Una vez más nuestro Presidente del Gobierno, Don Mariano Rajoy Brey, ha hecho gala de su dominio del dontancredismo, en el que se mueve como pez en el agua, en el que ha dado muestras de ser el número uno, en el que se siente cómodo y en el que no sabe, el muy iluso, que no sólo los ciudadanos en general ya no tragamos con esa rueda de molino, sino siquiera sus propios discípulos, aunque, éstos, hay que decir toda la verdad, hagan de tripas corazón y hagan como que no se enteran de esa política, mirando de soslayo hacia otro lado, tapándose los ojos como se le tapan a los caballos de los picadores, a fin de no ver la realidad y el verdadero panorama que presente el ruedo nacional, por mucho que se predique, una y otra vez, como un mantra, que estamos en la ola de la recuperación y que falta un tris para que en España se vuelvan a atar los perros con longaniza.
Así se ha puesto de manifiesto, en la reciente Junta Directiva Nacional que el Partido Popular, tras dos años de abstinencia, ha llevado a efecto a petición del propio Presidente, a fin de cerrar filas en torno al mismo, darse un baño de masas o multitudes, cerrar los ojos, ya digo, ante la realidad, y aparentar que todo va viento en popa y aquí “no passsa nada”, tal como diría el castizo, y para quien cualquier falta de sintonía o posible disidencia es cosa de los populismos, de esos partidos que han nacido hace veinticuatro horas (y que muy a gusto el PP les hubiera aplicado la Ley Aído del Aborto si hubiera podido, porque por ganas no será), y que no tienen otra finalidad que poner piedras en el camino de la marcha triunfal de un PP que se sale y criticar por criticar la buena labor que el Gobierno y el PP entero han venido realizando desde que ambos se alzaran al poder, allá por el 20 de Noviembre de 2.011, con un programa electoral que, a estas alturas de la película, ha quedado hecho unos zorros, pues prácticamente nada o muy poco de lo prometido por los peperos a través de él, y con el que se alzaron con el triunfo con una mayoría absoluta aplastante y envidiable, como no se recuerda por estos pagos, ha sido llevado a su cumplimiento, antes al contrario, la actuación del Gobierno ha sido dar un giro de ciento ochenta grados que ha desembocado en un encadenamiento de incumplimientos, que bien podría decirse, que ha supuesto un monumental fraude a la ciudadanía en general y a los votantes, por aquellas calendas, del Partido Popular, y bien debería serle exigida la responsabilidad oportuna en los Tribunales.
En fin, allá estaba la Junta Directiva de marras, ante 600 cargos del PP, cargo arriba, cargo abajo, oyendo, una vez más, el sermón de la montaña que les arreó el Presidente del Gobierno y, a la vez, del PP, sin rechistar nadie, aplaudiendo hasta con las orejas cuando se les indicaba (aunque les salió una oveja negra en el Alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, quien manifestó en la cadena Ser que no asistiría a la reunión de dicha junta porque se le “pasado la edad de ir de palmero a estas cosas”), riendo a mandíbula batiente cualquier mal chiste, y aclamando al líder, sin contestación alguna, sin hacer un mínimo acto de contrición y propósito de la enmienda, echando balones fuera, achicando agua de la nave que, poco a poco, se va inclinando y apuntando al fondo del océano, tratando de salvar los muebles antes del naufragio, y queriendo aparentar una unidad inexistente en la realidad, pero que ante el Jefe de Filas y en público, pocos o ninguno es capaz de contradecir. Y es que, esto recuerda poco menos que a una secta, en la que hay que comulgar con ruedas de molino, sea el que sea el tamaño de la boca del mamandurriero, al que se le aplica la triple receta del “no ver”, “no oír”, “no hablar”, de tal manera que de allí se sale como un zombi, como un drogado incapaz de tener iniciativa propia ni siquiera de manifestar una opinión. Esto es lo que denunció en el Diario “El Mundo”, del miércoles 8 de Abril pasado, la diputada del Partido Popular, Cayetana Alvarez de Toledo, quien literalmente, escribe: “Como tantos otros diputados y altos cargos, hasta un número cercano a los 600, ayer fui convocada, por primera vez en más de dos años, a la Junta Directiva Nacional del Partido Popular. Acudí con interés a escuchar a nuestros máximos dirigentes y también con la voluntad de tomar la palabra. Por desgracia sólo pude escuchar. Cuando el Presidente acabó de hablar se dio, abruptamente, el acto por concluido, sin que ninguno de los asistentes pudiera tomar la palabra. Yo llevaba unas notas más o menos ordenadas. No era mi intención redactarlas y publicarlas aquí.”. Manifestación que contradice, claramente, la declaración del inefable González Pons, según el cual, cuando el Presidente acabó su perorata, se abrió un período de preguntas e intervenciones para los allí presentes, lo que parece ser que fue que no, incurriendo, una vez más, el pepero Pons en una nueva mentira, a lo que parece estar ya acostumbrado, puesto que nadie, que se sepa, ha corroborado que así fuera. No obstante, la Sra. Alvarez de Toledo puede darse con un canto en los dientes, ya que pudo presenciar, en vivo, la intervención del Sumo Presidente, suerte que no corrieron los tropecientos periodistas que allí se dieron cita para seguir el curso de la Junta, que se tuvieron que conformar, en lo que ya es una tradición tratándose del Sr. Rajoy, de seguir la intervención de éste a través de una gran televisión de plasma. Yo no sé si los periodistas allí congregados lo son de veras o son meros gregarios de quien ostenta el poder, porque lo lógico, ante lo que parece una tomadura de pelo elevada a la enésima potencia, su actitud debiera ser la de cerrar el ordenador, o la libreta, o el papel, y depedirse con un “bye bye” o con un “hasta luego, Lucas”, y que luego manden la grabación a mi casa o a la redacción y desde aquélla o ésta haré la crónica, si es que decido hacerla. Pero, claro, a ver quién es el guapo en romper la baraja marcada, aunque alguna vez debiera ocurrir, para dar ejemplo a la juventud actual y a las generaciones venideras de lo que es una verdadera y auténtica democracia. Mas, si se trata de paniaguados, ¡apaga y vámonos!.
En definitiva, dentro de la línea marcada por el dontancredismo crónico que afecta a nuestro Presidente, y como pone de relieve el mismo Diario “El Mundo”, de ese miércoles día 8, en portada, “Rajoy convence al partido de que lo mejor es no hacer nada. Dice que la formación está unida y que “no hay que perder el tiempo con asuntos que sólo interesan a 25” “Hay resultados que la gente ya ve”, y como un nuevo Jesucristo sobre la tierra, caminando sobre las aguas, resucitando a un muerto y multiplicando los panes y los peces, y siguiendo el Evangelio según San Marcos, (Capítulo 16, versículos 14 y 15), donde versiona las apariciones de Jesús resucitado: “Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo:”Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación”. Pues eso, el Sr. Rajoy, tras echar en cara a los allí presentes que lo primero que hay que hacer es creerse ellos mismos que ha llegado la recuperación, les instó a ir por el mundo, proclamando esa Buena Nueva que es la recuperación de la crisis. Y no hubo más.
MIGUEL-ANGEL VICENTE MARTINEZ
15 de abril de 2015
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