El ciberpatrullaje que habitualmente realizan los Policías Nacionales especializados en la comisión de delitos tecnológicos permitió a los agentes geolocalizar un domicilio desde el que podrían estar intercambiándose archivos de contenido pedófilo, por lo que se inició una investigación que permitió averiguar que las personas que utilizaban de modo delictivo este acceso a Internet eran dos hermanos, de 29 y 32 años de edad.
En el registro de los respectivos domicilios de los presuntos delincuentes, se halló el ordenador portátil en el que almacenaban gran cantidad de archivos de pornografía de menores, así como otros dispositivos de almacenamiento masivo, por lo que se procedió a la requisa de todo el material informático para su posterior análisis pericial.
El espacio digital de los archivos de contenido criminal superaba los 420 gigas de capacidad, estimándose en 15.000 ó 17.000 el número de archivos ilícitos de distinto formato. Las imágenes visualizadas durante los registros domiciliarios son de gran dureza, ya que contenían diversas prácticas sexuales con niños y niñas de uno a tres años de edad.
El más joven de los arrestados reconoció ante los investigadores ser el autor de los hechos, e incluso confesó que desde que tenía trece años de edad consumía estos archivos de contenido pedófilo.
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