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Irreversible

Por Marian Gabardino
viernes 22 de agosto de 2014, 12:14h
Marian Gabardino
Marian Gabardino

He decidido titular este artículo con el mismo nombre de la película de Gaspar Noé (Francia, 2002), porque al leer las recomendaciones que nos da el Ministerio del Interior para evitar ser violadas, la primera imagen que vino a mi cabeza fue la escena en la que Mónica Bellucci es salvajemente violada en un pasillo del  metro. Quizás el personaje de Mónica no había leído una de las recomendaciones que nos dan: Evitar caminar solas de noche, o esperar  el bus en una parada solitaria.

Me atrevo a decir que la indignación que siento como mujer es compartida por muchas, pero sobre todo me siento indignada como ciudadana.

¿Por qué debo sentir miedo cuando salgo a la calle?, ¿Por qué debo mirar alrededor de mi coche y dentro del mismo antes de subirme?, ¿Es que hay algún grupo terrorista que ha amenazado a las mujeres de este país y yo no me enterado?

Cuando leo todas las recomendaciones que alegremente nos da el Ministerio llego a una única conclusión: Quieren que vivamos con miedo hasta en nuestra propia casa. Porque de otra forma no entiendo que nos digan que nos escondamos tras las cortinas, encendamos luces de varias habitaciones, hasta nos piden que renunciemos a nuestro propio nombre (en el buzón) para protegernos. Quien lo haya escrito debe haberse metido un atracón de películas de sobremesa sobre mujeres asustadas ante depredadores o acosadores anónimos.

Se les olvida que en este país, el 85% de las agresiones sexuales que se comenten proceden del entorno cercano de las víctimas. Es decir, familiares, parejas, ex parejas o amigos. Y ante este tipo de agresores, de poco vale llevar un silbato en el bolso.

Este Gobierno confunde la precaución con el temor, y el miedo no protege, te hace más vulnerable.

Quiero salir de fiesta y no tener que pedirle a nadie que me acompañe hasta el coche o hasta casa, porque no quiero ser una persona adulta dependiente, quiero salir a correr sin temor de que anochezca a media carrera y quiero abrir las ventanas y cortinas de mi casa cuando me dé la gana. Porque soy una ciudadana y como tal quiero tener mi autonomía y mi derecho a disfrutar del espacio privado y sobre todo del espacio público.

Posiblemente, si en vez de malgastar el tiempo en estas recomendaciones, lo utilizaran para diseñar nuestras ciudades más seguras, en educación para la igualdad o en prevención de la violencia de género y  dejaran de desmantelar los servicios públicos de igualdad, el número de agresiones sexuales bajaría.

Pero nos quieren con miedo, nos responsabilizan y nos culpabilizan. Si alguna mujer no sigue alguna de estas indicaciones y es agredida ¿Lo ha provocado, lo iba buscando, es culpa suya?

La respuesta es no. Lo que más les pesa a las víctimas a la hora de denunciar una agresión sexual es el sentimiento de vergüenza y de culpabilidad. No debemos fomentar esas impresiones y no debemos volver a la época de “la sentencia minifalda”.

Pero a quién le importa esto, si el mismo Alcalde de Málaga le resta importancia, ya que hay mil violaciones al año.

Termino con una recomendación más, ésta mía y dirigida no a las mujeres, sino a los posibles agresores: No es No. Y punto.

Marian Gabardino

Secretaria de Cultura del Psoe de Albacete

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