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Gran tarde de toros en Hellín, con triunfos para Filiberto, Rafaelillo y Rubén Pinar

Emilio Sánchez
Emilio Sánchez
domingo 05 de octubre de 2014, 09:44h

Tras un año sin ver un solo pitón en la plaza de toros de Hellín y para vivir la feria con toros, se dio un festejo no muy habitual en estos momentos. La nueva empresa apostó por hacer una combinación de toros para rejones, novillos y toros cuatreños.

 Bonita tarde donde el tiempo acompañó lo que hizo que el graderío se cubriera en algo más de la media de localidades, con ese aliciente de precios rebajados. Acierto del empresario.

Leonardo Hernández:

Abrió plaza el toro, preparado para rejones de La Castilleja para Leonardo Hernández, que lidió con los montados, ‘Despacio’, ‘Amatista’, ‘Xarope y ‘Verdi’ , que alegraron el inicio de festejo, banderillas al quiebro, violín  y cortas, no estuvo acertado con  el rejón de muerte y se le ovació.  Con su segundo, del mismo hierro el toro, manso  no acometía y todo lo tuvo que poder el montado con ‘Ole’, ‘Champan’ y ‘Sol’, fue un toro que no sentía el hierro cuando Leonardo realizaba la suerte. Con el rejón de muerte de nuevo no era su tarde, escucho un aviso y sonaron algunas palmas.

Filliberto:

El novillero de Calasparra trajo tras de si un elevado número de seguidores, deseosos de verle, ya que la distancia es corta entre ambas ciudades. Muy certero y metido en faena con el que cerro festejo, realizando largas tandas por ambos pitones. A la racha de triunfos se apunta el de Hellín, cortando una oreja al primero bis, de Casa Nueva, de bonita lámina pero de escasa presencia. Con el de Madroñiz, casi un toro,  el triunfo fue de justicia, matando a la primera. Dos orejas,  tras aviso.

Rafaelillo:

 Templo firme de salida con el capote, recibiendo de rodillas a sus dos enemigos. Tanto en su primero como en su siguiente  estuvo muy templado y firme  sin permitir nunca que le alcanzase, dejando patente su clase y valor. Faena valentísima, sobre todo en su segundo  con serie de redondos, entrega, poder y dominador. Se lució con el capote y la suerte a la hora de matar fue diferente en su primero pinchó dos veces antes de conseguir la estocada, dio la vuelta al ruedo por su cuenta. En su segundo acertó con la espada y dos orejas de ley se le concedieron.

Rubén Pinar:

 No se le escapó al paisano la oportunidad, valiente hasta la temeridad, mucho mejor con el séptimo, que exprimió el pitón derecho, Pinar se olvidó de su cuerpo  y se pegó un arrimón para calentar, aun  mas los tendidos, aguantando, parones,  dudas y tarascadas. Pinar remató una labor en sus dos,  con ambas estocadas. En su primero una oreja,  dos a su segundo, séptimo de la tarde. A hombros salieron Pinar, Rafaelillo, Filiberto y el mayoral de la ganadería del Madroñiz.

 

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