www.albaceteabierto.es

Mi bicicleta y yo

Por Miguel López Valles
martes 05 de agosto de 2014, 23:36h
Miguel López Valles
Miguel López Valles

Mi bicicleta y yo (Una grata sensación de libertad)

“El hombre es libre, tiene que ser libre. Su primera virtud, su gran hermosura, su gran amor es la libertad”.

Es una frase que le he querido quitar para este modesto artículo a Juan Ramón Jiménez, nuestro excelso poeta y Premio Nobel que loaba en uno de sus más conocidos escritos a su burro Platero.

Seguro que quienes oséis leer esta insensatez veraniega, enseguida comprenderéis el paralelismo que pretendo mostrar entre aquel dulce animal y mi vieja bicicleta.

Aunque ella no es pequeña, ni peluda, ni suave ni blanda por fuera como el algodón, y yo diría que sí tiene huesos.

Mi cuñado Manolo, cuando le hablé de mi intención de escribir este artículo, me decía: Deberías titularlo “desde que no tengo coche, soy más feliz“, pero Dios me libre de hablar mal del progreso que han supuesto primero el motor, y posteriormente el coche. 

Lo que sí es desgraciadamente muy criticable es el mal uso que hacemos de él. Una persona, un coche…. Y si los caballos (que paradoja) y tamaños de estos triplican las necesidades, mejor.

Yo sin embargo funciono, como otros muchos ya, a contracorriente, y me da más confianza un ciclista que el portador de un 4x4 gigantesco de una marca sonora y con cientos de caballos (otra vez la paradoja) de potencia.

Creo que falta poco para que en nuestra ciudad y en todo el mundo volvamos a celebrar “el día sin coche”; o la semana, no sé. Que contrasentido.

Pero no quiero hablar de mi coche, que ahora es una facilidad en manos de mi hijo, sino de mi bici.

Con ella comparto el frescor de la mañana, la brisa vespertina, me ayuda a mantener el “corpore sano”, hace lo que puede la pobre; también la mente al sortear sonriente a los sufridos y malhumorados conductores en los atascos.

Nadie me pide su seguro, ni su impuesto, ni casi mantenimiento, mientras que en las ciudades, todos los responsables circulatorios abren más y más carriles para que quienes como yo hemos optado por retomarla, podamos desplazarnos cada vez más seguros y cómodos.

Su única necesidad es una sombra o cobijo ante la intemperie que le confiera longevidad, un árbol o farola con quien conversar mientras la olvido y vuelvo, y un soplo en la rueda de vez en cuando para no hacerse/hacerme daño ante obstáculos y quebradas.

Me encanta ver cada vez más ciclistas por todas partes. La bici sí que no conoce de colores, sexos ni edades.

Casi diría que los ciclistas somos una reivindicación, una humilde protesta ante el petrodólar, una forma de vida, una segunda revolución, esta vez no industrial; sostengo que muchos de nosotros vivimos en una fase de toma de conciencia ante los cambios que se nos vienen encima y que todos queremos protagonizar con imaginación y en positivo.

La bicicleta es una modernidad (aunque parezca mentira), una avanzadilla silenciosa de un futuro más lento y placentero y no por ello menos fructífero (iba a decir productivo, pero esa palabra ya no entra en mi argot ciclista).

Pienso en ella y creo que será parte de un nuevo modo de vida.

La tuve olvidada mucho tiempo y ahora es una fiel compañera.

 “Comprende bien que la quiero, y no me guarda rencor. Es tan igual a mi, tan diferente a los demás que he llegado a creer que sueña mis propios sueños…” (También de Juan Ramón Jiménez).

Feliz verano a todos!. Probadla!.

Albacete, 6 de agosto de 2014

Miguel López Valles

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios