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Crisis y sanidad

Por Miguel Ángel Vicente
martes 12 de agosto de 2014, 22:11h
Miguel Ángel Vicente
Miguel Ángel Vicente

Ya anuncié, en otros medios, hace tiempo, que la crisis económica era una bomba de relojería que empezaba a tener una intensa incidencia en el estado general de la salud de la población española, vaticinando que, en unos casos, estaba originando enfermedades “ex novo” en muchos afectados por aquélla, y, en otros muchos más, estaba haciendo aflorar enfermedades latentes en el individuo que los efectos de la crisis hacían precipitar su aparición. Y ello, sin contar con las bajas mortales, no ya por enfermedad, sino por muerte voluntaria y súbita debido al suicidio de no pocos ciudadanos que, como medio de cortar por lo sano (verdadera “contradictio in terminis”) con la crisis, han decidido poner punto final a su vida de esta forma tan dramática, lo que he constatado “viva voce” con médicos de urgencias del 112 y sobre lo que hay orden absoluta de cerrar la boca, según dice la autoridad competente para no crear alarma y evitar el  efecto contagio. Llegué a decir que, quizás, cuando hagamos cuentas de las víctimas de la crisis, muertas o vivas, superaría con creces a las habidas en la Primera y Segunda Guerra Mundiales juntas.

Ahora, han empezado a darse a la luz estudios y opiniones de expertos, o sean, los propios médicos, que ratifican todo lo expuesto en el párrafo anterior, con datos inequívocos y contrastados, que nos ponen los pelos como escarpias. Así, en un informe publicado en El País, el pasado 6 de este mes, se publicita que muchos dentistas, neurólogos, cardiólogos o dermatólogos, empiezan a poner de manifiesto cómo los efectos de la crisis económica empiezan a hacer estragos entre la población. El otorrinolaringólogo Jordi Coromina explica que “la situación económica ha agudizado los acúfenos (zumbidos en los oídos) y los vértigos, muy relacionados con el estrés. Muchos pacientes te cuentan que están peor desde que les va mal. A algunos los estamos derivando a psicólogos y psiquiatras”. O, como afirma Domingo Orozco, de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria: “las patologías que más afectadas se están viendo son las de la salud mental: ansiedad y depresión”, las cuales han aumentado exponencialmente. Por su parte, Carlos Tejero, de la Sociedad Española de Neurología, manifiesta que “ahora mucha gente no duerme tranquila. Hemos tenido que subir la medicación a muchos pacientes y a otros se les han recetado ansiolíticos o antidepresivos”. Y José Luis de la Hoz, dentista de la Sociedad Española de Disfunción Cráneo-Mandibular y Dolor Orofacial, experto en “bruxismo (el hábito de apretar o rechinar los dientes de forma involuntaria), reconoce que este fenómeno ha crecido desde que se hundió la economía. Lo mismo ocurre con la psoriasis, una enfermedad autoinmune de origen multifactorial que se manifiesta a flor de piel y en relación con la cual Santiago Alfonso, de Acción Psoriasis, revela que se ha visto cómo en los últimos cuatro años se ha duplicado el número de afectados que se han acercado a esta asociación de pacientes. Por otra parte, José Ramón González Juanatey, presidente de la Sociedad Española de Cardiología, reconoce que “cuando baja el nivel de vida, la mortalidad sube”.

Y abundando en estos datos y males que, como he afirmado, empiezan a hacer estragos entre la población, nos encontramos con un paulatino ascenso de los ajustes y de los recortes en general y, en especial, en la sanidad española, que afecta de manera directa a la innovación, a la investigación, a la prevención y a la asistencia. Y ello se pone de manifiesto en el descenso del personal sanitario, de los medios materiales dedicados a la sanidad, incluidos, los medicamentos, así como el cierre de plantas enteras de hospitales públicos, reducción de plantillas, con jubilaciones forzosas, despido o no renovación de los interinos, todo lo cual está llevando a nuestra sanidad al borde del caos, con listas de espera interminables, enfermos que deambulan por los pasillos sin poder ser hospitalizados, y un largo etcétera de carencias, las cuales no son imputables a los profesionales de la sanidad, sino a la acción política obsesionada con el déficit y los recortes.

Y por mucho que nuestra Presidenta y Secretaria General del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, intente arrimar el ascua a su sardina, propalando y proclamando que los usuarios castellano-manchegos otorgan “un notable muy alto” al sistema sanitario autonómico (un 8’7% sobre diez), el propio Ministerio de Sanidad de su correligionaria Ana Mato rebaja esa nota a un 59’5% sobre cien (5’95 puntos sobre 10), colocando a nuestra Comunidad en la tercera peor valorada, por encima de Canarias y Baleares, y ello por mucho que  reitere nuestra Presidenta, que en la sanidad ha habido “un cambio de cultura”, que yo cifraría más bien en un cambio hacia la incultura y la incuria sanitarias. Y por mucho que nuestra Presidenta, repito, insista en “mantener y seguir abriendo Centros de Salud”, con el fin de “cambiar el modelo sanitario” para garantizar la atención íntegra del paciente, de nada sirve abrir nuevos centros e inaugurar nuevas instalaciones, si como viene ocurriendo se siguen cerrando plantas en los Hospitales existentes y como ocurre con el nuevo quirófano abierto el pasado mes de Julio, en el Hospital General Universitario de Albacete, no se cuenta con el personal preciso para hacerlo operativo.

Y es que los hechos son tozudos, por más que se quieran tergiversar, y así, nos basta, a estos efectos, poner de manifiesto dos recentísimos casos: Uno, el fallecimiento de un anciano de 83 años, diagnosticado de pancreatitis,  después de haber estado más de siete horas en los pasillos de las urgencias del Hospital  Virgen del Valle de Toledo, sin poder ser ingresado porque no había camas libres al permanecer cerradas dos plantas enteras; y otro, vivido en primera fila, en relación con una sobrina mía, que llevando más de veinte día con un dolor infernal en el pie izquierdo, inflamación incluida, y tras dos visitas al Médico de Familia, sin que éste le ofreciese más remedio que tomarse antiinflamatorios y el frote con pomada, le instó a pedir cita con el traumatólogo, cita que le fue concedida ¡para el 24 de Febrero de 2.015!, por lo que ante las molestias de la muchacha la llevé a un médico particular, que tras observar el estado del pie, lo primero que le recetó fue hacer una radiografía, la cual se hizo al día siguiente y cuyo resultado ha revelado una fractura de un dedo del pie, por lo que fue enviada de urgencia al Hospital a ponerle una férula. Si llega a esperar a la cita del día 25 de Febrero de 2.015, aparte del sufrimiento por el dolor y las molestias, probablemente hubiera acudido con el pie entre las manos.

Y como a perro flaco todo son pulgas, el pasado 9 de agosto de 2.014, se desplomó el techo de la habitación 231 del Hospital de Santa Bárbara de Puertollano (Ciudad Real), sobre los dos pacientes ingresados en la misma (uno recién operado y otro afectado del corazón), los cuales fueron receptores de planchas de yeso y cascotes, causándoles lesiones sobre el tobillo, el pecho y la cabeza, lo que según la Alcaldesa de Puertollano Maite Fernández, se debe al estado de abandono insoportable a que está sometido este Centro Sanitario y como resalta alguna usuaria “esto tenía que pasar porque aquí hay un abandono total. El mes pasado estaba lleno de cucarachas”.

Y como contrapunto a estos dislates sanitarios, nos encontramos con la repatriación del religioso Miguel Pajares (fletando un avión ex proceso), que no digo que no sea merecedor del trato que le han dispensado, trayéndolo a España, para someterle a tratamiento sanitario (desalojando, incluso, una planta del Hospital Carlos III de Madrid), no sólo por su trayectoria en África (40 años al servicio de los desheredados), sino por ser un ciudadano español, y aunque no lo fuere, que como persona merece ser atendido con todos los medios al alcance del sistema sanitario.

¡Y aún nos quieren hacer creer que vivimos en el mejor de los mundos y que, en realidad, los ciudadanos no somos sino unos intransigentes exigentes y unos desagradecidos que no sabemos de los sacrificios de nuestros políticos para con nosotros! ¡A otro con esa breva!

MIGUEL ANGEL VICENTE MARTINEZ

13 de agosto de 2014

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