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La enésima

Por Miguel Ángel Vicente
martes 01 de julio de 2014, 22:04h
Miguel Ángel Vicente
Miguel Ángel Vicente

Si el Real Madrid, Club de Fútbol, llevaba unos cuantos años añorando la décima, hablando de la Copa de Europa, el Partido Popular va ya por la enésima mentira, desde que se alzara con el Poder Absoluto de España allá por Diciembre de 2.011. Enésimo/a, según el Diccionario de uso del Español, de María Moliner, procede de la letra "n", letra con que se representa un número indeterminado, aplicándose en matemáticas a la cosa que ocupa el numero "n" en una serie, y, en lenguaje corriente, es tanto como "una más” añadida a otras muchas, de la cosa que expresa el nombre: "Te lo digo por enésima vez". Repetir.

Pues en esas estamos ante lo que el Gobierno, primero por boca del Presidente Mariano Rajoy Brey (a través de una pantalla como es su costumbre, para no contagiarse con los periodistas, por lo que, si el Rey Felipe IV, fue conocido con el epíteto de “El Pasmado”, bien podríamos decir Rajoy I “El Plasmado”) y posteriormente con la risita de Montoro, muy ilustrativa e indiciaria, han desvelado como la "gran reforma fiscal", que ni es grande, ni es reforma y sólo se queda en el ámbito de la fiscalidad del IRPF y del Impuesto de Sociedades, proclamando, a los cuatro vientos y a través de todos sus muñidores, la tan cacareada "rebaja de impuestos", que, por otra parte, ni es rebaja para muchos y lo que se rebaja a algunos lo tendrán que pagar por otra vía o, lo que es peor, otros.

Y esa risita de Montoro es la que desvela la falacia del total contenido de esta pretendida reforma y rebaja impositiva a la ciudadanía en general: una tomadura de pelo más en toda regla a los ciudadanos de a pie y de a caballo, una zanahoria puesta delante de la boca del asno para que éste corra y dé vueltas a la noria sin percatarse de que ni alcanza la zanahoria ni deja de correr, una zanahoria puesta delante del arruinado contribuyente español, a fin de que siga pagando la intemerata, haciéndole creer que no paga o que va a pagar menos. Una vez más, el Gobierno de Rajoy nos ha hecho un monumental corte de mangas, pese a que los expertos de pacotilla así como los adláteres, acólitos, corifeos, paniaguados y mamandurrieros, ¿cómo no?, se lo crean a pies juntillas, o más bien, traten de hacérselo creer a pies juntillas al conjunto de la ciudadanía.

Ya nos la jugó con aquella promesa electoral según la cual, quien no cobrara la factura emitida no tendría la obligación de ingresar el IVA correspondiente en las Arcas del Tesoro, medida por la que tanto clamaron los autónomos, con un Lorenzo Amor, Presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) a la cabeza, y de la que, como de tantas otras promesas y compromisos electorales, nuestro ínclito Presidente, haciéndonos una descomunal y colosal higa, se olvidó una vez recolectado el voto y bien pertrechado en las urnas de la infamia. Y cuando parecía que iba a rectificar, por fin, y dar una alegría a esos maltratados, olvidados y perseguidos autónomos, se le enciende la bombilla y pergeña una medida en vigor a partir de 2.014, a la cual prácticamente ningún autónomo se ha acogido,  porque obliga a llevar una contabilidad que ni el Gran Contable de la Nación, ni las Cuentas del Gran Capitán, ni el mismísimo Luis Bárcenas, sería capaz de llevarla al día con corrección y menos entenderla, porque, a la postre, en un período de dos años si no se ha cobrado la factura y el IVA correspondiente, éste hay que ingresarlo sí o sí y porque según el rumor que corre "sotto voce" (tras el abanico de plumas de oro, que añadiría Gustavo Adolfo Bécquer) quienes osaran (así de chulos que son) acogerse al nuevo sistema serían inspeccionados implacablemente y sin piedad por la AEAT. Pues bien, ante este desmadre e incumplimiento nuevo, también a la enésima potencia, no se han acogido a este sistema ni el 10% de autónomos, aunque el Presidente de éstos, Lorenzo Amor daba saltos de alegría, como una rana, y entraba al trapo, como un manso, cuando Rajoy le susurró al oído este cuento de la lechera, que, al parecer, le dejó dormido como un bendito y bendito sueño del que parece no haber despertado, pues no se conoce reacción alguna por su parte ante el fiasco y la tomadura de pelo de que han sido objeto por parte del Gobierno de España.

Una de las medidas estrella, que ha vuelto a convulsionar al Presidente de los Autónomos, Lorenzo Amor, que no cabe de gozo dentro de sí y que se cree que el Gobierno y Mariano Rajoy velan por su interés y el interés de los autónomos en general, y que le ha hecho volver de nuevo a dar saltos de alegría, como si La Roja hubiera ganado de nuevo el Mundial, ahora en la cuna de la Campeona por antonomasia, Brasil, tiene relación con esa falacia de rebajar las retenciones a los autónomos que no declaren ingresos por encima de 12.000 euros, pasando del 21% al 15% o al 16%, nos deja perplejos por tres razones: la primera y fundamental es que esto ni es rebaja ni nada que se le parezca, porque, en definitiva, las retenciones a profesionales y autónomos, como las retenciones a los trabajadores por cuenta ajena, no son sino retenciones e ingresos a cuenta del IRPP; si a una persona, autónomo, le retienen el 21% sobre sus honorarios, el retenedor tiene la obligación de ingresar en las arcas del Estado lo retenido, que se tendrá en cuenta en el IRPF del sujeto pasivo objeto de retención, de manera que al ajustar cuentas anuales en el IRPF, una de dos, o el retenido pagará menos al haber ingresado el retenedor las cantidades retenidas por su cuenta, o, incluso, cabría que tuviera derecho a devolución, si la retención supera el resultado final en la declaración de la renta de ese autónomo. En definitiva, la retención es una entrega a cuenta del IRPF anual;  la segunda, es que, según calcula el Presidente de los Autónomos esta medida beneficiará a unos 550.000 autónomos, para los que podría reportar un ahorro, dice, de entre 500 o 600 euros anuales, lo cual es presunto, pues, como he dicho anteriormente, las cuentas hay que ajustarlas en cada declaración de la Renta Anual. Así, que menos lobos señores del Gobierno, que nos la siguen clavando hasta el corvejón y, además, doblada; y la tercera, es la forma en que habrán de acreditar los autónomos sus ingresos por debajo de los 12.000 euros: ¿les expedirá la AEAT un carnet ad hoc? o ¿deberán presentar la renta ante sus clientes?.

Está claro, y así lo han puesto de relieve los analistas más reputados y fiables, que no se dejan llevar por los cantos de sirena que propala el Partido Popular y, por ende, el actual Gobierno de España, que nos encontramos ante un parche más, ante un remiendo hecho por la abuela, con el huevo de madera por medio, en el calcetín de la economía española, un zurcido sin sentido que, a poco que demos dos o tres pasos, volverá a reventar y a dejar el dedo gordo del pie a la intemperie, y eso que Mariano Rajoy, él sólito, tiene a su disposición casi 600 asesores particulares, que se encomendó un estudio serio, durante meses, a la Comisión Lagares, mal llamada "de sabios" (y de la que no sabemos su coste, que, probablemente, será abismal) y que la propia Administración Pública cuenta con 3.200.000 funcionarios, entre los cuales se encuentra la "crème de la crème" en materia financiera y fiscal, y cuando se espera una obra de arte (poco menos que el David o la Piedad de Miguel Ángel), una obra de ingeniería superior (como el puente de Brooklyn), o, simplemente, algo con sensatez y cordura, se alumbra un engendro, con la única finalidad de subvenir a los intereses particulares, partidistas y electorales del Partido Popular de cara a las próximas citas electorales del año 2.015, dejando de lado el interés público y general de la Nación Española.

Si a todo ello le añadimos las nuevas pautas o metodología contable impuestas por Bruselas, contabilizando como riqueza nacional las resultas de actividades ilegales y delictivas, tales como la prostitución, el tráfico de drogas, el contrabando y el juego ilegal, España entrará en los anales del País de Jauja, cuya nueva Marca será "atar a los perros con longaniza”, ya que, con arreglo a esos nuevos parámetros, España será, de un día para otro, un país más rico, menos endeudado y con menos déficit, bajo un imaginario irreal, un espejismo, una ficción, ya que nada de lo derivado de esa nueva contabilidad se reflejará, repercutirá o tendrá consecuencia sobre la economía real, la cual seguirá estando hecha unos zorros y cada día con más pobres de solemnidad y de los otros , y el país, sumido en el pozo de la ruina, la miseria, la pobreza, el hambre, el horror y el espanto.

MIGUEL ANGEL VICENTE MARTINEZ

2 DE JULIO 2014

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