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¿Es Ada Colau de la ‘casta’?

Por Antonio Navarro Escudero
viernes 30 de enero de 2015, 17:07h
Antonio Navarro Escudero
Antonio Navarro Escudero

Siguiendo el devenir del proceso constituyente de Guanyem Barcelona, según el relato de algunas personas, se diría que sí, pues no solo han acordado concurrir a las elecciones municipales como coalición electoral (sopa de siglas), también han pactado en (oscuros despachos) el orden de la lista entre los distintos partidos políticos que conforman la coalición, incluido Podemos. Un delito capital para quienes se han autoerigido en los nuevos guardianes de la ortodoxia.

Pero no, Ada Colau no pertenece a la “casta”, es una reconocida activista que ha dado vida al movimiento anti-desahucios y lidera una iniciativa ciudadana referente para que, en otras ciudades del Estado Español, se constituyan procesos de similares características. Su compromiso con la ciudadanía le libra de toda sospecha.

Si la cuestión de la Agrupación de Electores es elevada al rango de principios, las personas adscritas a Podemos en Barcelona o Cuenca –por poner un ejemplo cercano- carecerían de ellos, y a falta de la decisión de las bases en el caso de Barcelona, de momento eso es lo que hay. Lo mismo me vale para lo contrario, la coalición de partidos.

Por mi parte, no tengo inconveniente alguno en admitir que si hubiera podido asistir a la asamblea de Ganemos-Albacete el pasado sábado día 24, mi voto hubiese sido el de Agrupación Electoral: por su nula incidencia en la representatividad de la Diputación Provincial, y por la oportunidad excepcional de dar a conocer el proyecto y cimentar una fuerte complicidad interna, por lo que supone la recogida de las 3.000 firmas exigidas. Pero de ahí a considerar ésta como una cuestión de principios dista un abismo.

Etapas y contradicciones

El empoderamiento ciudadano, la idea de construir una candidatura de “unidad popular” para ganar el Ayuntamiento de Albacete, se asienta a partir de distintas etapas: la voluntad de la ciudadanía activa en iniciar un proceso “incluyente” para dar cabida a las personas, organizaciones sociales y políticas con un carácter unipersonal de la representatividad. El cumplimiento estricto de procedimientos democráticos, asamblearios, código ético y listas abiertas. Y tercero, la confección de una candidatura cohesionada y capacitada para ofrecer respuestas a las demandas ciudadanas.

No debemos desconsiderar al respecto, que la incomparecencia de Podemos en las elecciones municipales ha contribuido, en gran medida, al impulso de Ganemos en pueblos y ciudades del Reino de España, cuya prueba más palpable la tenemos en las elecciones autonómicas, en las que Podemos se presentará con sus siglas en detrimento de Ganemos, reducido casi en exclusiva al ámbito municipal.

El conflicto entre democracia y eficacia está presente en encamino emprendido, y al respecto, es Juan Carlos Monedero quien habla de “asamblearismo estéril” en referencia al 15 M, “la gran discusión es entre las fórmulas asamblearias (de discusión constante y consensos) y la representación”.

Podemos ha optado por la eficacia en la configuración de sus estructuras territoriales. Según la versión de sus máximos dirigentes, la existencia de Claro que Podemos (CQP) responde a este precepto. El ser eficaces para ganar.

Es por tanto, una cuestión de eficacia y así lo habrán considerado la mayoría de personas de Ganemos Albacete en su opción por la coalición. Las personas vinculadas a Podemos / Albacete que hasta ahora han participado en Ganemos deberían reflexionar el por qué lo que es válido en su organización no lo es para Ganemos, más cuando en el caso de Albacete, nadie está pensando en elaborar listas cerradas para concurrir al proceso de primarias.

La Candidatura

Haríamos un flaco favor al proyecto, si a partir de ahora unos y otros destináramos nuestros esfuerzos en apadrinar candidat@s afines a los postulados de cada cual, con independencia de la valía o cualificación de estos. Es hora de consensos y de animar a l@s mejores a dar el paso de presentarse a las primarias. Se necesitan activistas sociales, personas competentes, con sentido común y a ser posible especialistas en materias específicas como economía, urbanismo, medio ambiente, etc.

Si a la “sopa de siglas” le sustituye una “sopa de egos” no habremos avanzado nada. Por lo que representa en el espacio de la credibilidad las nuevas formas de participación política frente a los partidos políticos tradicionales, para hacer frente a la socorrida crítica de “jaula de grillos” a toda formulación política alejada de la jerarquización tradicional partidaria y la partidocracia.

La unidad popular

En el rico refranero español hay un dicho: “Ni comen ni dejan comer”, que puede resultar apropiado para definir la situación actual. Ganemos Albacete está compuesto por un conjunto de personas vinculadas o no a partidos políticos u organizaciones sociales, que a título individual tratan de configurar un proceso de “unidad popular” para ganar el Ayuntamiento de Albacete.

Una de las condiciones exigidas por Podemos para contar con su apoyo sería esta, mientras el adverbio “preferentemente” a favor de la Agrupación Electoral, no puede servir de excusa en suplantar la voluntad de compartir o no, experiencias ciudadanas colectivas y plurales, en representación de lo existente en nuestra sociedad, ¿alguien duda del carácter  popular de Guanyem Barcelona?, ¿acaso en los antecedentes históricos del Gobierno de Unidad Popular chileno encabezado por Salvador Allende no estuvieron presentes la unidad de distintos partidos de la izquierda?, ¿y en Ecuador o Bolivia?, dos modelos referenciales en el diseño discursivo de Podemos.

Nunca antes en Albacete, habíamos sido capaces de articular una iniciativa municipalista del carácter de Ganemos. Tenemos que remontarnos a las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, cuando en Albacete la unidad de diversos partidos políticos republicanos y de izquierdas obtuvieron el 57 % del voto de la ciudadanía albaceteña.

Cuestión legal

El andamiaje legislativo en materia electoral está diseñado en favor del bipartidismo, y en dificultar otras formas de participación política más allá de partidos políticos o coaliciones. La Agrupación electoral es una fórmula que resulta penalizada en todos los sentidos y por ello no han proliferado en las distintas convocatorias electorales.

En el caso de Albacete, en las elecciones municipales de 1983 se presentó una candidatura –la única que yo recuerde en todo el periodo democrático- con el nombre de ALEA (Agrupación de Libre de Electores de Albacete). Era una candidatura impulsada por sectores anarquistas o libertarios –según prefieran- que, en aquellos tiempos tuvieron que recoger 400 firmas exigidas por la Junta Electoral, dándose la curiosidad de que en las votaciones obtuvieran poco más de 200 votos, es decir, recogieron más firmas que votos obtuvieron.

Fuera de anécdotas, lo que si es cierto es que no está en nuestras manos evitar una legislación abiertamente restrictiva respecto a otras formas de participación electoral distintas a los partidos políticos o coaliciones. Lo cual, no puede paralizar la voluntad política de continuar manteniendo una escrupulosa coherencia con la participación unipersonal e indelegable por la que apuesta Ganemos Albacete.

Cuando en las elecciones al Parlamento Europeo Podemos fue obligado a presentarse compartido político, sus dirigentes añadieron “por imperativo legal”.

Ahora lo mismo, ni cuotas partidarias ni “sopa de siglas”, “por imperativo legal”, pues una cuestión es la fórmula jurídica, y otra bien distinta la voluntad política, que se muestra inquebrantable en su perfil ciudadano.

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