Conforme avanzan los días y se acerca el gran fasto de las elecciones Municipales y Autonómicas (salvo, en éstas últimas, Andalucía, Cataluña, Galicia y País Vasco), el nerviosismo de los partido políticos y de los políticos, va in crescendo, especialmente para aquéllos que, prácticamente, lo han dominado todo desde hace cuatro años, la marea azul que representa al Partido Popular, por la sencilla razón de que, tras los sucesivos y graves incumplimientos de su programa electoral, siendo especialmente dañino para la población la subida de impuestos, los recortes, los ajustes y la supresión de derechos del ciudadano por doquier, ven peligrar una importante cota y cuota de poder, lo que directamente, piramidal y transversalmente, incide en la mamandurria, en el acceso a la Caja Pública de Caudales, que para el que gobierna se convierte en la bálsamo de Fierabrás, en la piedra filosofal o en la lámpara del genio Aladino, aunque visto el uso que a la misma se le da, bien podría decirse que es la gruta a la que accedieron Alibabá y los cuarenta ladrones, viendo cómo la posibilidad de mantener en “plantilla” a toda esa tropa o legión de adláteres, acólitos, corifeos, paniaguados y mamandurrieros toca a su fin y a ver qué se hace con toda esa gente que, normalmente, no ha pegado un palo al agua en su vida y que ahora quedan al soslayo de la travesía del desierto, sin oficio ni beneficio algunos. Realmente es un problema grande, lo que no se debe sino a quien ha hecho uso y abuso del poder y ha ido engordando el rebaño domeñado y estabulado en asesorías, empresas públicas, fundaciones, plataformas, observatorios y otras bagatelas y canonjías, y cuya única fuente de mantenimiento y subsistencia ha sido y es la gran teta o ubre del Estado, Autonomía y Municipio, sin que su existencia fuera necesaria y, en la generalidad de los casos, sin un cometido u ocupación concreta que atender.
Ahora, le están viendo las orejas al lobo, están aventurando lo que se avecina, están pergeñando que se van a quedar al pairo, tal como los trajo su madre al mundo, o, por taparse las vergüenzas, con una hoja de parra en sus partes nobles, como Adán y Eva tras su expulsión del Paraíso Terrenal, y comenzará el llanto y el crujir de dientes, pues lo que les espera sólo es comparable a lo que podemos esperar u ocurrirá el día del Juicio Final, en el que serán muchos los llamados, pero pocos los elegidos para sentarse a la diestra del Padre.
Ante este vaticinio, ante este poco menos que tsunami que se les viene encima, no es de extrañar que los interesados, los concernidos, acudan a todo tipo de triquiñuelas y de acciones, puesto que de las urnas dependerán sus habichuelas y ese sistema de vida del “bon vivant”, y el cambio, el fracaso, el no ser de nuevo elegido y haber sido abandonado por el hado de los dioses, les está poniendo los pelos como escarpias y acuden a cualquier artificio para llamar la atención y hacer creer al ciudadano de a pie que ellos son también ciudadanos de a pie (¡a buenas horas, mangas verdes!), que ellos son como “unos más”, que ellos son “campechanos” y que están dispuestos a partirse el espinazo por conseguir el bienestar del pueblo, más bien populacho para ellos, y así están, como idos, como salidos de la incubadora, haciendo el mico, el ridículo, el esperpento, en un afán de comparecer como simpáticos, alegres y confiados, como si fueran compañeros nuestros de juergas y borracheras, como si siempre hubieran estado “ahí”, donde y cuando les necesitábamos, como si todo su vivir fuera un sin vivir para sacarnos las castañas del fuego, para sacarnos del apuro, personal o económico, como si unos psicólogos fueren a fin de darnos ánimo para seguir atravesando esta larga travesía, valga la redundancia, que la crisis ha creado, sumiéndonos en la miseria, la pobreza, el hambre, el horror y el espanto, y ello debido en una buena y verdadera medida, tanto a la acción como a la inacción de quienes ahora se presentan como salvadores de la patria, agarrándose a un clavo ardiendo a lo que cínicamente pregonan como recuperación, que no es sino más de lo mismo, y proponiéndose como los únicos capaces de recuperar nuestro estado de bienestar que ha sido dinamitado, quedando hecho añicos, por los mismos que nos gobernaron y que ahora nos gobiernan, rodeados de corrupción económica, ética y moral, que les asoma hasta por encima de las cejas; ahora, ahora, repito, a buenas horas, mangas verdes, cuando ya han dejado el suelo patrio hecho un erial, cuando han provocado la ruina de millones de autónomos y empresas, cuando tenemos que copagarnos los medicamentos y la asistencia sanitaria, cuando la educación la han dejado hecha unos zorros para los restos, cuando nos han esquilmado y siguen esquilmándonos a ver si es posible que nadie en este país pueda levantar cabeza, confiscándonos nuestros bienes, nuestra salud y nuestra felicidad a base de un sistema impositivo, injusto, atroz y expropiador, con una actuación miserable, indigna, escandalosa y sangrante por parte de las terminales recaudatorias de la Administración Pública, léase del Estado, de las Autonomías, de las Diputaciones y de los Municipios, ahora se preconizan como los únicos que tienen la llave del cielo, los únicos a quienes, como meros borregos, como rebaño pacífico, tenemos que seguir, obedecer y someternos, para mayor gloria de nuestro Presidente del Gobierno, Don Mariano Rajoy Brey, que debió dimitir nada más salir a la palestra el nombre de “Luis Bárcenas”; ahora, quieren que, ciegamente, dejemos todo y le sigamos, cual si de un nuevo Mesías venido sobre la tierra se tratase; ahora que, siendo tan buenos administradores, han subido la deuda pública, durante esta su legislatura, en más de 300.000 millones de euros, dejando el endeudamiento de las Administraciones Públicas en un nuevo récord de 1’047 billones de euros, cifra que no es capaz de caber en ninguna calculadora del mundo aunque se trate de la madre de todas las calculadoras, lo que supone una hipoteca que lastrará casi de por vida a dos o tres generaciones futuras de españoles, cifras dadas al cierre del primer trimestre de este año por alguien que no es sospechoso de tergiversar las cifras, tal como es el propio Banco de España, comandado por un jerifalte del PP, Luis María Linde. Este incremento desmesurado de la deuda pública durante estos años se debe fundamentalmente al elevado déficit público (uno de los mayores de Europa), al dinero inyectado a la banca (del que apenas se ha recuperado la mínima parte), a los planes de pago a proveedores y de financiación de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos y al dinero aportado por España a los rescates europeos, tal como recoge el Diario “El País” del día 15 de Mayo pasado. Con este incremento la deuda pública se sitúa entre el 98% y el 99% del Producto Interior Bruto (PIB), lo que igualmente supone otro récord, al ser el máximo en más de un siglo. Y ello por mucho que el Ministro de Economía, Luis de Guindos, cante las excelencias del bajo coste de financiación de la deuda española, lo que viene a ser como lo de aquel aldeano que exclamó: ¡Vaya, ahora que le he enseñado a no comer, se me muere el burro!.
Y lo están viendo tan negro que, con ánimo de animar, valga la redundancia, a sus huestes, a los que juran y perjuran que jamás volverán a votar al PP, el Gobierno, haciendo de su capa un sayo, ha iniciado el “juego sucio”, pues no otra cosa puede denominarse la lluvia de dinero que el Consejo de Ministros acordó en su sesión del pasado 14 de Mayo, aun estando en plena campaña electoral, y como nunca había hecho de una sola vez a lo largo de toda la legislatura. Pero, a la fuerza, ahorcan, sentencia el refranero español. Una de las medidas estrella es la del “Plan de Familia” y dentro del mismo la de elevar la pensión a las jubiladas según el número de hijos que tengan y ello aun cuando éstos hayan venido de la mili hace treinta años y tengan más barba, y blanca, que Gandal (el Mago bueno del Sr. de los anillos).
Y como se trata de engrasar la maquinaria y atraer el voto despistado, ahí va el resultado de la lotería: 5.400 millones de euros para el mencionado Plan de Familia; suplementos de crédito de 17.817 millones para sostenibilidad financiera de Comunidades y Ayuntamientos, 168 millones para Castilla y León, Galicia y La Rioja; crédito extraordinario para la Ley del Cine de 16 millones; para el Plan PIVE 225 millones; 10 millones para lucha antiterrorista; otros 10 millones para el pesquero hundido en Canarias; 50 millones para sequía, y 95’6 millones para I-D-I. Aquí no ha puesto ningún reparo el Ministro de Hacienda, Sr. Montoro, implicado como está en enderezar el rumbo de las encuestas a favor de su Partido, el PP. Aún así, no contentan a todos y a todas, pues los afectados por el Plan de Familia, han puesto de manifiesto que llega tarde y mal y la subida de las pensiones de las viudas con hijos supondrá una nueva dentellada a la hucha de las pensiones, cuyo agujero ya empieza a ser escandaloso.
Y ante el tufillo que se desprende de tales medidas, ya ha salido la Vicepresidenta del Gobierno, Sra. Sáenz de Santamaría, a ponerse la venda antes que la herida, y ha intentado desvincular estas medidas con la cita con las urnas, aduciendo que el Gobierno no podría aprobar, este año plurielectoral, nada, por temor a ser acusado de partidista, dejándola en evidencia el hecho de que, por ejemplo, el Plan de Familia haya estado aparcado en un cajón desde 2.012, o sea, desde hace tres años, y ya es casualidad que ahora con las urnas prácticamente en la mesa, se haya sentido la necesidad de airearlo. En cualquier caso, nadie intenta privar al Gobierno de su eje de acción, pero bien podría haber esperado al día 25 de Mayo para aprobar las medidas dichas, porque, tanto en este caso, como en tantos otros, la señora del César no sólo ha de ser honesta, sino que tiene que parecerlo, siendo más importante esta segunda parte que la primera. En fin, una vez más, jugar sucio, usar la Caja Públicas de Caudales con fines partidistas y tomar al ciudadano de a pie como bobo o tonto o ambas cosas a la vez.
MIGUEL-ANGEL VICENTE MARTINEZ.
20 de mayo de 2015