www.albaceteabierto.es

El Albacete SAD desaparece con la liquidación y el club no tendrá asegurada plaza en Segunda, incluso si no desciende

Marino Martínez
Marino Martínez
jueves 26 de febrero de 2015, 17:57h

Han pasado unas horas desde que el proceso de liquidación del club es una realidad

 y los expertos tienen claros algunos aspectos, que vamos a intentar reflejar aquí. En primer lugar, la liquidación de la sociedad supone que al final del trayecto la SAD Albacete Balompié habrá desaparecido y si alguien ha comprado lo que denominan la unidad productiva (lo que en este caso es el Alba actual) existirá con otro nombre y deberá, si está en Segunda División, abrir otro proceso para convertirse en sociedad anónima deportiva, como señala la ley del deporte.

Lo más importante en estos momentos es tener claro que el club, con el nombre actual, dejará de existir cuando finalice el proceso concursal, que no tiene fecha y que puede ir de unos meses a más de un año, y más importante aún, que según la reglamentación actual, modificada en algunos aspectos sustanciales en los últimos años para evitar venta de clubes para cambio de ciudades, como vimos hace unos años, cambió radicalmente. Hoy se puede decir que las plazas de los clubes no son exactamente de las sociedades o entidades deportivas, son de la RFEF, que debe aprobar la inscripción de los clubes y no lo hace cuando se produce la liquidación de la sociedad. Ya se ha producido alguna liquidación en el fútbol español y la RFEF impidió la inscripción en la categoría que tenía antes el club. Uno de los casos más recientes ha sido el Alicante.

Esto significa que después de la venta de la unidad productiva, el comprador deberá tener claro que no tiene la inscripción asegurada y que la Federación perfectamente puede informar al juez de lo mercantil encargado del caso, como ya ha hecho, que no sigue en la categoría. Sobre todo esto ocurre cuando las autoridades deportivas, a instancia de las judiciales, ven que se puede producir un fraude de ley, que los administradores que llevan a las sociedades a su liquidación son los mismos que luego se quedan con esa sociedad con deuda cero, que podría ser lo que aquí se pretende.

Los acreedores del concurso no cobrarán

La primera consecuencia del inicio de la liquidación fue que el consejo de administración cesó en sus funciones y que ahora es el liquidador, en este caso José Ángel Muñoz, el que llevará las riendas de la entidad. Los ingresos y el dinero que tenga ahora el Albacete será para pagar a sus empleados (incluído jugadores, técnicos y demás) y el resto para pagar lo que se denomina deuda contra la masa, la deuda creada tras el convenio del proceso concursal. Estos últimos acreedores sí podrán cobrar, al menos en parte, con los ingresos que haya y con el dinero que se ingrese por la venta de la unidad productiva. El resto, los acreedores del convenio no van a cobrar ni un duro, y ahí hay además de Seguridad Social, Hacienda, etc…, también pequeñas y mediana empresas de Albacete que en su día aceptaron una importante quita para cobrar una parte y hacer posible el convenio y que hoy ya saben que no van a cobrar ni un euro ni un duro.  Está quizá es una mala noticia que no hemos visto en Albacete o no hemos querido ver hasta ahora pero que está ahí, en el concurso había mucha gente de Albacete afectada que ahora no recibirá su dinero, porque los ingresos que haya son para pagar la deuda creada tras ese convenio. El sentimiento del Alba no será el único mal parado en este proceso, también mucha gente con pocos ingresos y un deudor que no pagará.

La liquidación no tiene marcha atrás, va a hacer daño a mucha gente que en su día confió en el Alba y no va a cobrar. Lo único positivo es que el club, con otro nombre y otras caras, no tiene por qué desaparecer.

Los últimos consejeros

El proceso de liquidación impulsado por los propios administradores sólo puede tener dos motivos, que no se quieran aceptar posibles causas judiciales si se dejaba de pagar el concurso y una segunda bastante menos entendible, que se pretenda al final de todo esto que se liquide el club y luego hacerse con la sociedad comprando la unidad productiva, nadie se lo puede impedir porque el deudor hoy es la SAD Albacete Balompié y ellos son simples accionistas, con muchísima gente más.

Lo único que podría parar que este segundo camino le saliese bien a José Miguel Garrido y su gente sería que hubiese otras personas o sociedades que quisieran comprar esa denominada unidad productiva y que diesen más dinero. Eso, o que el administrador liquidador y en última instancia la juez de lo mercantil vean en la petición de liquidación de los hasta ahora administradores una salida a volver a la sociedad sin pagar las deudas.

Para evitar ese fraude es importantísima la independencia en todos los sentidos del administrador liquidador. Nos dicen que le gusta el fútbol y el Albacete. Esperemos que entre sus capacidades también esté la de saber mantenerse alejado  e independiente de las personas que ha dejado Garrido dentro, como Santiago Pozas, que dejó der ser consejero para ser asalariado y así ahora estar dentro del club.

El futuro de la sociedad está sentenciado, el presente de muchas pequeñas empresas de Albacete y de la región puede estar también sentenciado, el sentimiento del Alba no tiene por qué desaparecer, no lo hará porque habrá otro club con otro nombre. 

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios