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EL LIO

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 01 de octubre de 2014, 04:40h
Miguel Ángel Vicente
Miguel Ángel Vicente

Nuestro Presidente del Gobierno, Don Mariano Rajoy Brey, no ha tenido otra ocurrencia que, mientras en España se tensa la cuerda sobre un plebiscito que barrunta la  Secesión de una parte de su territorio, a saber, Catalunya,  marcharse a más de nueve mil kilómetros vista, nada más y nada menos, que a un territorio en el que la democracia luce por su ausencia, o sea, a la República Popular China (y luego critica el acercamiento del Pablo Iglesias, ese de Podemos, con la Venezuela  chavista, hoy de Maduro). Como se ve, a un paso, en el café de al lado, por si su presencia fuera necesaria en momentos que se han calificado de convulsos, graves y críticos, si es que España fuera una balsa de aceite, que ya vemos, por la cantidad de manifestaciones populares en contra de los dicterios y de  las directrices de la Gobernación del país que se suceden un día sí y otro también, que esto es un desiderátum.

Y, quizás, extasiado por la cultura Zen del gran país asiático, en el que no es que a los perros los aten con longaniza, sino que hacen longaniza con los perros, en plena Gran Muralla, le ha venido la inspiración para  atajar los intentos que Sir Artur y su Mesa Redonda de Caballeros, llevan en danza para arribar a buen puerto la Consulta que, acerca de si se quiere que Catalunya sea una nación y su consiguiente independencia, quieren presentar y someter a la ciudadanía catalana (5.400.000 personas) el próximo 9 de noviembre, y ha llegado, como queriendo poner punto y final a la escapada del Sr. Mas y los suyos, a la conclusión de que al promover esta consulta, el susodicho Mas “se ha metido en un lío”, suponiendo que dándole a este término la segunda de las acepciones que se contienen en el Diccionario de Uso del Español, de María Moliner: “situación, escena, cuestión, etc, difícil de resolver o comprender. Equivale a jaleo en todas las acepciones de esta palabra que implican confusión, desorden o dificultad (no en las que solamente implican ruido)”, resolvería el problema, pues no es de pensar que empleara el susodicho término en su primera acepción (“bulto de ropas u otra cosa semejante envueltas unas en otras o arrebujadas juntas”). En fin, como se ve, una manera burda y zafia de intentar frenar las pretensiones del actual Molt Honorable President de la Generalitat Catalana.

Si algo bueno ha tenido esta secuencia de hechos, aprobación de la Ley de Consultas y la sanción y consiguiente publicación en el Boletín Oficial Catalán de dicha ley  y del Decreto de Convocatoria para las urnas, ha sido ver la celeridad con que se ha puesto en marcha la maquinaria del Gobierno y de la Administración para hacer frente a este órdago a los pares, a la grande y a la chica, que, en esta partida de mus, están llevando a cabo el Gobierno Central y el Gobierno Autonómico de Cataluña, moviendo todos los hilos habidos y por haber para tratar de poner en entredicho al Presidente Mas, desde el Consejo de Estado, pasando por el propio Gobierno y la Abogacía del Estado, hasta el Tribunal Constitucional, en una actuación que ha llamado la atención de propios y extraños por dicha celeridad con que se han empleado y que no suelen emplear en su actuar cotidiano, en el que se mueven a paso de tortuga, cuando no de caracol, sobremanera el último órgano citado, el Tribunal Constitucional, que tiene en sus cajones asuntos recurridos ante el mismo años ha, y sólo por poner un ejemplo, también de actualidad, el relacionado con el recurso de inconstitucionalidad planteado por el Partido Popular contra la Ley “Aído” del Aborto, que lleva esperando el sueño de los justos desde hace más de cinco años.

Pues bien, ya tenemos ahí mismo, montado el lío a que se refería, desde tierras chinescas, nuestro querido y apreciado Presidente del Gobierno, y, ahora, ¿què?.

En este delicado tema hay que partir de los antecedentes históricos y coetáneos, valga la antinomia y analizándolos, quizás podamos llegar a la conclusión de que el que se ha metido en un lío no ha sido el Sr. Artur Mas, sino que los que han incurrido en el lío (si queremos seguir con la calificación y tesis marianista) han sido los distintos Gobiernos Centrales, del PSOE y del PP, que, sucesivamente, han venido gobernando España desde el año 1.982, ya que para conseguir sus propósitos y llevar a cabo sus pretensiones, en los casos en que no han gozado de mayorías absolutas y por motivos estrictamente partidistas, han venido echando mano de los llamados partidos minoritarios, entre ellos los nacionalistas, fundamentalmente, PNV y CiU, a los que, para conseguir llevarlos al huerto, les han ido dando cuanto pedían, por no decir el oro y el moro, sin sentido peyorativo para este último término, sino en el que tiene en el refranero español, referido a la frase con que se alude a cosas de valor de que alguien habla o en las que piensa exagerándolas, con lo que, en realidad, subrepticia y solapadamente, venían vendiendo parcelas de soberanía, encubiertamente y sin contar con referéndum alguno del conjunto de los españoles, a las Autonomías en las que gobernaban aquéllos dos partidos “bisagra”, País Vasco y Cataluña.

En esta tesitura, tampoco es de obviar, la Sentencia del propio Tribunal Constitucional en el año 2.010, en relación con el Estatut Catalán de la era zapateril, al, prácticamente, validarlo en su integridad y dar el visto bueno a la definición de Cataluña como Nación, aunque ésta constare en el Preámbulo del mismo y no en su articulado, lo que no era otra cosa que dar carta de naturaleza a la posible y próxima petición de independencia y constitución como Estado o Nación de Cataluña, dándole alas al independentismo. Ahora, resulta, que ese propio Tribunal, por unanimidad, niega la posibilidad de consultar a los ciudadanos catalanes acerca de cómo quieren constituirse, queriendo enmendar la plana a la Resolución judicial anteriormente mencionada. Pues bien: en el pecado llevan la penitencia; quien siembra vientos, recoge tempestades; de aquellos polvos, estos lodos; y ¡a buenas horas, mangas verdes!.

No hay que eximir, tampoco, al actual Gobierno y especialmente a su Presidente, Sr. Rajoy Brey, de responsabilidad en este asunto, pues el órdago independentista no ha nacido por generación espontánea ayer, sino que desde el año 2.011 en que alcanzó el poder absoluto el PP, este movimiento ha ido in crescendo debido, fundamentalmente, al dontancredismo del Presidente, que ha venido llamándose andana un día sí y otro también y ha dejado que la marea independentista alcanzara cotas cada vez más altas, sin mover, como se dice en lenguaje vulgar, un esparto al respecto.

Y qué decir del intento de poner cerco a esta pretensión, mediante el “Pujolazo”, ahora intentado extender al propio Artur Mas, para con ello poner punto y final a este “lío”, siendo patéticas las proclamas de, entre otros, Alicia Sánchez Camacho, reclamando, de inmediato, que den explicaciones con todo tipo de pelos y señales los interfectos y se creen comisiones de investigación por aquí, por acá, por allá y por acullá, cuando en su partido se ha negado cualquier tipo de explicación y de comisión sobre, entre otros casos, la trama Gúrtel y Bárcenas, teniendo imputados a sus tres últimos extesoreros y, en la cárcel, más de un año ya, a uno de ellos. No me extraña que Jordi Pujol i Soley arremetiera contra los parlamentarios catalanes (a los que llegó a llamar inmorales) en su comparecencia parlamentaria del pasado viernes, en el Parlament Catalán, en un “quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Y con razón.

Finalmente, ¿qué miedo existe a conocer la voluntad del pueblo catalán acerca de su hipotético destino? Al fin y al cabo, lo que se ha aprobado en el Parlamento Catalán ha sido una Ley de Consultas y eso es lo que se pretende, hacer una mera consulta. Si el resultado fuera positivo a que Cataluña se articule como Nación, ya tiene su reconocimiento en el Preámbulo del Estatut y no creo que este resultado fuera decisorio, al ser una simple consulta, un mero procedimiento para conocer la opinión del ciudadano catalán, y, en cualquier caso, estaríamos donde estamos. Y si el resultado fuera negativo (recordemos lo pasado en Reino Unido con el referéndum en Escocia sobre su separación), miel sobre hojuelas, y muerto el perro, muerta la rabia.

MIGUEL-ANGEL VICENTE MARTINEZ

1 de octubre de 2.014

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