Fuentes municipales indican a Efe que el objetivo es lograr medidas que "aprueben todos" los implicados y que permitan que hosteleros y comerciantes se vean beneficiados por la reapertura, por lo que se tratará que las medidas vayan contemplando los distintos escenarios que se puedan dar en la desescalada que planee el Gobierno central.
Se trata de un "plan b al plan a", aún por concretar, que se desprenda del Ejecutivo de Pedro Sánchez, tal y como lo definió el jueves en rueda de prensa telemática tras la Junta de Gobierno la vicealcaldesa de la capital, Begoña Villacís.
Si bien el Consistorio no puede imponer la alternativa en la que está trabajando, intentará "convencer" al Gobierno de PSOE y Unidas Podemos, que habló de limitaciones en el sector hasta diciembre.
El Gobierno de PP y Cs en la capital asegura que no abrir bares hasta diciembre supone su cierre, en un sector que cuenta con 150.000 empleados en la ciudad, y exige planear ya la desescalada para reactivar la economía cuanto antes, un objetivo que pasa necesariamente por realizar test masivos entre la población y por garantizar la existencia de equipos de protección individual.
Madrid estudia la reducción de aforos en los establecimientos, donde la regulación es autonómica, reducirá un 25 % la tasas de terrazas y planea ampliarlas para garantizar la seguridad de los cliente, sin menoscabar el descanso de los vecinos, además de proponer mamparas en restaurantes o que el comercio pueda sacar parte del género a la calle en forma de escaparate.
Desde la Plataforma por el Ocio resaltan que el sector no plantea la liberación administrativa de las terrazas, sino crear un espacio en la vía púbica que permita reactivar la actividad económica ante la "previsible" desconfianza de los ciudadanos por acceder a espacios cerrados, una medida "extraordinaria", dicen en un comunicado, en medio de un escenario "crítico" para le economía de la ciudad.