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Radiografía de un país (IV)

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 06 de febrero de 2019, 04:10h

Llegados a este punto, analizando, someramente, las insidias de los Partidos Políticos, de los que manan dos de los pilares fundamentales y sine qua non, según sentenciara el Barón de Montesquieu, se apoyaría o justificaría la existencia de un verdadero Estado de Derecho, a saber, el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo (junto al Poder Judicial, el cual será objeto de análisis en capítulo posterior), no podemos pasar de puntillas o dejar de soslayo, como cuestión que incide en la falta de independencia entre esos tres Poderes del Estado, la galopante corrupción que desde el primer minuto de haber sido reinstaurada lo que en este país, aún hoy, a duras penas, llamado España, ca¬lificamos de "democracia", al que, como un mantra, se le suele añadir de “consolidada", como si el paso del tiempo bastara para alcanzar los fines propuestos, lo cual bien es cierto, que no es cierto, valga la redundancia, como tampoco lo es el transcurso de la edad de una persona inculta y analfabeta para alcanzar la sapiencia absoluta que durante toda su vida ignoró, pues si siendo joven y con fuerzas para lograrlo a través del sacrificio, el trabajo, el esfuerzo y el estudio, más bien será lo contrario cuando esas fuerzas humanas nos empiezan a abandonar, especialmente las intelectuales, amén de las físicas, y solamente, en su caso, cabría hablar de los conocimientos adquiridos por la experiencia de la propia vida, que, en modo alguno, suplen al pertrecho de una buena formación, preparación y conocimientos, tanto científicos como vulgares, pues, tanto los unos como los otros, necesitan de ese caldo de cultivo, de ese sustrato indispen¬sable, para aunar y configurar lo que se conoce como la cultura de una persona y, en su caso, de un país, integrado por el conjunto de sus ciudadanos. Mas, ya sabemos y lo hemos indicado en no pocos casos, que ese apelativo de "consolidada" que se le añade, como un apellido, al término "democracia", no lo es sino por esos presuntos intelectuales, pretendidos sabelotodos, analistas y comentaristas, tertulianos, de pacotilla, que se creen el ombligo del universo y se consideran ungidos por el don de la templanza, de la mesura y de la inteligencia (virtudes que vituperan respecto de los demás bichos vivientes), a los que se les ofrece un espacio en prensa o televisivo o radiofónico, para opinar del bien y del mal, verdaderos monigotes, auténticas marionetas, en algunos casos innegables payasos, mostrándose encantados de haberse conocido, que cada vez que sueltan su vómito bien parecieran originales parturientas en el momento del parto, quedándose más anchos que largos, pero que, en definitiva, no hacen sino defen¬der su puesto de trabajo, o sea, sus habichuelas, por lo que son capaces de vender su alma al diablo, vender a su propio padre si se tercia, con tal de sostener su plato de lentejas o las migajas que caen al suelo de la mesa del rico Epulón, mas en el pecado llevan la penitencia.

Pues bien, dentro de estos dos Poderes del Estado, el Ejecutivo y el Legislativo, integrados por quienes en las elecciones conforman las listas electorales y salen elegidos por el sufragio universal, libre y en muchos casos inconsciente, salvo quienes fuera de esas lis¬tas son llamados como ingredientes del Gobierno por quien está en el derecho y en la obligación de formar el mismo, en algunos casos ni siquiera recayentes en personas afiliadas al Partido que de esta forma procede, y desde el minuto cero del advenimiento o reinstauración de esa pretendida “consolidada democracia”, nos hemos encontrado con el advenimiento, también, como algo insepara¬ble e ínsito a la naturaleza de las cosas, de una corrupción que, con el paso de los años y cuando más consolidada era esa democracia, según los tertulianos mentados, cohorte de adláteres, corifeos, acólitos, paniaguados y mamandurrieros del poder, más agresiva, grave y, en muchos casos, más a cara descubierta, se ha ido perpetrando por quienes según la Constitución Española y el Ordenamiento Jurídico General e Integral, más debieran haber estado obligados a regirse por la Ley, a ser transparentes, a no meter la mano en la Caja Pública de Caudales, a no medrar para sacar tajada de cualquier acto o acción de Gobierno, mirando siempre por el bien general o común de la ciudadanía, del conjunto de los españoles, que con su trabajo, su esfuerzo y, en no pocas ocasiones, con su sacrificio y con el sudor de su frente, de su sangre y lágrimas, han allegado a esas Cajas de Caudales los fondos necesarios y precisos para sostener a flote el buque en que consiste el Estado, ese Estado de Derecho, amén de Democrático y de Bienestar Social, que fluye de la boca de no pocos de nuestros representantes, escapándoseles de la misma como babas repulsivas, y que no ha hecho otra cosa que hacer caer sobre la "casta política", sin distinción de siglas o ideales, una capa de desprestigio, de incredulidad, de desconfianza de los gobernados sobre los gobernantes, siendo paradigma de esta forma de actuar, de este saqueo a manos llenas de las Cajas de todos los españoles, sin excepción alguna, aquella famosa frase que la hoy Vicepresidenta y Ministra de Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad del Gobierno de España desde Junio de 2.018, Carmen Calvo Poyato, dejó escrita para los restos: "El dinero público, no es de nadie" (y dicen que de inmediato se oscurecieron el cielo y la tierra bajo la amenaza de un nuevo diluvio universal), o sea, que si el dinero público no es de nadie, habría que considerarlo como una cosa abandonada (res nullius), de manera que puede ser aprehendida u ocupada por quien la halle o encuentre, de conformidad con lo que dispone el artículo 610 del vigente Código Civil Español publicado en “La Gazeta de Madrid” por Real Decreto de 24 de Julio de 1.889, el cual establece que "Se adquieren por la ocupación los bienes apropiables por su naturaleza que carecen de dueño, como los animales que son objeto de la caza y pesca, el tesoro oculto y las cosas muebles abandonadas", y bien pareciera que nuestros políticos desde "in illo tempore", en base a este argumento, se han apropiado o hecho propias, ocupándolas, esas cosas abandonadas que no son de nadie, al parecer, entre ellas, los montantes o fondos de las Ca¬jas Públicas de Caudales, pareciendo mentira que esa señora, por llamarla de alguna manera, haya vuelto a ser llamada por el Doctor Sánchez para formar parte del inicuo actual Gobierno de España, claro que, quizás, el propio Pe¬dro Sánchez, en base a ese principio general de las cosas abandonadas, o res nullius, se haya apropiado del Doctorado en Derecho que le trae de cabeza y del que se niega a dar explicación alguna, pero del que tendrá que dar cuenta más pronto que tarde.

Mas no es el momento de analizar, caso por caso, los casos, valga la redundancia, de corrupción y latrocinio galopante que han ido marcando el calendario y el devenir y el transitar de esta "democracia consolidada", de la que, quienes parecen vivir del chollo, se sienten tan agradecidos y concernidos, si bien y amén de lo que la justicia (¡Ay, la Justicia! esa otra tercera pata del deambular Constitucional, a la que habría que echarle de comer aparte) determi¬ne, al menos, sobre los casos que aún están pendientes de juzgar en los Juzgados y Tribunales. Basta recordar, por su innegable trascendencia y gravedad, aquellos casos ocurridos bajo los mandatos de Felipe González, tales como Fi-lesa, Malesa, Time Export, la PSV, los cafelitos de “mienmano” en el despacho reservado en la Delegación del Gobierno de Sevilla, o las “fazañas” del que fuera Director General de la Guardia Civil Luis Roldán, que se llevaba los billetes en maletines desde su despacho oficial en el Ministerio del Interior, etc., o los ERES de Andalucía, bajo el auspicio de los expresidentes de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y Jose Antonio Griñán, ahora encausados, y sin olvidar el vergonzoso, ilegal y criminal capítulo del Terrorismo de Estado de los GAL, de los que, según el propio interfecto, Felipe González, se enteró por la prensa de su existencia y de sus tropelías, y otros muchos más o menos destapados o tapados o ignorados, hasta llegar al advenimiento del Partido Popular a hacerse con la llave de la Caja Pública de Caudales, con Gürtel, Púnica, Taula, los papeles de Bárcenas con sus apuntes en su agenda, y últimamente el escándalo de los fondos reservados del Ministerio del Interior, en la operación "Kitchen", dirigida a robar información y papeles a Luis Bárcenas, a fin de que éstos no delataran los trapicheos y corrupciones del Partido Popu¬lar, lo que ya es el colmo de los colmos, pues con el fin de ocultar la delictiva acción de los pagos en "B", los sobresueldos ilegales y otras bagatelas y menudancias, se han dilapidado, al menos, 600.000 euros, en engrasar, a través del Ministerio del Interior (cuya cúpula de entonces se pasa la patata caliente, declarando, como siempre, que nadie sabía nada ni era su responsabilidad, o sea, que no se enteraban de “ná”, siendo ya para partirse de risa que el exministro Jorge Fernández Díaz se haya confesado “perplejo” ante estos hechos, sobre los que “nunca nadie le informó”), a ciertas personas para tratar de cortar el caudal del río que desembocaba en la sede de Génova, con todo su lodo de corrupción, bajo el mandato del vituperado Don Mariano Rajoy Brey, y todo ello sin ánimo de ser prolijo y exhaustivo, porque de hacerlo sería interminable la lista de afectados y, acaso, como en Sodoma y Gomorra, no sabríamos si habría algún varón o hembra justo, limpio de polvo y paja, que impeliera a Dios a no destruirnos bajo el fuego divino, pues tan corrupto es el que toma la iniciativa de agarrar lo que no es de él, como el que siendo compañero de partido calla y mira para otro lado, lo consiente y, en su caso, lo defiende.

Si con estos mimbres, seguimos alardeando de "democracia consolidada", habrá que decir que "venga Dios y lo vea", pues, quizás, estemos más cercanos a lo que ha venido en llamarse “democracias bananeras”, que tanto abundan, sobremanera, en Latinoamérica, a la que, por cierto, ahora con el asunto de Venezuela queremos darle clases de democracia, lo que no dará lugar sino a la risa y al escarnio por parte de aquéllos, que verán cómo se tiene tanto morro para tratar de imponer un orden fuera de España, cuando en este país, aún hoy, a duras penas, llamado España, las cloacas de la corrupción, del chanchullo, del compadreo y otras cosas peores afloran en el devenir diario, desautorizándola para dar ejemplo en el exterior.

Desde luego, sería curioso realizar un estudio acerca de los montantes dilapidados y sustraídos de las cajas públicas de caudales, que seguramente nos daría un resultado escandaloso y pondría a España al frente de todos los países del mundo en materia económica, pero a kilómetros del segundo en el ranking y nos permitiría vivir sin pagar impuestos una buena temporada.

MIGUEL ÁNGEL VICENTE MARTÍNEZ

6 de Febrero de 2.019

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