la altanería que, en ocasiones, quizás más de las deseadas, han presidido tu modo de actuar (recordemos tu muletilla de que, respecto de los peperos, repetías con fatuidad, “somos los mejores”, despreciando, de una tacada, a todo quisque, y sin darte cuenta de que mejores y peores los hay en todos los ámbitos y lo ratifica el dicho o refrán, según el cual “en todas partes cuecen habas”), y que, prácticamente, te ha dejado tocada y, quizás, hundida, para el futuro político, cumpliéndose el vaticinio que no hace mucho hizo la portavoz del actual Gobierno socialista, María-Isabel Celaá Diéguez, de que a “quien a hierro mata, a hierro muere”.

Mas, llegados a este punto y es lo que me anima a escribirte de nuevo, es el abandono, el desapego, la indiferencia, el distanciamiento, el alejamiento, la frialdad y el aislamiento, en general, y en particular el de tu propio Partido, que no digo yo que te defiendan a capa y espada (como tú te has quejado “hay que defender a los nuestros”), sino, simplemente, en no negar el saludo, no negar el parlamento, no aislarte como aislaban a los afectos de lepra en la época del Imperio Romano, como una apestada, habiendo estado tanto tiempo en el Partido, habiendo hecho tanto por éste y haberte fajado, en ocasiones no acertadamente, en aras del servicio público, luchando por el bienestar de la sociedad y de la ciudadanía. Esta desafección, ese irritante aislamiento, me recuerda muy mucho, lo que ocurriera con Rita Barberá, lo que, a mi juicio, le provocó la muerte prematura. Tanto ésta, como tú, algunas cosas, digo yo y demostrado y probado queda, habréis hecho bien. En ambos casos, no ha hecho falta esperar a que el gallo cantara tres veces, para que la propia uña y carne, o sean, los propios compañeros de partido, os negaran, tal como San Pedro negó a Jesucristo cuando fue detenido en el Huerto de los Olivos y le llevaban a presencia de Poncio Pilatos, tal como vaticinara el propio Salvador. Y es que aquí, en estos lances, se cumplen los parámetros de otros dos refranes (del refranero español, tan certero, como, casi siempre, tan puñetero): “a moro muerto, gran lanzada” (frase con la que se satiriza a los que se muestran valientes contra algo o alguien cuando ya no hay riesgo en ello) o “hacer leña del árbol caído” (criticar con dureza a alguien que ha tenido un fracaso o una desgracia; ensañarse con quien se encuentra en una situación desgraciada). Y en este contexto se enmarca la solicitud de Podemos en el Parlamento Regional de declararte en la Región “persona non grata”, siendo falso lo manifestado por la Diputada Regional y Secretaria de Organización de Podemos en Castilla-La Mancha, María Díaz, de que tal declaración sea “un clamor social”, petición que, de momento, gracias al PSOE y al propio PP, ha quedado en aguas de borrajas, aunque, como ya anunciara el partido morado, no renuncia a replantear esta propuesta en el futuro, criticando a su compañero de gobierno, el PSOE, por sumarse al PP para rechazarla; quedando, igualmente, en el cajón del olvido, la propuesta que el propio Partido Popular regional llevaba en cartera de designarte “Presidenta de Honor del PP-Castellano-Manchego”, en consonancia con la falta de arrestos, tantas veces demostrada por tu Partido, para afrontar situaciones que le acomplejan o acojonan, y perdona que lo diga así de claro y así de alto. Pues, duele, y mucho, que los tuyos se llamen andana, que te borren como si nunca hubieras sido y sigas siendo, como si no existieras, avergonzándose de tu persona, después de haber dado tanto a la causa del Partido y a la causa de la Nación, esta España de nuestros desvelos y desamores. Mas, en fin, no creo, que necesites este nombramiento honorífico, ni que aquélla declaración haga mella en tu persona, caso de llegar a ser efectiva algún día.

Es posible que la arrogancia, la soberbia y la prepotencia con que te significaras en ocasiones, no tuviera límites, más tales epítetos, en mayor o menor medida, podrían ser predicables de cualquier otro político de dentro y fuera del partido, llegando en ocasiones a una cierta petulancia, a un sobreactuar al consideraros mejor que nadie, “somos los mejores”, reiterabas con cierto empeño, respecto de ti y de tus compañeros de Partido, quizás en una exageración de autocomplacencia y en manera análoga a como la bruja del cuento especulaba con ser la más bella del mundo delante de su espejito, aspiración que cortaba de raíz la respuesta del mismo:”eres muy bella, pero más lo es la belleza inmaculada de Blancanieves”.

En definitiva, no tiene razón de ser que, con quienes has convivido tan de cerca y compartido alegrías y fracasos, te den la espalda y no quieran siquiera reconocerte, dándote la espalda, repito, de una manera tan espeluznante y atroz, como si nunca hubieras existido y haber sido quien fuiste y sigues siendo, sobre todo una persona de carne y hueso, con tus defectos y virtudes, tratando de relegarte al ostracismo. No obstante, que sepan que tienes bagaje y equipaje, y reaños suficientes para seguir adelante, que la vida no se acaba con este lance y que, como recoge el Evangelio “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, debiendo olvidar a tanto desaprensivo (teniendo en cuenta que al mayor criminal del mundo no se le niega una defensa, ni el pan ni el agua), centrándote en lo que eres (Abogada del Estado, ¡nada más y nada menos!) y rodeada de tu familia (tus padres gracias a Dios, aún viven y me consta que te adoran y que están orgullosos de ti, tus hermanos, tu esposo) pero sobremanera, tu hijo, que no debe ver su futuro nublado por estos acontecimientos. Por mi parte, desearte la mejor suerte del mundo y si puedo serte útil en algo, como persona “humana”, aquí me tienes a tu entera disposición.

MIGUEL-ANGEL VICENTE MARTINEZ

21 de Noviembre de 2.018

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