El gotelé: una moda que ya pasó

Una de las modificaciones más habituales que se realizan en las casas es la de retirar el gotelé, tan odiado por muchos y cuyo tiempo de esplendor ya ha pasado hace mucho tiempo. Es más, sus orígenes no son muy lícitos, ya que no eran pocas las ocasiones en las que se utilizaba para esconder los desperfectos de una mala construcción.

Si bien en su época era percibido como algo novedoso, con el paso del tiempo (aproximadamente hacia el año 2000) empezó a verse como algo negativo, vestigio de una labor mediocre en la época en la que se construyó la casa. Siempre hay excepciones, y también hay un grupo de nostálgicos que reivindican esta técnica o personas a las que simplemente les agrada.

Eso sí, la mayoría se decanta por deshacerse del gotelé e incluso rechaza una casa a la hora de comprarla si sus paredes lo tienen.

Primer paso: saber cuál es tu tipo de gotelé

Antes de saber cuál es la mejor forma de quitar tu gotelé es preciso que sepas de qué tipo es este. Comprobarlo es muy sencillo: basta con que rasques una pequeña parte del gotelé para después sumergirla en agua. Si se diluye, estamos ante un gotelé al temple; si no lo hace, se trata de gotelé plástico (el más habitual).

Las mejores técnicas para quitar el gotelé

Vamos a ver cuáles son las alternativas a la hora de quitar el gotelé. Eso sí, para que todo quede en buenas condiciones, es preciso que lo hagas con minuciosidad.

Raspando o tapándolos con pasta

Hay dos métodos que te permitirán quitar el gotelé: con pasta o raspando. En cualquier caso, será preciso que protejas ventanas, puertas, interruptores de la luz y enchufes. También deberás cubrir los muebles con plástico y poner cartones en el suelo.

Las herramientas más frecuentes para llevar a cabo esta tarea son: agua, cubo, masilla, rodillo, lijadora, rasqueta (o espátula), pulverizador de agua, cazoleta de plástico y mezclador de pintura. También fijador o imprimación líquida para aplicar antes de pintar.

Quitar el gotelé con pasta, para el gotelé plástico

Quitar el gotelé con pasta es la opción más recomendable para paredes con gotelé plástico (la mayoría de los casos). El principal motivo es que estaríamos ante una pared que tiene pintura acrílica y, por lo tanto, más dura y complicada de quitar.

El primer paso es calcular cuánta cantidad de pasta necesitarás. El procedimiento más aconsejable para saberlo es medir las paredes para así obtener la cantidad de metros cuadrados que hay que cubrir. También habrá que medir puertas y ventanas del mismo modo para descontarlas del total.

Aunque esta es una cantidad que puede variar en función del fabricante, la pasta suele tener un rendimiento de un kilo por metro cuadrado. Una vez calculada la medida, tendrás que remover la pasta con una varilla. Después, aplica la pasta con un rodillo en sentido vertical, horizontal y diagonal. Fíjate en que el gotelé quede bien cubierto. A veces es preciso dar dos capas (por lo general, cuando la gota es pronunciada).

Pasa seguidamente una llana ancha para alisar la pared. Ahora deja que se seque y fíjate en las imperfecciones que hayan quedado para lijarlas. Para terminar, limpia con un trapo el polvo de la pared y procede a aplicar una imprimación para que quede sellada. Cuando se seque, ya podrás pintar la pared del color que prefieras.

Quitar el gotelé raspando, para gotelé al temple

Esta es la mejor alternativa para las paredes de temple, ya que estas son blandas. Empezaremos ablandado el gotelé, esto se hace pulverizando agua en la pared y distribuyendo esta por zonas. No es preciso empaparlo, basta con humedecerlo. Una vez hecho esto, ya podrás pasar a retirarlo ayudándote con una espátula hasta que esté lista toda la pared.

El siguiente paso es aplicar una capa de imprimación una vez que la superficie esté seca y limpia para sellar así la pared. Posteriormente, ya solo quedará permitir que se seque (el tiempo lo indicará el fabricante).

Dejando el trabajo en manos de profesionales

Si esto de quitar el gotelé te parece algo engorroso, temes que realizándolo tú los resultados no sean tan buenos, no dispones de las herramientas necesarias o sencillamente no te apetece hacerlo, también está la opción de dejarlo en manos de empresas de reformas que hagan el trabajo por ti.

Basta con que te pongas en contacto con ellos y seguro que no tienen ningún problema en hacerte un presupuesto sin compromiso para que valores cuál es la alternativa que más te conviene. Ellos se encargarían de todo el proceso, incluyendo lo relacionado con proteger todo lo necesario para que no se estropeen los diferentes elementos que hay alrededor de esas paredes.