Un total de 2.600 personas mayores de 70 años han sido integradas en el ‘Protocolo de Cribado de la Fragilidad’ en Atención Primaria en C Castilla-La Mancha, desde junio de 2024 hasta marzo de 2025. De este grupo, se ha detectado que un 27,92 por ciento presenta una alta probabilidad de fragilidad. Durante la inauguración de un curso organizado por la Delegación Provincial de Sanidad de Albacete, Montserrat Hernández, directora general de Cuidados y Calidad del SESCAM, realizó esta afirmación. Este programa tiene como objetivo informar a los profesionales sanitarios y sociosanitarios sobre el protocolo, subrayando la importancia de involucrar a todos los especialistas, especialmente en Atención Primaria, para que incluyan a las personas mayores.
Acompañada por Juani García Vitoria, delegada provincial de Sanidad, Hernández recordó que el envejecimiento poblacional ha sido una característica demográfica destacada en las últimas décadas dentro de la Unión Europea, y que esta tendencia seguirá presente durante gran parte del siglo actual. Este fenómeno está provocando un aumento en la prevalencia de discapacidades, lo que podría poner en riesgo la sostenibilidad de los servicios sanitarios. “Los datos provenientes de estudios españoles indican que la prevalencia de fragilidad entre los mayores de 70 años oscila entre el 8,5 y el 20,4 por ciento. Este síndrome es un indicador crucial de eventos adversos graves en personas mayores, tales como deterioro en la movilidad, caídas, comorbilidades o pérdida de capacidades para realizar actividades básicas diarias; todo ello puede resultar en un aumento en hospitalizaciones e institucionalizaciones”, explicó Hernández.
Afortunadamente, diversos estudios muestran que es posible revertir la fragilidad en muchos casos. Por lo tanto, es vital abordarla adecuadamente a través de un enfoque integral e interdisciplinario desde Atención Primaria, coordinándose con servicios sociales, comunidades y centros hospitalarios. El objetivo es mejorar la calidad de vida de los pacientes y optimizar el uso eficiente de recursos sanitarios para fomentar vidas más largas y saludables. Las intervenciones deben incluir la promoción de estilos de vida saludables, ejercicio físico adecuado, nutrición balanceada, manejo efectivo de patologías crónicas y una revisión cuidadosa del uso de múltiples medicamentos.
“Por eso nuestro Plan de Salud en C Castilla-La Mancha actúa como el instrumento fundamental para la planificación estratégica del Sistema Sanitario. Este cuenta con una serie de líneas de actuación enfocadas en la atención a las personas mayores, la prevención de la fragilidad y la promoción del envejecimiento activo y saludable”, añadió Montserrat Hernández. Este Plan no solo busca identificar a las personas mayores en riesgo de fragilidad sino también implementar programas que fomenten su bienestar físico y mental. Esto incluye talleres sobre nutrición, actividades físicas adaptadas y sesiones informativas sobre el manejo eficaz de enfermedades crónicas.
Aparte, se prevé formación continua para el personal sanitario para que puedan reconocer los signos tempranos de fragilidad y actuar proactivamente. Hernández destacó la relevancia del trabajo conjunto entre diferentes niveles del sistema sanitario y social: “Es fundamental que todos los actores involucrados colaboren para ofrecer un enfoque integral. La atención primaria debe liderar este proceso; sin embargo, contar con el apoyo adecuado por parte de los servicios sociales y hospitalarios es esencial para garantizar una atención completa”.
El curso inaugurado en Albacete servirá como plataforma para capacitar a profesionales sobre el manejo del Protocolo de Cribado de la Fragilidad, asegurando que estén equipados con las herramientas necesarias para detectar y tratar esta condición. La directora general concluyó enfatizando que “la fragilidad no es una consecuencia inevitable del envejecimiento; con las intervenciones adecuadas podemos mejorar significativamente la calidad de vida de nuestros mayores”. Este enfoque proactivo no solo beneficia a los pacientes individuales sino que también ayuda a aliviar la carga sobre el sistema sanitario al reducir hospitalizaciones innecesarias y promover un envejecimiento más saludable en toda la población.