No nos dejemos engañar

Una vez más (y van ya unas cuantas) quienes creen que el derecho a la vida es sagrado, inalienable e innegociable, porque, simplemente, es el primer derecho de una persona para poder predicar de la misma cuantos demás derechos se reconocen en las legislaciones y, especialmente, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se han echado a la calle, en este caso, el pasado sábado 14, respondiendo a la llamada en defensa de la vida, de la mujer y de la maternidad, que había hecho la plataforma “Cada vida importa”. Decenas de miles de personas que reclaman a nuestro Presidente del Gobierno, Don Mariano Rajoy Brey, que mueva ficha y el cumplimiento de su programa electoral, al menos, en este punto, que nada tiene que ver con el déficit de cara a la Troika y a Bruselas, ni con la economía, sea macro o micro, y cuyo desprecio hacia sus votantes (se vota en base a las promesas contenidas en un programa electoral) es cada día más lacerante, más inexplicable y más imperdonable.

En este punto, igual que en tantos otros, nuestro Presidente del Gobierno se ha llamado andana, nos ha hecho un monumental corte de mangas y nos ha tomado, una vez más, el pelo, tomándonos por tontos del capirote y considerándonos una masa aborregada que se estabulará, mansa y pacíficamente, a sus pies, y que volverá a darle el voto por su bella cara y porque  fuera de él y de su partido no existe, cree el muy iluso, sino el caos y las tinieblas. Y ahí está, haciendo el Don Tancredo que, por cierto, se le da de puta madre y bien podría ir de feria en feria enseñando sus dotes dontancrediles, y esperando, como siempre, que otros le saquen las castañas del fuego, léase, el Tribunal Constitucional, donde, por cierto, el recurso que, en su día, presentaran los populares contra la Ley Aído, ¡ encabezado, pásmense, por el propio Sr. Rajoy!, duerme el sueño de los justos y van ya cinco años dejado de la mano de Dios, y nunca mejor dicho, sin darse cuenta sus señorías que mientras tanto sigue la matanza de los inocentes a millares y millones, a mayor gloria de Sáuron, y dejando las puñetas de sus togas manchadas también de sangre.

Y es que, ha quedado a las claras y totalmente demostrado, que nuestro Presidente y su partido sólo se mueven por intereses electorales, por el cálculo de los votos para aposentarse en la poltrona y tener a mano la Caja Pública de Caudales, que es lo que mola, sin darse cuenta que ante esta actitud despreciativa hacia la vida de los inocentes su partido se va a desangrar en parangón a la sangre que se desparrama por las alcantarillas de tantos seres inocentes, a quienes, simplemente, vil y miserablemente, se les impide ver la luz del día. Hasta tal punto parece estar pillado nuestro Presidente en su pacto  con el Diablo, que el ex Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, tuvo que dejar su Ministerio, sí o sí, por redactar un proyecto de ley para dejar sin efecto la Ley Aído, cumpliendo con la promesa electoral y, sobre todo, con su conciencia y su moral, y todo ello, según dijo nuestro Presidente y repite como un eco la diputada del PP, Sandra Moneo, otrora gran defensora de la vida de los concebidos, porque hay que buscar el máximo consenso, consenso que ya hemos visto en tantos y tantos asuntos que le ha traído al pairo al Gobierno y al PP, legislando, prácticamente toda la legislatura, a golpe de Decreto-Ley y con la oposición generalizada de todo el arco parlamentario, por tanto, a otro perro con ese hueso, que los españoles ya no tragamos carros ni carretas, ni ruedas de molino ni ya nos creemos que los burros vuelan.

Desde luego, sí parece que algo va cambiando, cuando algunos diarios, antaño, ilustraban su portada, como noticia principal del día, las marchas por la vida, y hogaño, se limiten a una breve mención en la misma (caso de La Razón) o el silencio más doloroso y desesperante (caso de ABC), aunque luego sus líneas editoriales sigan fiel a la defensa de la vida y desplieguen en el interior todo tipo de medios para arropar a los manifestantes desilusionados con la política en este tema del Sr. Rajoy y del Partido Popular. Pareciera que, en este punto, trataran de hacerle un quite al Sr. Rajoy, pues ya sabemos que el poder llama al poder y el poder, a lo que se ha demostrado, llama al dinero, y en esas estamos, priorizando la economía sobre la vida de las personas, a las que se les deja abandonadas a su suerte, salga el sol por Antequera y póngase por donde quiera.

En cualquier caso, repugna (han sido pocos, quizás para no molestar al jefe) que algunos lacayos del partido que gobierna hayan tenido la osadía y la desvergüenza de sumarse a la manifestación en pro de la vida, cuando no están moviendo un dedo para instar a su jefe de filas a cumplir lo prometido, tal es el caso de la inefable sexagenaria cabeza de lista por el PP a la Alcaldía de Madrid, Esperanza Aguirre, que allí estaba, como le gusta a ella, en medio de la bulla, haciendo de niño en el bautizo, de novio en la boda y de muerto en el entierro, con tal de dejar su sello, dándose un baño de multitudes o de masas, como queramos decirlo (aunque también recibió lo suyo, siendo increpada y con una buena dosis de silbidos y abucheos, que no fueron pocos),  poniendo de manifiesto su incoherencia por su pertenencia a un partido cuyos postulados parecen haberse situado en las antípodas de la defensa de la vida, y más tras la soflama de la no menos inefable Celia Villalobos, que vino a decir que en el PP no cabe quien esté en contra del aborto. En fin, hay que tener cara y estómago, aquélla más dura que el feldespato, y éste como el de las vacas (con cuatro compartimentos: panza, redecilla, libro y cuajar); pero, salvo algún necio, que no crean que nos la han clavado hasta el corvejón y, además, doblada. En fin, en el pecado, llevan la penitencia.

MIGUEL ANGEL VICENTE MARTINEZ

  17 DE MARZO DE 2015