Vivimos en una sociedad hipersexualizada, donde el sexismo, el uso de la mujer como objeto o la prostitución son una constante. En ese contexto, no es tan fácil como pueda parecer hoy día, en la era de las tecnologías de la comunicación, tener un sexo seguro y placentero.
Son muchos los colectivos que reclaman una educación sexual desde la más tierna infancia, a fin de evitar las consecuencias de una sociedad como la descrita. Cualquier momento de la vida es bueno para educar, sabiendo utilizar el lenguaje y los términos adecuados según la edad. Pero el tema, en cuanto a que nos acompaña desde siempre, debe ser tratado con naturalidad, e incluye desmontar los roles de género.
Los grupos feministas, en particular, lamentan que los jóvenes aprendan sexo en nuestro país a través del porno, manteniendo una cultura que tiene consecuencias nefastas, especialmente, para mujeres y menores de edad.
Usar los métodos adecuados
Hay más posibilidades de disfrutar el sexo cuando se está bien informado, por ejemplo, de los métodos anticonceptivos y de prevención de las enfermedades de transmisión sexual. Se dividen entre métodos anticonceptivos mecánicos y métodos anticonceptivos quirúrgicos, y están recogidos por, entre otras, la web Metodos-anticonceptivos.com.
Para empezar, hay que diferenciar por tipo. Los métodos de barrera cuentan con un alto porcentaje de efectividad, que llega al 98%, y sirven para prevenir las infecciones de transmisión sexual. Hablamos del preservativo masculino y femenino.
Los métodos hormonales, como la píldora anticonceptiva, impiden la ovulación, mientras que los químicos matan a los espermatoizoides, caso de los espermicidas. Los dispositivos intrauterinos como el DIU y la esterilización quirúrgica, como la ligadura de trompas o la vasectomía, son las otras opciones. Ninguna de las anteriores, sin embargo, sirve para prevenir las ETS.
Así pues, para disfrutar de un sexo seguro hay que saber escoger el método de protección más adecuado, y ello implica hacerse preguntas como el deseo de tener un embarazo, con qué compañero o compañeros sexuales se suele practicar, qué resulta más cómodo o cuál es el estado de salud de la persona que los va a utilizar. Y, una vez escogido, saber utilizarlo.
Librarse de prejuicios
Sentirse libre para tener relaciones cuando se quiera, como se quiera y con quien se quiere es una manera infalible de tener buen sexo, y eso contribuye a desmontar los peligrosos estereotipos. Pero, en muchas ocasiones, eso implica derribar barreras culturales que nos han llenado de prejuicios.
Algunos de ellos determinan a la hora de encontrar a otra persona (o personas) para la práctica sexual. Hoy día es más fácil que nunca conocer a gente que quiere tener un encuentro fugaz sin compromiso alguno, como ocurre en las páginas y apps de citas.
Fuego de vida, por ejemplo, es una de las que promueven los contactos sexuales. El registro es gratuito, y da acceso a funciones básicas que pueden ayudar a conseguir el objetivo. Luego hay otros servicios específicos que sí son previo pago, como suele suceder en las apps de este tipo. Conviene consultar las opiniones de fuego de vida antes de entrar, pues conocer las experiencias de otros usuarios siempre ayuda a saber si podría venir o sería contraproducente.
Saber dar (y respetar) un “no”
Eso de sentirse libre y derribar barreras no implica, sin embargo, tener que atravesar límites en los que una persona no se siente cómoda. Para el sexo hay que decir “sí”, pero esa afirmación no puede estar viciada, no puede darse a causa de coacciones de ningún tipo. Insistir dando mensajes como “relájate”, “no te pongas nerviosa” o “esto no es malo”, está totalmente fuera de lugar.
El sexo se puede disfrutar si el encuentro tiene lugar entre adultos que están en condiciones de decidir, que tienen plenas facultades para hacerlo. En cualquier otra situación, puede convertirse en un “juego” peligroso, pues hablamos de la intimidad de las personas. Hay límites que nunca se deben atravesar.
Querer disfrutar
Cada cual practica como quiere, pero el mundo del sexo es tan amplio que merece ser explorado, si eso aumenta el placer. Es muy recomendable en el caso de parejas estables que ya llevan un tiempo juntos, y que tienen el peligro de caer en la rutina en materia sexual.
En una pareja estable, será más fácil que la comunicación fluya con confianza, así que habrá menos reparo a la hora de decir qué gusta, al tomar la iniciativa y convertirse en parte activa de la relación.
Se debe mantener el interés en sentir placer, así como hacerlo sentir a la otra persona. Atendiendo al lenguaje verbal y no verbal, para detectar posibles incomodidades, hay que utilizar la imaginación. Por supuesto, nada mejor como conocerse a uno mismo.
Tener hábitos saludables
Ayudan a llevar una vida sana y plena en todos los sentidos, también en el sexo. Fumar, beber alcohol o tomar drogas afectan al rendimiento sexual, así que los vicios son el principal enemigo del placer íntimo.
Lo mismo sucede con otros males modernos, como el estrés y la sobrecarga de trabajo. La ansiedad y los trastornos sexuales también impiden disfrutar, así que es necesario prevenir y ponerse en manos de un profesional si aparecen.
Dieta sana y equilibrada, ejercicio físico regular y buen descanso, he ahí los pilares para estar siempre a punto.