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Bienvenido Mr. Biden

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 06 de julio de 2022, 08:40h
Todos recordamos y para los que no lo recuerden se lo recuerdo yo, que allá por los años 50, se rodó una de las películas más emblemáticas de nuestro país y reflejo fidelísimo de la indiosincrasia del ADN español, incluido el vasco, en la que un pueblecito castellano (uno de esos miles que jalonan el territorio de este país, aún hoy, a duras penas, llamado España), Villar del Río, cuya vida tranquila y anónima se vió alterada por la noticia que el Delegado de la autoridad pública, comunicó al Alcalde del mismo, papel interpretado magistralmente por un maestro, valga la redundancia, del celuloide de aquellos años, el tarazonero José, Pepe, Isbert, de que los americanos (en pleno despliegue el Plan Marshall, destinado a que esa España de la posguerra civil comenzase a levantar cabeza) habían de pasar por el citado pueblo, instando al Alcalde a que se pusiese manos a la obra para dar el gran recibimiento que tales visitantes se merecían, lo que supuso un tsunami para el consejo de aquel pueblecito cuyos habitantes dormían el sueño de los justos, y que aconsejado por el representante de una cantante de medio pelo que había recalado por allí, y que se confesó como un gran conocedor de los gustos de los americanos por haber hecho, en algún momento de su vida, un viaje a Boston, desembocó en los preparativos para recibir a tan insignes e ilustres visitantes que había tenido a bien pasar en su ruta por aquel destartalado pueblo, empeñándose hasta las cejas para acomodar la prestancia del pueblo al de un pueblo andaluz, disfrazándose toda la población de andaluces y andaluzas (según la jerga de la ultraizquierda, la simple y la compuesta, a día de hoy), inculcándose en la mente de aquella pobre gente que los americanos habrían de venir tirando con pólvora del Rey, para lo cual se confeccionó una lista en la que cada paisano debía pedir una cosa, sólo una, a la manera como se escribía la carte a los Reyes Magos de Oriente. Mas, la sorpresa fue mayúscula, cuando llegado el día de marras, la comitiva de los americanos pasó a toda leche por ese oprimido pueblo, sin detenerse siquiera a saludar a su Alcalde, quedando todos abatidos, desilusionados y, en cierto modo, tomados por el pito del sereno, todo ello muy en la línea de ese espíritu tan español en espera siempre del Maná caído del cielo, entre otras cosas porque nos consideramos muy simpáticos y que caemos, por tanto, en gracia, a los presuntos dadivosos, que por ese solo y mero hecho, estarían siempre dispuestos a colmar de bienes a los españoles. Fue el despertar de un sueño y el caer sobre la realidad pura y dura de que nada viene sin esfuerzo y que el cada día nos llama a doblar el espinazo y a ganarnos el pan con el sudor de la frente de cada vecino. Sobremanera relevante, por ridículo y, grotesco y esperpéntico, es el sueño del agricultor, que en la lista de marras había solicitado un tractor, el cual le caía en paracaídas del cielo. Pues bien, esa película que retrata bien y fielmente la idiosincrasia del pueblo español, fue dirigida por Luis García Berlanga, en 1.952, y, a fuer de ser sinceros, que la misma ha gozado, a lo largo de la historia de nuestra patria, vigencia, y aún hoy, en nuestros días, la sigue teniendo, porque bien puede decirse que vivimos, día a día, en la esperanza y la ilusión de que los americanos aflojen la guita (o quienes quiera que los sustituyan) y nos inunden de euros por doquier, repito, porque nos creemos los más listos del mundo, amén de los más simpáticos y que es simple creencia basta para allanar el corazón de los mandamases de otros países.

Pues bien, la reciente y acabada ya, reunión de la OTAN en Madrid, días 29 y 30 de Junio, oficiales, más unos dos días por delante y otros dos detrás para asueto de las enormes representaciones oficiales que aterrizaron, nunca mejor dicho, (pues vinieron infinidad de aviones, estilo del Air Force One del Presidente de los Unitet States of America, Joe Biden) y que, según el relato de la oficialidad, ha resultado un éxito tremendo, es más, la más exitosa de todas las cumbres llevadas a cabo por Alianza Atlántica e incluso, futuras, que nunca podrán igualarse a la española y es que somos los mejores, aunque siempre estemos en el furgón de cola en cualquier paradigma en que exista estadística, mas aquí, en España, se vive de la ilusión y de la creencia, aunque no sea verdad, de que todo lo que hacemos o tocamos lo convertimos en oro, y nada más lejos de la realidad, cuando despertamos y nos miramos en el espejo del cuento de Blancanieves, y siempre observamos que, en cualquier rama o materia, siempre hay alguien que nos chupa la oreja. Ahora, eso sí, nuestra Reina, Doña Letizia ha desplegado toda su sabiduría y su buen hacer, recibiendo a los cónyuges y cónyugas de los mandamases reunidos, a los que ha llevado, con tino y plena satisfacción a los lugares que han dejado hemipléjicos y bizcos a los interfectos, resaltando su atuendo, campechano, a veces, para no herir susceptibilidades ajenas, sobre todo con esas alpargatas, casi de lagarterana, que la oficialía lameculista ha resaltado y puesto en almoneda con un seguidísmo irreverente por parte de la ciudadanía (se presume que boba y analfabeta, o sea, la masa cretinizada, conformada con los derechos de bragueta y el sopicaldo penevulvar, a los que se refiere regularmente Juan Manuel de Prada), sin reparar en que esas alpargatas o como quiera Dios que se llamen, ya estaban anunciadas en las revistas de la prensa rosa del mes de Junio, o sea, que ya existían y ya seguramente eran usadas por muchas hembras españolas, que no precisan estar atentas a lo que se calce Doña Letizia para mimetizarse con ella.

Por otra parte, siendo como es el motivo de esta cumbre, y más en los tiempos que corren, tras la invasión de Ucrania por Vladimir Putin, me parece de una frivolidad injustificable , que las representaciones llegadas a nuestro país, lo fueran en un volumen poco menos que monstruoso, y más trayendo a cónyuges, incluso el propio Joe Biden, a sus dos nietas, como si fuera una fiesta de charanga y pandereta, resaltando, además, de una manera cateta y paleta, las dimensiones del coche blindado del Presidente Estadounidense, su longitud (cinco metros de longitud) y su altura (un metro setenta y cinco centímetros), y el despliegue de la representación americana, con ocho aviones y un helicóptero, y estos son los que postulan las medidas adoptar para evitar el cambio climático, cuando se podrían haber reunido por videoconferencia y haber ahorrado el contaminante co2 que se desprende de tanto avión y vehículo, y tanto defeque y micción, y todo para, al final, darse por encantados de haberse conocido, manifestando que la Alianza sale fortalecida, cuando, en realidad, no se ha dado un paso firme en respuesta a Putin, y caso de ataque a un país aliado. Ya decidirá cada país lo que hace, suponiendo un sonoro fracaso el reto de España para que de una forma explícita, se incluyeran dentro de la protección de la Alianza a Ceuta y Melilla, las cuales, pelillos a la mar, han quedado al albur de lo que decida Mohamed VI, el Rey de Marruecos, ante el que inclinó la cerviz, adoptando una posición de decúbito supino, nuestro eximio Presidente del Retropregresista Criminal Gobierno de España, el Pseudo-Doctor-Sánchez. Eso sí, éste ha disfrutado como un enano con todos sus conmilitones, incluido el propio Joe Biden, corriéndose de gusto y, posiblemente, habiéndose echado a la lavadora una buena cantidad de calzoncillos. Y todo ello con cargo a las Arcas Públicas de Caudales ( más de 50 millones de euros, que no son moco de pavo) como si fuéramos el Rey Midas, que todo lo convertía en oro y teniendo en cuenta la depauperada situación por la que atraviesa el país, con una Deuda Pública desbocada y con trece millones de españoles ya inmersos en la miseria y la pobreza.

Claro, que el puntazo ha venido de la promesa de incrementar con dos ejemplares más los destructores en la Base de Rota, lo que ha elevado la moral de los Roteños, que lo consideran magnífico por lo que representan para el consumo, que no sé yo si será tanto, y si es que no viene desde los EEUU la comida y otro elementos para sus militares. En fin, lo dicho Bienvenido Mr. Biden, remedando el peliculón de Luis García Berlanga que estará en vigor mientras este país, repito, aun a duras penas, llamado España, no se sacuda sus complejos y abandone la cultura del trinque y la corrupción.

MIGUEL ANGEL VICENTE MARTINEZ
6 de julio de 2.022
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