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La casa de tócame Roque (1)

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 03 de febrero de 2021, 04:13h

Según cuenta el Diccionario de Refranes, Dichos y Proverbios, de Luis Junceda, editado por Espasa Calpe, “Fue esta casa, en origen, una de las muchas que antaño existían en Madrid, de traza primitiva, patio interior y servicio común, habitadas, pues, por numerosas familias, cuyo pintoresquismo será tema predilecto de los grandes saineteros de la época. A ésta, en particular, sita en la calle del Barquillo, habría de hacerla inmortal Don Ramón de la Cruz, en su sainete “La petra y la Juana, o el buen casero”. Allí los alborotos y trifulcas vecinales eran continuos. Y mucho más desde que un buen día el propietario del inmueble vino a hacer público su propósito de derribar el edificio. Entonces los vecinos, amotinados, amenazaron incluso con matar al dueño, y se hizo precisa la intervención de la policía para desalojar la casa y restablecer el orden. Desde entonces, en recuerdo y por alusión a tales sucesos, el modismo “esto es la casa de Tócame Roque” vino a usarse como imagen figurada de todo lugar agitado por el ruido, la confusión y el desorden”.

Pues bien, bien pudiéramos decir y comparar a este país nuestro, aun hoy día, a duras penas, llamado España, con esa prístina y clara conclusión de lo que viene a ser una casa de la guisa de la de Tócame-Roque, donde, desde luego y sin ningún género de dudas, anida ese ruido, esa confusión y ese desorden, que vienen a configurar la figura en cuestión, sin que exista, a día de hoy, en ningún otro país civilizado e inmerso en un Estado de Derecho, y mucho menos, en la Unión Europea, una situación como la que en la actualidad se está dando en nuestra Nación, que parece sumergida en esa marabunta de desorden, desbarajuste, desorganización, anarquía y confusión, con una magnitud tal que haría necesaria la concurrencia de un verdadero consejo de sabios, capaces de hacer florecer de nuevo el orden, la armonía y el equilibrio que un país necesita, tanto a nivel político, como económico y social, para poder alcanzar la finalidad que se le exige de lograr la consecución del bien general recayente como lenguas de fuego sobre la cabeza de cada uno de los ciudadanos que integran ese país, lo que, a día de hoy, España, se halla muy lejos de conseguir. Sobremanera desde el advenimiento del actual Retroprogresista Criminal Gobierno de España, bajo la coalición PSOE-Podemos y toda esa escoria parlamentaria que apoyó y sigue apoyando los dicterios dictatoriales y totalitarios que manan a través del Boletín Oficial del Estado, que acabará convirtiéndose en el período que dure dicha Coalición, en un manual de lo que no debe hacerse dentro de un Estado de Derecho, Democrático y de Bienestar social.

Aunque es indiscutible que mucha culpa de los acontecimientos que vienen ocurriendo es de los propios ciudadanos, incapaces de discernir ya entre el bien y el mal, sometidos a un continuo proceso de descerebración dirigido a extirpar de los mismos toda capacidad de raciocinio y voluntad, convertidos en una masa de carne con ojos, o en esa masa cretinizada a que regularmente se refiere Juan Manuel de Prada, a cambio de una presunta libertad y bienaventuranza consistente en poder beber hasta la extenuación y darle rienda suelta a los derechos de bragueta, a los que, igualmente, el citado autor se refiere metódicamente.

Hay mucha materia y temas que otorgan a este país, repito, aun hoy, a duras penas, llamado España, ese sobrenombre de Casa de Tócame Roque, pudiendo comenzar, por su proximidad en el tiempo, con la convocatoria de los comicios en la Comunidad Autónoma de Cataluña, para el próximo día 14 de este mes, tras revocar el Tribunal Superior de dicha Comunidad el aplazamiento de las mismas que determinó el Gobierno catalán para allende los idus de marzo o los de mayo, por la razón de no encontrar fundamento en la inequívoca contra-prudencia derivada del coronavirus, en una resolución que, siendo inferior el colapso y el contagio, resulta contraria a las razones que determinaron el atraso de las elecciones, igualmente, autonómicas, en Galicia y el País Vasco, decisión aplaudida, como no podía ser de otra manera, por el PSOE y los tertulianos de pacotilla, cuyo interés en mantener la cita ese día 14, día, además, de los enamorados, de San Valentín, se basa en la creencia de que su candidato, Salvador Illa (que debiera ir pensando en cambiarse el nombre, dada la ristra de muertos que su inasumible gestión ha ido dejando por toda la piel de toro) ha acumulado una imagen pública que le favorece hoy y que pudiera haber perdido en citas posteriores, que, caso de que los catalanes le den su confianza, habría que revisar el hoy ya bastante deteriorado “seny catalán”, icono de sensatez y prudencia aireado tradicionalmente respecto de los catalanes en general. Y no es broma que haya que echar en saco roto despreciando la situación actual en cuanto a la pandemia, ya que los contagios desde la Navidad (en la que se dio rienda suelta a la ciudadanía para desplazarse y reunirse, basta recordar que, incluso, con los “allegados”, invención del Sr. Illa, o si se quiere más claramente, otro huevo puesto por quien no tiene ni repajolera idea de lo que es la Sanidad, y dudo que también de Filosofía, aunque sea Licenciado en esta disciplina) han venido subiendo como la espuma, los ingresos hospitalarios ya están al borde de la saturación y el colapso y la cifra de muertos mantiene una velocidad de crucero de unos 400 o más diarios, y este último fin de semana de 762. Si todos estos hechos no se consideran base y fundamento bastantes para aplazar los comicios, beneficie a unos y perjudique a otros, es que a los miembros del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña habría que ponerlos contra la pared o la pizarra, previa coronación de sus cabezas con las consabidas “orejas de burro”, con la agravante de que se sitúan en el ámbito de la complicidad de las consecuencias nefastas que se puedan derivar, agravando la situación en Cataluña, en cuanto a los efectos letales, en todos los sentidos, del coronavirus, actuando “como felpudos de los intereses personales del doctor Sánchez, a quien convenía para sus enjuagues y cambalaches que la fecha de las elecciones se mantuviera en febrero”, según apunta Juan Manuel De Prada en su artículo en ABC del lunes 01 de febrero. Se comete, además, la arbitrariedad y la decisión alarmante, de permitir a los contagiados por el virus acudir presencialmente a las mesas electorales, a fin de poder depositar su voto, lo cual ha puesto en alerta a los ciudadanos que tengan la desgracia de ser agraciados con un puesto en esas mesas electorales, poniéndoles en primera fila, como lo están los sanitarios, frente al contagio, convertidos en carne de cañón por mor de la veleidad del PSOE y del candidato Illa, de insistir, en la celebración de las elecciones el susodicho día, que amén de coincidir con el día de los enamorados, lo que debería haber hecho recular a los convocantes, podría dar lugar a que junto con el amor se celebre un luctuoso día, de contagio y muerte, a la manera como ocurrió tras el sostenella y no enmendalla de la celebración del Día de la Mujer, el día 8 de Marzo del pasado año. Y en concomitancia con este desaguisado, con esta aberración, que puede acabar en tragedia (que, en realidad ya la tenemos, como hemos dicho más adelante, por ese mantra de “salvar la Navidad”, que nos está llevando a este desembarco trágico y dramático, con un Retroprogresista Criminal Gobierno de España, liderado por el Pseudo-Doctor Sánchez y coliderado por Pablito Iglesias, “Pinochón” y “El Moñas”, respectivamente, entre otros apodos, inhibido ante la pandemia y dejando el trasiego de la misma en manos de las Autonomías, no sin antes cortarles las alas y atarles las manos para que no puedan tomar decisiones más restrictivas, dadas las características que está tomando la situación), muchos ciudadanos catalanes se hallan en capilla no sabiendo si deben o no acudir a la cita con las mesas electorales tomando posesión de su nombramiento como miembros de las mismas, y que se están movilizando al considerar, y con más razón que un Santo, o, más bien, que la Comunión de los Santos, que se está vulnerando su derecho a la salud, y es que ese riesgo de contagio, con la agravante de que lo llevarían a su entorno familiar, no es baladí ni desaparece por mucho que desde la Generalitat, se publicite un kit anticontagio, comprendido por cuatro mascarillas quirúrgicas, una mascarilla FFP2, una pantalla facial y guantes desechables para el recuento de los votos y un Equipo de Protección Individual (EPI) para el momento en que acudan a votar las personas contagiadas, las que han estado en contacto estrecho con un positivo o los incursos en casos sospechosos, y todo ello por mucho que desde el Govern se haya elaborado un documento estableciendo normas y horarios para según quienes acudan a votar, porque el virus, que parecen tomárselo a chacota nuestros gerifaltes, capaces de poner en peligro la vida de los ciudadanos por su prurito de salirse con la suya, no distingue y expande su ola de contagio y muerte a diestra y siniestra. Desde luego, hay que concluir que tienen razón quienes anteponiendo el derecho a la salud, y no sólo a ésta, sino a la vida misma, le hagan un corte de mangas monumental a la “casta política” y la manden a hacer gárgaras.

MIGUEL ÁNGEL VICENTE MARTÍNEZ

03 de febrero de 2021

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