Así lo ha dejado patente la consejera de Bienestar Social, Bárbara García Torijano, durante la última etapa del Camino de Santiago por el Camino Portugués, entre las localidades coruñesas de Padrón y Santiago de Compostela, que ha completado en compañía de un grupo de peregrinos de Plena Inclusión Castilla-La Mancha, entre los que se encuentran varias personas con discapacidad.
En total, han sido 25 kilómetros de recorrido realizados junto a usuarios y usuarias de seis asociaciones de la toda la región, así como trabajadores, familiares, voluntarios y personas del entorno de la entidad en Castilla-La Mancha, cuyo gerente, Daniel Collado, tampoco ha faltado a esta cita, que este año ha cumplido la séptima edición.
La consejera de Bienestar Social, Bárbara García Torijano, ha destacado que “este programa es un ejemplo, que, por un lado, reivindica la normalización, promueve la superación individual y personal y fomenta la convivencia, y por otro, visibiliza la discapacidad intelectual, y, por tanto, a los profesionales, a los voluntarios y a las familias que les ayudan y apoyan cada día en su camino vital”.
Además, se trata, “de una experiencia inolvidable para quienes la viven desde dentro pero también para los que hemos tenido la oportunidad de poder compartirla con ellos”, ha puntualizado la consejera.
García Torijano ha indicado que “son días intensos que ayudan a las personas con discapacidad a hacer amigos, a compartir distintas experiencias, a desarrollar una autonomía personal importante y, a crear unos lazos entre los participantes de las entidades de las provincias que hacen que formen esa gran familia, gracias al trabajo que realizan las entidades del Tercer Sector, y en este caso, Plena Inclusión”.
Asimismo, “con esta séptima edición del Camino de Santiago consiguen que en estos viajes tan especiales que realizan, las personas con discapacidad puedan trabajar por superar esas barreras y conseguir una sociedad más inclusiva y accesible”, ha subrayado la consejera.
En este sentido, la consejera ha valorado que todo el Camino lo hayan hecho, una vez más, en albergues normalizados, “sin tener que hacer uso de recursos especializados por la situación de discapacidad” y junto a otros peregrinos que han coincidido con ellos en distintos tramos y etapas, “compartiendo juntos la experiencia como uno más, al tiempo que dando la oportunidad a la gente de relacionarse con las personas con discapacidad conociendo como son en un entorno convencional”.
Un Camino de Santiago totalmente normalizado para personas con capacidades diferentes
En concreto, son casi medio centenar de personas las que componen el grupo de peregrinos en esta séptima edición del programa ‘El Camino de Santiago por la Plena inclusión’. Las personas con discapacidad que integran el grupo pertenecen a las asociaciones ASPRODIC, de Quintanar de la Orden; AMAFI, de Yepes; ADA, de Azuqueca de Henares; ASPRONA, de Albacete; ADINA, de Las Pedroñeras, la Fundación Tutelar de Castilla-La Mancha, FUTUCAM, y dos personas de la Confederación de Plena Inclusión a nivel nacional.
Además, son más de 100 kilómetros los que han recorrido los participantes en cinco etapas por el llamado Camino Portugués. Comenzaron el pasado lunes 11 de julio partiendo desde O Porriño a Redondela, recorriendo más de 15 kilómetros para empezar; al día siguiente completaron la etapa de Redondela a Pontevedra, con 18,2 kilómetros; durante la tercera etapa entre Pontevedra y Caldas de Rey, cubrieron 23 kilómetros; el cuarto día fueron 18 kilómetros y medios hasta Padrón para, en la última jornada de hoy viernes, recorrer la mayor distancia; más de 25 kilómetros, hasta hacer su entrada emocionada triunfal en la Plaza del Obradoiro de la capital gallega y recibir su acreditación de peregrinaje, la Compostela, en la Catedral de Santiago.
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