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Un gobierno fuera de la ley (XXII)

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 24 de junio de 2020, 03:18h
Ya dije en el anterior artículo que a partir del 29 de Enero del corriente año, comencé a desgranar ciertas decisiones y actuaciones o acciones del actual autollamado Gobierno Progresista de España, que iban en dirección contraria a la estricta observancia de la Ley, fundamentalmente porque ese Gobierno, amalgamado a base de la escoria parlamentaria, se creía y aún se cree estar por encima de la ley y gozar de un Poder Omnímodo e ilimitado, por tanto, para decidir a su antojo y hacer de su capa un sayo, quedando alguna jugarreta de este impío Gobierno en el tintero, a consecuencia y raíz de la pandemia del Coronavirus que, a decir verdad, nos cambió la vida, de la noche a la mañana, apartándonos de nuestros hábitos y costumbres cotidianas, con objeto de luchar contra la implacable y voraz consecuencia de su infección, devenida en una monstruosa cifra de mortandad y de contagio, que si las cifras de éste último no están en entredicho, sí lo están las del primero, pues, a día de hoy, esas cifras han ido bailando al compás que al Gobierno le interesaba, hasta el punto de rebajar la misma en casi dos mil fallecidos, de una tacada y por las bravas, en esa pretendida política del Gobierno de apartar la transparencia en su información y huir de la quema, como el diablo de la Cruz, al ostentar el ignominioso récord de constituir España el país con más fallecidos por millón de habitantes, en el orden mundial, equiparada a Gran Bretaña, y ya sabemos, que al Pseudo-Doctor-Sánchez, alias “Pinochón” (ya saben, un Falcón para él y su señora y otro para su nariz), le gusta alardear de ser el mejor entre los mejores, primus inter pares, tal como se desprende de sus bravatas televisivas, por ejemplo, atribuyéndose el mérito de haber salvado 450.000 vidas, resucitando, cual Jesucristo, a casi dos mil muertos, extrayéndolos de la cifra de fallecidos, de la noche a la mañana, y de una tacada, amén de ir desparramando miles de millones de euros, que nunca llegan, para salvar la economía, para lo cual, dicen, que ha contratado a 100 expertos, que esperemos no sean del jaez y perfil del Director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, al que el Ministro de Sanidad (otro que tal baila) le ha creado una Subdirección General, quizás para comprar su voluntad y alinearlo con los parámetros del Gobierno, que poco a poco, va laminando las instituciones desde el tuétano de las mismas y valga de ejemplo, uno más, el nombramiento de la exMinistra de Justicia, Dolores Delgado, como Fiscal General del Estado y todo ello, sin tener en cuenta la diaria y patética aparición televisiva del interfecto, que da aprensión, por su aspecto desaliñado y enfermizo, amén de contenida risa ante el malabarismo de que impregna sus proclamas, haciéndose la picha un lío con el número de fallecidos o con sus inventos de llenar de contenido sus intervenciones, con términos dirigidos a empatizar con el pueblo. Recordemos, al efecto, las llamadas fases de contención, de contención reforzada, de ralentización, de estabilización, de desescalamiento, desconfinamiento, desescalada, etc, etc. Desde luego, si esos expertos en economía son del nivel del susodicho, ya podemos dar por muerta también a la economía nacional, y es que cuando este Gobierno habla de “expertos” es para llevarse las manos a la cabeza y para echarse a temblar.

Pues bien, uno de los temas de aquél tiempo, en un estado de coitus interruptus (y nunca mejor dicho) es del Ministro de Transportes José-Luis Abalos, a cuenta del llamado “Delcygate”, o sea, sobre la sorprendente y sorpresiva aparición de este tosco y zafio personaje por las pistas del aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas, con el fin de, entre otros asuntos reservados y sospechosos, cumplimentar a la Vice-Presidenta del Gobierno de Venezuela, la dulce Delcy-Eloina Rodríguez, violando la prohibición de sobrevolar y mucho menos aterrizar, en un país dentro del llamado espacio Schengen, con la que la UE tiene sancionada a Venezuela, y que quiso saltarse por el Ministro con una serie de trolas o mentiras, emulando a su Presidente, una tras otra, desmintiendo la segunda a la primera, y la tercera a la segunda y así sucesivamente, con un descaro y un desparpajo solo posible en el émulo del Algarrobo, el compañero de Curro Jiménez, en la serie televisiva de tal nombre, y todo ello con la mala suerte de haber sido pillado in fraganti y sobre cuyo asunto, ahora, el Partido Popular, personado como acusación en el procedimiento judicial correspondiente, pide al Juez la adopción de una serie de medidas para que no puedan manipularse las pruebas, entre otras, las cintas grabadas por las cámaras de seguridad, no vaya a pasar lo mismo que con la tarjeta del móvil de la exasesora de Pablito Iglesias, alias “El Jorobado de Notre Dame” o “El Chepas”, , Dina Bousselham, que el Vicepresidente Segundo (¡qué mal debe llevar que haya una Vicepresidencia por encima de él!) devolvió al Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional regentado por Manuel García Castellón, hecha papilla o fosfatina, y sobre él sobrevuelan oscuras sombras de delito, hasta el punto de que el Juez le ha expulsado como perjudicado y víctima dentro de la pieza separada del caso Villarejo, al constatar la maniobra de tan fiel cumplidor de la Ley. Pues bien, vuelve uno de los casos aparcados por la pandemia a estar en antena y, por cierto, del que, el Pseudo-Doctor Sánchez, viendo el incendio que se avecina ya ha intentado poner tierra por medio, al afirmar La Moncloa, Vía Transparencia (aquí sí conviene transparentarse) que “desconoce” si el Ministro recibió órdenes y qué hizo, aun cuando algunas fuentes de buena tinta sostienen que el Ministro de Transportes siguió instrucciones del mismísimo Presidente del Gobierno y que lo cierto e incontestable es que la reunión tuvo lgar, aunque, como apunté, en su día, acaso, lo fuera para darse un simple pico, que ya son manías de la prensa cainita de enterarse de todo y de no respetar la privacidad e intimidad de las personas, teniendo en cuenta que los Ministros, amén de Dioses, también son personas de carne y hueso que defecan y miccionan y otras cosas.

En cualquier caso, contrasta esta deferencia que se arrogan nuestros políticos, de mentir a diestro y siniestro, y cuando son pillados en la mentira, seguir en su afán de sostenella y no emendalla, aun cuando aquélla sea incontrovertible e irrefutable, con una cara poco menos que de cemento, caradura se llama, y falta de dignidad y decencia, culpando de sus errores, deslices y posibles delitos al mensajero, o sea, al primero que pasaba por allí, de ahí que esta ultraizquierda que nos quiere someter bajo la bota del marxismo-leninismo-estalinismo, trata de tejer un caldo de cultivo para echar balones fuera y hacer que lo que ellos pretenden recaiga sobre la derecha, Partido Popular principalmente, que es su enemigo a batir, propalando contubernios judeo-masónicos de la misma con la finalidad de confabular un golpe de estado o una insurrección contra el orden constitucional y democrático, cuando en realidad, esa confabulación ya es una realidad desde el propio Gobierno actual de la Nación. Y es que, yo no sé cómo nos aguatan en Europa, y bien pudiera ocurrir que si el Reino Unido se fue voluntariamente de la Unión Europea, nos toque a los españoles, a causa de estos gobernantes inicuos e indecentes, sufrir el sonrojo de la expulsión y tener que salir por patas. Tiempo al tiempo. Porque, en cualquier país verdaderamente democrático y no pocos ejemplos recientes, nos lo demuestran, cualquier jerifalte cogido en una falta, por nimia que sea (copiar un simple párrafo en su tesis doctoral, o mentir aunque sea por compasión, etc.), antes de sufrir la ignominia del cese, se adelantan y renuncian a su cargo, y no les duelen prendas dar cuenta de sus actos, como el Presidente Italiano Conte o el Presidente Francés, Macron, ante las autoridades pertinentes, en orden a su actuación sobre las medidas adoptadas o dejadas de adoptar durante la pandemia y a ninguno ni a nadie se le caen los anillos. Igualito, igualito, que aquí, en este país, aún hoy, a duras penas, llamado España, que mienten, mienten y vuelven a mentir, incluso en sede judicial, bajo juramento, y “no passsa nada…”, riéndose de España y de los Españoles, tal que parecieran estar pegados a la poltrona con ese pegamento (cuyo nombre omito decir) que si te descuidas se te quedan pegados, en décimas de segundo, los dedos, si no andas ojo avizor.

Como dijere Edmund Burke: “Para que triunfe el mal solo hace falta que los hombres buenos o de bien no hagan nada”. Pues, sigamos así, que así, valga la redundancia, nos va a lucir el pelo.

MIGUEL-ÁNGEL VICENTE MARTINEZ
24 de Junio de 2.020

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