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De perdidos al río

Por Miguel Ángel Vicente
lunes 14 de julio de 2014, 22:52h
Miguel Ángel Vicente
Miguel Ángel Vicente

Refrán con el que se expresa la situación en que alguien se halla, tras haber empleado todo su esfuerzo y todos los medios a su alcance para conseguir algo, no encontrando, pese a ello, la solución esperada, por lo que desesperadamente uno se lanza al río, como último recurso, para dar satisfacción al fin perseguido, como última oportunidad de neutralizar el mal fario que en torno a su persona se ha trabado. Equivale a “echar toda la carne en el asador”: poner en juego de una vez, para conseguir cierto propósito, todos los recursos de que se dispone.

No de otra cosa puede calificarse la penúltima, pues de aquí a que se resuelva la cuestión de la imputación o no de la Infanta Cristina, veremos cosas que nos maravillarán, pero de horror y espanto, y es que para llegar al “The End” de esta película aún faltan muchos rollos que visionar. ¡Cómo estarán los ánimos en la Casa Real!, pues quiérase o no y aunque  traten de mirar para otro lado y hacerse los locos, Doña Cristina es hermana del actual Rey de España, Felipe VI,  aunque éste trate de hacer de tripas corazón, marcándose para sí y para la Reina, Doña Letizia, una trepidante, frenética y asfixiante agenda que los van a dejar exhaustos, exánimes y para pocos trotes en breve, como sigan a este paso.

Item más, Doña Cristina Federica Victoria Antonia de la Santísima Trinidad de Borbón y Grecia es hija del anterior monarca español, Don Juan Carlos I (hoy abdicado y aforado por tierra, mar y aire, así como su esposa Doña Sofía y la saga sucesora en primer grado –Felipe VI (inviolable) y Doña Letizia- y en segundo grado –la Princesa de Asturias, Doña Leonor-) y de Doña Sofía, e Iñaki Urdangarín yerno de ambos, y ello por la fuerza de la naturaleza de las cosas, lo quieran desmentir Agamenón o su Porquero, con la agravante de que la Infanta Doña Cristina, al no haber renunciado, aunque se lo hayan pedido, a sus derechos dinásticos, se halla en el orden sucesorio a la Corona de España, en el puesto número seis.

Ahora, el mejor Defensor de la Infanta, el Fiscal Pedro Horrach, no sabe ya qué hacer para tumbar la imputación de la misma, decretada por el Juez José Castro y hacer que pase de ella el cáliz de verse sentada en el banquillo de los acusados, y se ha sacado de la manga un quinto As (sin que sepamos cuántos más esconde bajo la misma y en las perneras), pues ya estamos viendo que trata de remover el cielo y la tierra para dar carpetazo a un asunto que traerá más cola que el vestido que lucía Doña Letizia el día de su boda.

Y para ello, nos sorprende con un acuerdo al que ha llegado con el que fuera contable del Instituto Nóos, Marco Antonio Tejeiro, (ahora arrepentido, a fin de mitigar su pena), cuñado del ex-socio de Iñaki Urdangarín, Diego Torres, y en base al cual le atribuye a estos dos últimos la creación de la trama para repartirse los beneficios de los convenios, cargando con toda la artillería, la infantería y la caballería, contra los dos principales encausados, con toda clase de pelos y señales, y excluyendo y, por tanto, exculpando, aunque de forma implícita, a la Infanta Doña Cristina.

En un escrito de ocho folios el tan Marco Antonio Tejeiro, revela los detalles financieros y fiscales del conocido como “caso Urdangarín”, a cambio de los beneficios y atenuantes penales que le podría reportar su colaboración con la justicia y en los que, al parecer, corrobora, punto por punto, la posición de la Fiscalía Anticorrupción y los informes de la Agencia Tributaria, para mayor gloria del Gobierno y del Fiscal General del Estado, y en el que los plumillas adheridos a las tesis oficialistas han visto abrirse las aguas, tal como se abrieron las del Nilo para  franquear el paso al pueblo israelita, proclamando de declaración exculpatoria, al refrendarse, dicen, mediante tamaño procedimiento, que no hay pruebas para imputar a la Infanta Doña Cristina, y quedándose tan frescos, tan panchos y tan satisfechos. En fin, estómagos agradecidos que deben sumisión absoluta a su señor.

¡A buenas horas, mangas verdes! Ahora, el Sr. Tejeiro se ha caído del caballo, como San Pablo camino a Damasco y se le ha aparecido la Virgen, haciéndole recobrar la memoria. ¡Qué bien guardados tenía y mantenía todos los secretos y detalles de la trama, después de cuatro años de investigaciones!. ¿Quién y qué habrá influido en su entereza para, ahora, en la recta final, en el último sprint, poner una zancadilla al Juez Castro para que éste se dé de bruces contra el asfalto?.

Ante tamaño presunto vuelco y nueva situación, el Sr. Fiscal Horrach, ha remitido, presta e inmediatamente, la declaración al Juez Castro, quien, de inmediato, sin dejarse sorprender ni arredrarse,  sin inmutarse, ha ordenado  la citación en el Juzgado de su cargo al Sr. Tejeiro, a fin de que ratifique ante él la misma y de interrogarle, donde corresponde y dando curso al principio de contradicción, con las partes presentes, que es lo procedente y como corresponde en Derecho y en Justicia. Pero, héte aquí, que de súbito, tras una arrancada de caballo y un frenazo o parada de burro, se ha negado a comparecer ante su Señoría, `por lo que ésta no ha tenido duda alguna en suspender la citación y rechazar incorporar al sumario tal confesión, acordando devolver los papeles al Fiscal Horrach “para que haga uso” de la misma “de la manera que estime más conveniente”, quedando este intento en aguas de borrajas y en un nuevo traspiés del mejor Defensor de la Infanta.

¿Cuál será el próximo As que de la manga se saque el Fiscal del caso? ¡Qui lo sá!, que diría Artur Mas, mientras éste insiste en su referéndum y en la independencia de Cataluña

MIGUEL ANGEL VICENTE MARTINEZ

16 de julio de 2014

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