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Otro grano en la nariz

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 31 de julio de 2019, 05:30h

Sí, así, sin titubeos, otro grano en la nariz (y ya van unos cuantos) le ha salido a la Unión Europea, o sea, la UE, con nombre propio y apellido, Boris Johnson, el nuevo inquilino del número 10 de Downing Street, que, antes, incluso, de su toma de posesión como nuevo Premier, ya dejó entrever, clara y contundentemente, que toma las riendas, en sustitución de su antecesora Theresa May, para llevar a sus últimas consecuencias el Brexit, que tantos quebraderos de cabeza está damdo a la oligarquía mandataria de esa Europa que, en busca de unos Estados Unidos de Europa, a la manera o guisa, de los United States of America, anhela, con la intención de tratar de tú a tú al Tío Sam, al que, y eso sí es populismo huero, hueco y barato, no pueden ver ni en pintura, pero que, no obstante, cuando vienen mal dadas o pintan bastos, acuden al mismo suplicando su ayuda necesaria para derrotar sus demonios, léanse la intervención de los EEUU en las dos grandes Guerras Mundiales, sin la cual y la inmolación de miles de norteamericanos por la causa, nunca hubieran sido triunfantes para las llamadas Fuerzas Aliadas.

Y es que ese mastodonte, de los veintisiete, descontando ya a la Gran Bretaña, amén de artificioso, es inoperante, como suele ocurrir con los mastodontes, lentos, inseguros y tardos de reflejos. Aunque, si arañamos un poco en la realidad Europea, sí que tiene sentido, en el sentido, valga la redundancia, de crear un Supra-Estado, con la misma estructura que los Estados Miembros (Comisión Europea, a modo de Gobierno Europeo, y Parlamento Europeo), y más parece que el invento persiga dar cobijo, como así ocurre (por parte de España, con Miguel Arias Cañete, Comisario Europeo de Acción por el Clima y Energía o recientemente, con Josep Borrell, aspirante a Comisario para las Relaciones Internacionales), una agencia nueva de colocación, en la que se refugian los personajes que sobran en sus países de origen, convirtiendo este hemiciclo en un cementerio de elefantes, en un retiro dorado para las viejas glorias, un nuevo e insoportable gasto que acabarán arruinando a sus mentores, pero es lo que hay, un tajo de inoperantes, durmiendo el sueño de los justos, que bajo los mandatos de la germana Frau Angela Merkel, no han hecho sino colaborar en hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres, con el añadido de haber dinamitado y extinguido a la clase media, que era la que, al fin y a la postre, sacaba las castañas del fuego a tanto chupóptero, que con el cuento de la crisis y las medidas de recortes, supresión de derechos y de la austeridad dura, plena y sangrante, han llenado bien sus faltriqueras y han dejado exangües las de los ciudadanos de a pie, los cuales, en su mayoría, conformando esa masa cretinizada a que regularmente se refiere Juan-Manuel Prada, siguen en la creencia de vivir en el mejor de los mundos posibles, tras deslomarse muchos de ellos en trabajos o empleos denigrantes y con unos sueldos o salarios que no dan ni para pipas, después de largos horarios laborales. Pero, en fin, sarna con gusto, no pica, o lo que es lo mismo, palos a gusto, no duelen.

Pues bien, como no podía ser de otra manera, y en la senda de lo ya acontecido con el actual Presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, la llegada de Boris Johnson, como Premier de los británicos, ha caído como un jarro de agua fría, no solo en esa estupefacta e inoperante Unión Europea, sino también en sus Estados Miembros, entre los cuales sobresale nuestro país, sí, me refiero a ese país, aún hoy, a duras penas, llamado España, que huyen, como el diablo de la Cruz, de cualquier atisbo de inteligencia, de autonomía, de libertad, pues esa cúpula ahormada en la Comisión Europea, trata de imponer por las bravas sus insensatas medidas, tendentes a tener cogidos por los cojones a los ciudadanos de los Estados Miembros, a lo que habría que espetar si la configuración de ese monstruo, se atiene a los principios que impone una verdadera y auténtica democracia, y si no está bordeando la contravención de la Declaración de los Derechos Humanos.

Y es que, cualquier cosa que se escapa de su línea de flotación, inocua, cuando no inicua, les produce dolor de cabeza, cuando no un resfriado agudo y les ponen los pelos de punta, porque entre otras cosas, saben a muy buena ciencia cierta, que esa masa cretinizada hay que tenerla bajo control estricto, no permitiendo una sola palabra que se salga del catecismo que los gerifaltes europeos han pergeñado, temiendo que cualquier resbalón en ese sentido pueda dar lugar al traste con el paquidermo inventado y poner al descubierto las vergüenzas y verdaderas intenciones de quienes prometen ayudar al necesitado y a la generalidad de la población a ser felices, pero bajo el yugo de una bota pisándoles el cuello a quien se mueva, o, incluso, aunque nadie se mueva.

Por ello, son tan beligerantes con cualquiera que quiera, o, mejor, pueda, tener una idea, contraria a los dicterios que parten de la Comisión, echándose a temblar cuando por algún rincón asoma alguien o algo que pueda hacerles sombra, o, simplemente, que ponga en evidencia y a la luz los verdaderos designios del Paraíso prometido.

Por ello, repito, la aparición de un hombre de hierro (a la manera de la Margaret Thatcher), o al menos, por sus pronunciamientos, lo parece, y parece, valga otra vez la redundancia, que así es, tal como Boris Johnson, ha puesto las orejas a los miembros de la Comisión en alerta, al igual que se ponen las de un perro que aventura algún peligro para su amo, y ante la clara y contundente declaración de Mr. Boris de culminar el Brexit en la fecha límite del 31 de Octubre, sí o sí, es decir, por las buenas o por las bravas, ya ha salido el Presidente de la Comisión, con voz canguelosa, al difundir que del acuerdo acordado, valga, de nuevo, la redundancia, con la anterior Premier Británica, Theresa May, no se mueve una coma, lo cual ya veremos si es o no cierto, máxime teniendo en cuenta que la Unión Europea necesita la alianza Norteamericano-Británica, para guardarse las espaldas. Brexit que abandera el nuevo Premier Británico, a cualquier precio, amenazando con no pagar los 40.000 millones de euros que la Unión Europea exigió al Reino Unido por su retirada, porque, y esto es lo cierto, la Unión Europea está mareando la perdiz a ver si por hache o por be, el Brexit da un giro y se convierte en la vuelta de los británicos a la Unión, mas estos ya han visto las orejas al lobo, ¡otra de oreja! -que diría un camarero en una terraza veraniega española-, y no están dispuestos a seguir alineados con un conjunto de Estados con miedo, temerosos de la libertad y del pensamiento libre, renunciantes a su soberanía y a sus signos de identidad, en los que impera el calzonacismo, la falta de verdades incontestables, y repito, ese miedo o temor a que cunda el ejemplo y la Unión se convierta en el rosario de la aurora, rompiéndose el casco de la nave, por cuyos butrones pueden escapar más miembros, como, por ejemplo, Italia, que también está hasta el gorro de las políticas impuestas por quienes desde sus altas poltronas no alcanzan a ver el día a día de los ciudadanos, que sufren, laboran, lloran y derraman lágrimas, a veces con sangre, y cuyo día a día es un infierno del que anhelan salir como sea.

Ni qué decir tiene, que la prensa hablada y escrita española, se ha alineado con la Unión Europea, calificando, como ocurriera con Donald Trump, a Boris Johnson, de populista y payaso, sin tener en cuenta, que tanto uno como otro han sido respaldados por las urnas y, para mayor inri, de unos países en los que la democracia es escaparate y ejemplo para todos los demás que quieran parecérseles, hombres con lo que hay que tener entre las piernas, que se visten por los pies y que huyen de la pusilanimidad, el amaño, el conchaveo, el chanchullo y el enjuague, aunque Donald Trump haya tenido que soportar, desde su primer día como Presidente de los United States of America, el hostigamiento, instigado por la gran perdedora de los comicios americanos, Hillary Clinton, tratando de buscar vías por las que discurriera un impeachment del Presidente Americano, con una obsesión enfermiza y unas malas formas impropias de quien aspiraba a ocupar el Despacho Oval de la Casa Blanca, saliéndole todo al revés, o sea, el tiro por la culata, con el empalagoso y melindroso informe del Fiscal Mueller, y con un último golpe, que espero la deje ya grogui, si no K.O., derivado de la autorización del Tribunal Supremo para disponer de los 2.500 millones de dólares del presupuesto de defensa destinado a la lucha contra el narcotráfico, que necesitaba Mr. Trump, para construir el muro en la frontera con México, Promesa Electoral principal que le llevó en volandas a la Casa Blanca.

MIGUEL-ANGEL VICENTE MARTINEZ

31 de Julio de 2.019

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