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El comité de la verdad

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 18 de noviembre de 2020, 07:17h

Con la aviesa intención de domeñar a los medios de comunicación desafectos al régimen monclovita, la fiscalización de la información que dichos medios tengan a bien publicar y cerrar la boca a quien se vaya de la lengua contrariando a esa masa de ineptos, de incompetentes y de sacrílegos que asientan sus posaderas en las poltronas del Consejo de Ministros, amén de todos sus palmeros, adláteres, acólitos, corifeos, paniaguados y mamandurrieros, se ha publicado en el medio de comunicación que sí habría que vigilar y que comete irregularidades, ilegalidades y trapisonderías al cien por ciento, o sea, en el Boletín Oficial del Estado, que habría de cambiar su denominación por el de Folletín Cooficial de la Casa de Tócame Roque, en que se ha convertido este folletinesco y dantesco mal llamado Gobierno Progresista de España, que, en realidad, no hace más que recular y dar marcha atrás, en una regresión constante y sin pausa, buscando en el baúl de los recuerdos los dogmas sangrientos del comunismo-marxista-leninista, o sea, del régimen que llevó a la Humanidad a una de las etapas más oscuras de la Historia, con masacres, genocidios de cientos de miles de personas inocentes, más bien millones, al menos, los cien, si no son doscientos, que se achacan al régimen blochevique instaurado tras la Revolución de 1.918 en Rusia, y que ha ido siendo abandonado por la inmensa mayoría de países, sobre todo los que se encuadran dentro de los llamados civilizados, especialmente, occidentales, y a estas alturas de la película, este criminal Gobierno de España, quiere retrotraernos a aquéllos pavorosos, espeluznantes, terribles, espantosos y terroríficos tiempos, porque, esta es la verdad, el mal existe en el mundo y existe gente, más bien gentuza, que encarnan el mismo, cual luciferes reencarnados en seres terrenales y que no tienen otro objetivo que destruir, demoler y derribar cuanto se ha venido edificando con el sudor y lágrimas y con la propia sangre, de tantos y tantos ciudadanos del mundo, para instaurar una tierra en la que asentar verdaderos y auténticos Estados de Derecho y de Bienestar Social, en beneficio de la población en general, y, ahora, sin embargo, en este país, aún hoy, a duras penas, llamado España, se ha asentado en la Moncloa un Infierno Terrenal, una Delegación del Diablo, del Lucifer más monstruoso y maldito que podamos imaginar, lanzando a sus jinetes del Apocalipsis con la guadaña bien afilada para llevarse por delante todo cuanto encuentre de valor, de digno, de ético, a su paso. Bien contento debe estar el Señor de la Tinieblas con lo que ha sido capaz de engendrar para instalarlo en nuestro País y garantizado tiene con esta ralea de indignos, de indolentes, de perversos, de pervertidos, de inmorales y de desgraciados, obtener el triunfo en el solar patrio.

Decíamos, que recientemente el Boletín Oficial del Estado, o sea, el Folletín Cooficial de la Casa de Tócame Roque, en su nomenclatura actual, ha publicado una Orden Ministerial para crear el llamado Comité de la Verdad, es decir, un comité, integrado por el propio Gobierno, con sus palmeros mayores al frente, Iván Redondo, Jefe del Gabinete del Pseudo-Doctor-Sánchez, y Miguel-Ángel Oliver, Secretario de Estado de Comunicación (¡vaya par de dos!) para indagar y establecer que el contenido de las informaciones de los medios de comunicación no caigan en el desvarío de la “desinformación”, o sea, hablando en romance paladino y para que lo entiendan hasta los bachilleres que han obtenido el título a base de suspensos, se ha creado la “Censura Oficial”, pues de dicho Comité, como digo integrado por el propio Gobierno, se establecerá, exCathedra, cuál es la verdad y cuál es la mentira, lo que supone un retroceso, en ese afán de retroceder en el tiempo que tiene como meta y señal este Gobierno Criminal de España, hasta la Inquisición, con esos dos nuevos Torquemadas al frente, que condenarán al fuego eterno a quien ose salirse un milímetro de las verdades que partan del Gobierno, si es que, por el mismo camino, y para todo el esplendor del santo y seña de la dicha Inquisición, no se modifica el Código Penal, y se establece para los presuntos “deslenguados”, la pena capital, llevada a cabo mediante la quema de los mismos en la hoguera. Choca escandalosamente que este Gobierno presidido por el Pseudo-Doctor-Sánchez, alias “Pinochón” y por toda su cohorte de Ministros, a cada cual más lenguaraz y que salen a mentira por minuto, creen este Comité para discernir entre la verdad y la mentira, además en grado supremo, siendo la más relevante la última del alter ego del Algarrobo, o sea, de Transportes Ábalos, tal como le denomina Juan-Carlos Girauta, de que el apoyo de EH-Bildu a los Presupuestos Generales del Estado lo ha sido por fervor patriótico y sin que medie bajo cuerda ningún pacto con los Bilduetarras: no hay quien se trague esta patraña. Y ni qué decir, que este hecho ha supuesto un nuevo aviso de Bruselas.

De esta manera, se trata de controlar al llamado Cuarto Poder, integrado por los medios de comunicación, junto a los tres clásicos, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, con lo que el Gobierno Criminal de España, acaparará, más pronto que tarde, el control de los cuatro, y ya sabemos lo que ello conlleva, la quiebra del Estado de Derecho y el camino directo hacia la ruina, la miseria y la pobreza del pueblo español, al que, para contentarlo, le seguirán echando las migajas que caigan de la mesa del banquete del rico Epulón, y agradecidos, mientras nuestros jerifaltes se pavonean en la abundancia, la riqueza, la opulencia y la exuberancia, obtenidas sobre el sudor y la sangre de la ciudadanía.

Mas, para ahormar y dominar a dichos ciudadanos, es preciso interferir sobre sus conciencias y apetitos desde la más tierna infancia, mediante un método de enseñanza, que más que enseñar, tienda a ideologizar y monitorizar las mentes de los individuos desde la edad más temprana, a fin de que las mismas vean lo anormal como normal, lo malo como lo bueno, y lo dantesco como lo bondadoso. Y, a ese fin o finalidad, tiende, como una corriente de sangre caliente confluyente en un río de depravación, iniquidad, ignominia, perversidad, infamia y maldad, la nueva Ley de Educación que está pergeñando y sobre la que lleva ya un tiempo, una Ministra, Isabel Celáa, verdadera encarnación del mal y la impostura, si es que a la misma se le puede llamar de Educación, pues lo que pretende y persigue verdaderamente, es todo lo contrario. Ya nos ilustró con la implantación del pase de curso de los alumnos suspendidos, con la finalidad de que éstos, no quedaran traumatizados al ver el avance de sus compañeros, los que se han esforzado, estudiado, sacrificado, cumpliendo las obligaciones de un estudiante como debe ser, que no son otras que estudiar, como su propia denominación expresa, y que es lo que quiere eliminar este bodrio de ejemplar, pues para franquear el obstáculo que suponen los exámenes, bastaría con que los profesores consideren que el alumno (vago, torpe, gandul, rebelde) ha “alcanzado los objetivos”, sin que sepamos a ciencia cierta cuáles son esos objetivos que se pueden alcanzar sin tener ni repajolera idea de matemáticas, ciencia, literatura, gramática, etc., etc. Y en ese camino hacia el averno que ha tomado el proyecto Ley, que, por otra parte, quiere sacarse adelante a la mayor brevedad posible, siguen adelante los trámites en el Congreso de los Diputados, ratificándose el asalto a la Educación Concertada (a la que se le negará suelo público para edificar un Colegio, amén, de las subvenciones que por ley le pertenecen), a la Educación Especial (queriendo meter en el curso ordinario a quienes adolecen de alguna deficiencia que requiere un tratamiento especial), a la Religión (bajo la soflama de una asignatura denominada “Cultura de las Religiones”, a ver si del aula salen terroristas) y las gotas que colman el vaso, desterrar el castellano de las aulas (que si tanto no quieren saber nada de España vascos y catalanes, no se yo qué coño hacen los diputados de tales Comunidades asentando sus antifonarios en las poltronas del Congreso de los Diputados) y el adoctrinamiento sobre la educación sexual, a partir de los seis años (poniendo de relieve la obsesión de este Gobierno por lo sexual, dando a entender que se compone de un conjunto de pervertidos, depravados, obsesos esquizofrénicos y sicóticos, e, incluso, en cierto modo, pederastas, por lo que habría que investigar si los Consejos de Ministros no acaban en una bacanal u orgía propia del cine pornográfico duro). Y pareciendo, que la instigadora de este bodrio, Isabel Celaá, pese a la edad que ya barrunta, no sepa si es pachón o gorrino. Y, como procede, en este punto el Gobierno tiene otro serio aviso de Bruselas.

Y, mientras tanto, dando entrada en la gobernanza a Bildu y a ERC, partidos de ultra extrema izquierda radical y aquél sucesor de los terroristas de ETA, y con la aviesa intención declarada del “Vamos a Madrid a tumbar definitivamente el régimen”, para aprobar los Presupuestos Generales del Estado y poder echarse a dormir sobre las poltronas tres largos años, que nos van a parecer siglos y que acabarán dejando a España que, esta vez, sí, no la va a reconocer ni la madre que la parió, como aventurara, en su día, el Vicepresidente del Gobierno de Felipe González, Alfonso Guerra. Y que no se rasguen las vestiduras quienes como Emiliano García Page y otros conmilitantes socialistas, Guillermo Fernández Vara, Javier Lambán o Adrián Barbón, ponen el grito en el cielo, ante el Pacto con Otegui, porque, si de verdad, sintieran ese vomitivo pacto, lo que la dignidad les exige es que, al menos, rompan el carnet de militantes del PSOE y se den de baja en el mismo. Pero no caerá esa breva, porque , al fin y al cabo, también se hallan enzarzados en las cavernas del mal y no se desenredarán de las mismas ni con agua caliente, pues, en definitiva, son uña de la misma carne, y no renunciarán a continuar en su papel de zampabollos, por lo que deberían abstenerse de darse golpes de pecho y con su actitud, meliflua y melindrosa, no quieran sino hacernos comulgar con ruedas de molino y hacernos ver que los burros vuelan, ya que según la máxima que no admite contradicción, “el movimiento se demuestra andando”, y no son sino ratas de alcantarilla que siguen siendo, además, convidados del Rico Epulón.

MIGUEL-ÁNGEL VICENTE MARTINEZ

18 de Noviembre de 2.020

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