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El perdón. “Una cualidad positiva de la mente”

Por Mª Carmen Piñero
domingo 14 de febrero de 2021, 17:52h

“No puedo olvidar, pero si perdonar”. Nelson Mandela

Perdón o perdonar proviene de la palabra griega “afiemi”, significa entre otras cosas, dejar ir o abandonar. Desde la antigüedad ya se sabía de sus beneficios y todas las religiones mencionan el perdón, al igual que personalidades de todos los ámbitos sociales y mundialmente conocidas como: Gandhi, Luther King, la Madre Teresa, William Shakespeare… pero en especial, citaré a Nelson Mandela, 27 años en la cárcel y, sin lugar a dudas, nos ha demostrado con hechos que el perdón tiene una gran capacidad conciliadora, transmitiéndonos su enorme generosidad al inspirar a la mayoría negra y tranquilizar a la minoría blanca.

Personalmente tengo un ejemplo muy cercano, mi abuela y mi madre, durante su existencia perdonaron todas las situaciones injustas que habían sufrido, no olvidaron lo sucedido, pero continuaron con sus vidas sin rencor, ni odio, ni venganza. Siempre pensaron que las personas que tenían un comportamiento inadecuado se debía a que “esas gentes no sabían lo que hacían”. Intuían que algo no iba bien. Yo, he compartido con ellas esa visión, nada descabellada si nos atenemos a los últimos conocimientos científicos y sus matices.

La Decana de Harvard Martha Minow, manifiesta: perdonar no es una obligación, es una elección y se lleva adelante mediante la decisión de las víctimas. Entendiendo como posible la elección de no perdonar.

Al hilo de lo mencionado por Martha Minow, creo que también es necesario respetar y entender a las personas que no desean perdonar, porque es un sentimiento comprensible, el inconveniente de esta decisión es que fácilmente se cruza la línea de la venganza y esta no tiene límites, pero… podemos ayudarles a romper sus cadenas para que puedan tener la oportunidad de “aprehender” (asimilar y comprender de forma profunda algunos conocimientos, emociones, etc.) a vivir sin las ataduras que conlleva el rencor y la venganza.

Richard Davidson, Doctor en Neuropsicología e Investigador en Neurociencia Afectiva, considerado en 2006 una de las cien personas más influyentes del mundo, en su libro "El Perfil Emocional de tu Cerebro", menciona los momentos que compartió con el Dalái Lama en 1992, el cual le pidió a él y a su equipo que aprovecharan las herramientas de la neurobiología moderna para estudiar cualidades virtuosas como la bondad y la compasión. Investigación que denominaron Neurociencia Afectiva y que tenía la capacidad de transformar la humanidad, pues, "la base de un cerebro sano es la bondad y se puede entrenar".

Me he detenido en Richard Davidson, porque todo lo que relata, tiene que ver con la bondad y la compasión, ingredientes necesarios para poder PERDONAR. Pienso que no es fundamental tener creencias religiosas para ser compasivos y bondadosos, son cualidades que en mayor o menor medida todos poseemos y que podemos potenciar.

No debemos olvidar que es necesario y saludable perdonarnos a nosotros mismos, ya que nos da la oportunidad de dejar espacio suficiente en nuestra mente para desarrollar habilidades y estrategias que nos reconforten y nos hagan crecer como personas, dejando atrás el lastre que supone no perdonarse, aprendiendo de nuestros errores con calma y benevolencia.

Necesitamos encontrar respuestas a muchas preguntas… para ello, nuevamente debemos prestar atención a La Ciencia, recurso que, junto a La Educación, sustentan los pilares del conocimiento. Hay que instar a los científicos, eruditos, medios de comunicación y gobiernos, que los acerquen y difundan de forma sencilla y entendible a todas las personas, pues, a pesar de los grandes descubrimientos, estos no son debidamente divulgados, arrebatándolos la oportunidad de pensar y reflexionar sobre nuestra propia existencia, condenándolos a vivir en la ignorancia. Tenemos que conseguir que sea alcanzable a todos, aunque, si antes no lo remediamos, será complicado que pueda llegar a los millones de personas que tienen como prioridad encontrar algo que comer para poder subsistir.

Si logramos tener acceso a todos los avances que La Ciencia ha realizado sobre lo condicionados que estamos por la genética y la interacción con el entorno, quizás seamos capaces de comprendernos a nosotros mismos y a los demás. El conocimiento ayudará a mantener una convivencia de respeto y tolerancia y, por supuesto, favorecer el perdón.

No podemos cambiar el rumbo del universo, pero sí modificar nuestra forma de pensar y, para ello, debemos apoyarnos en el recurso más maravilloso que tenemos, NUESTRO CEREBRO, su grandeza reside en la plasticidad sináptica (conexión entre neuronas) y adaptabilidad que posee para transformar conductas, adaptándolas a una mejora constante del ser humano, ayudándonos por fin, a salir de nuestra irracionalidad.

Por naturaleza somos seres sociales. El cuidar y mantener al grupo unido a lo largo de la historia, nos ha permitido con gran éxito sobrevivir y evolucionar como ninguna especie lo ha hecho. Por eso, ahora más que nunca, es tan necesario comprender que para avanzar necesitamos a los demás. El entendimiento y la solidaridad han facilitado el perdón, siendo este un valioso bálsamo para encontrar sentido y prosperidad a nuestra existencia.

Quiero terminar como siempre, hablando de esperanza, alegría y sueños, imprescindibles para mejorar nuestras vidas.

Os deseo lo mejor.

Mª Carmen Piñero López.

Educadora Social.

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