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Lo que más nos preocupa es el amor
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Lo que más nos preocupa es el amor

miércoles 18 de julio de 2018, 18:00h
De las principales preocupaciones de los seres humanos, que nos a acompañado durante toda nuestra historia, que ha sido discutida por filósofos, religiosos, científicos y todo tipo de pensadores en general hasta la extenuación es, como cabe suponer, todo aquello que gira en torno al amor.

Encontrar a esa persona con la que vamos a desear compartir el resto de nuestra vida, será nuestro cómplice y compañero de viaje por la vida, nuestro apoyo en los momentos más difíciles y nuestro mejor amigo para disfrutar y saborear cada instante se convierte en un pensamiento recurrente que se instala en nuestras mentes desde edades muy tempranas.

La preocupación por el amor es tal que se han escrito infinitas líneas sobre este tema, incluso han nacido webs de tarot y videncia especializadas que se dedican exclusivamente a realizar consultas sobre lo que Cupido nos depara, como Videntes Buenas de Amor. Y es que sea cuál sea nuestra edad, este sentimiento siempre está presente y añoramos encontrarlo.

Tanto real como imaginado, el amor no conoce límites ni fronteras racionales para ser encontrado, a lo largo de una vida recurrimos a lo que está a nuestro alcance para alcanzar esa promesa de dicha y felicidad que parece encontrarse en el interior de otra persona, y cuando la descubrimos, cuando la encontramos y compartimos nos extasia, nos ciega, nos nutre, nos hace crecer, nos proporciona todo un sinfín de experiencias internas y también externas que vamos asimilando con cada etapa que tiene.

Las etapas del amor

Muchos consideran que la primera etapa, la del niño o la de la niña enamorada en el colegio es la más hermosa y la más intensa de todas las que vendrán detrás, tal vez por la inocencia de la edad, tal vez por que los sentimientos son más puros, la verdad es que todos recordamos con especial cariño aquel primer amor infantil.

En la etapa de la adolescencia, nos enamoramos y desilusionamos muchas veces y de jóvenes experimentamos varias facetas dentro del amor hasta madurar y descubrir lo que buscamos.

Dependiendo de cada cual se alcanzará antes o después la siguiente etapa, digamos a mediana edad, cuando tomamos las primeras decisiones formales y nos estabilizamos. A continuación, la pareja se enfrenta a un gran reto, el de la convivencia, decidir si tener hijos en común o no, trazar u proyecto de vida juntos… duras pruebas que solo las parejas fuertes, maduras y bien consolidadas serán capaces de superar.

En la última etapa de la vida, la pareja se ayuda mutuamente formando un solo ente para compartir el resto de sus días.

Este podría ser un resumen muy rápido de cómo van evolucionando las relaciones de parejas a lo largo de la vida. Evidentemente, y como suele decirse, cada individuo y cada pareja es un mundo, pero en la mayoría de los casos suele ser así.

De lo que no nos cabe ninguna es de que con el paso del tiempo las expectativas que tenemos sobre el amor van cambiando. Pasmos de la pasión desenfrenada a una dimensión mucho más profunda, más espiritual, al mismo tiempo que nuestro cuerpo va envejeciendo.

La fase de enamoramiento, aunque es muy intensa, es bastante efímera y paulatinamente va dejando paso al amor como el resultado de un proceso de conocimiento de la pareja, de construcción de una vida en común a base de esfuerzo, confianza y respeto.

Este sentimiento está presente a lo largo de toda nuestra vida, afortunados aquellos que lo encuentran y son felices. Otros tantos se pasan toda la vida buscándolo desesperadamente. Algunos, al final, simplemente se dan por vencidos.

La visión de un profesional

Esteban Cañamares, profesor honorario de la Universidad Autónoma de Madrid, psicólogo clínico y sexólogo nos comenta lo siguiente acerca de este tema: “Cuando uno es joven busca un explorador con quien comerse el mundo, cuando uno es mayor, en cambio, busca compartir la quietud, la tranquilidad.

Pero el interés por el amor es igual en todas las edades. Incluso los que aparentan cierto desinterés es porque se les ha transmitido, desde pequeños, el mensaje de que primero hay que alcanzar el éxito en la profesión, el individual. La persona mayor, en cambio, tiene más capacidad para reconocer sus sentimientos y está libre de esta obligación, ya ha demostrado lo que tenía que demostrar”.

Cañamares reconoce también que, aunque el deseo de encontrar el amor esté presente cuando vamos cumpliendo años, con el paso del tiempo es más difícil lograrlo. La razón no es que haya falta de motivación, sino que las expectativas aumentan y tenemos más claro lo queremos y lo que no. Según las propias palabras de este experto “Al comienzo, de chiquillos, basta con compartir unos gustos musicales y poco más para tener una historia. Pero luego, en el momento de encontrar pareja, uno va añadiendo cada vez más requisitos: si es inteligente, si tiene sensibilidad artística, etcétera”.

Así mismo argumenta que con el paso de los años, por norma general, el temperamento tiende a radicalizarse e incluso se vuelve extremista. Así, los que de jóvenes eran egoístas, de mayores lo serán aún más, y los que de jóvenes eran cariñosos, también darán muestras de afecto a edad avanzada.

Esta teoría sobre cómo evoluciona nuestro carácter reforzaría el hecho de aquellos que se enamoraron realmente de la persona tal y como era verán crecer su amor. Sin embargo, aquellos que nunca llegaron a aceptar al otro tal y como es su forma de ser, a cada día que pasa verán cómo las distancias entre ellos aumentan y la relación terminará por romperse. Del mismo modo, aquellos que de jóvenes han tenido problemas para mantener relaciones estables, debido a problemas de comunicación o mal carácter, verán que de mayores estas dificultades crecerán sin remisión.

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